Generando cambio

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Desde Artigas a Unasur: Entrevista a Jorge Rachid PDF Imprimir Correo
Escrito por Gentileza AgendaAbierta.com.ar   
Lunes, 05 de Septiembre de 2016 09:27

El Bicentenario de la declaración de independencia y la constitución del 49 en Argentina.

La dictadura cívico-militar-clerical y la Celac, parte de los temas abordados por el médico y escritor con Agenda Abierta.
Por Mariano Osuna
Médico, educador, trabajador, militante político, escritor, todas características de una misma construcción, de un mismo proyecto de vida. La historia de Jorge Rachid es el recorrido de nuestro país y de la región. Esos acontecimientos, que marcaron para siempre su vida cotidiana, transformaron generaciones de nuestra comunidad, sembraron una cosmovisión estructural y foránea sobre la conformación de identidad colectiva, y se ha mantenido con continuidades y rupturas, atraviesa la entrevista concedida a Agenda Abierta.
– A 200 años de la declaración de independencia, ¿Cuáles son las grandes deudas en Argentina?
No son sólo de la Argentina, sino de la Patria Grande, ya que nuestros Padres Fundadores: San Martín, Bolívar y Artigas, fueron quienes siempre plantearon las Provincias Unidas de Sudamérica en sus campañas liberadoras.
Pero sin dudas al contarse la historia Argentina desde Caseros, o sea de los vencedores, de los caudillos de la causa federal, masacrados en nombre de la “libertad y la civilización”, pasados a deguello, para contarle al mundo desde la Constitución de 1853 en adelante, como nos asumíamos como sumisos súbditos de la Corona inglesa, desde un puerto de Buenos Aires, de espaldas al país real.
No fuimos capaces de contarles a nuestros niños en las escuelas, las gestas de los Libertadores, enterramos a Artigas y Bolívar, negamos la participación de los altoperuanos en la Declaración de la Independencia de Tucumán, escondimos la Constituyente de los Pueblos Libres de 1815, renegamos de Rosas, ocultamos las causas del exilio del Libertador, en definitiva enterramos lo mas auténtico de las luchas populares.
La Liberación Nacional es una deuda pendiente de este tiempo, que nos debemos como Patria Grande, con los pueblos integrados, como siempre debió ser.
– ¿Cuál es su visión sobre el escenario nacional, pero también internacional, en el que se desarrolló la década de los setenta?
En plena guerra fría, que no tenía nada de fría, sino que se desarrollaba en terceros países, en escenarios ajenos a los bloques de dominio en esos tiempos, la propuesta de Perón de la posguerra se verificó como acertada: la Tercera Posición Justicialista, que no era de equilibrio entre las fuerzas imperiales en pugna, sino una opción superadora de las concepciones economicistas de los modelos sociales marxistas y liberales, colocando al hombre como eje de la construcción de un nuevo modelo social solidario, basado en la Justicia Social.
En los 70 esa lucha en nuestro país se daba contra las sucesivas dictaduras militares asesinas, que no sólo habían desplazado la democracia, sino que articuladas con los planes del imperio dominante EEUU, intentaron sin éxito formas de democracia limitada con proscripción del peronismo, arrasando la Constitución de 1949, primera del constitucionalismo social en América Latina, derogada por decreto, que establecía derechos sociales ampliados a las mayorías populares, con Seguridad Social desplegada al universo argentino. Entonces la lucha, por todos los medios se hizo habitual, las organizaciones sindicales dieron el eje a la confrontación con los documentos de Huerta Grande, La Falda, 1° de Mayo, que planteaban un programa de gobierno con reforma agraria, nacionalización de la banca y el crédito, control del comercio exterior, además del retorno de Perón, democracia sin proscripciones y reivindicaciones propias.
La CGT de los Argentinos, emblema de las luchas de entonces, englobaba
todas las formas posibles de confrontación desde la armada en defensa de la Constitución, ante las dictaduras, hasta las movilizaciones como el Cordobazo, Rosariazo, Mendosazo y otras, ferozmente reprimidas con cientos de muertos en todo el país.
La nacionalización del estudiantado, la incorporación de las clases medias a la lucha política, junto al sindicalismo combativo, constituyeron un marco adecuado al enfrentamiento, que en otros lados del mundo, provocaban cientos de miles de muertos como en Vietnam.
– En estos años la democracia argentina había comenzado lentamente a juzgar a los responsables de la dictadura cívico-militar-clerical. ¿Cómo analiza ese proceso, cuáles son las asignaturas pendientes, y como ve este nuevo enfoque dominante con el cambio de gestión sobre los derechos humanos?
Un signo distintivo de los últimos doce años, fue la política de Memoria, Verdad y Justicia, que hizo posible la derogación sucesiva de los indultos del menemato y las leyes de obediencia debida y punto final de Alfonsín. Esa decisión abrió las puertas a la Justicia, como no sucedió en ningún lugar del mundo, que se juzgue en tiempo real, a los responsables de las desapariciones, las torturas, las violaciones, los robos de bebés, la apropiación de empresas bajo tortura, los exilios de casi dos millones de compatriotas y los muertos en las represiones conocidas. Sin embargo tanto las Madres como las Abuelas de Plaza de Mayo, nunca ejercieron violencia, ni la permitieron contra los genocidas asesinos, pacientemente declararon una y otra vez, viendo como había condenados y absueltos pero con Justicia y defensas legales, sin venganzas de por medio, en un estado pleno de democracia.
Este proceso fue paralelo a recuperar el Estado como ordenador social, desplazando al Mercado, voraz y brutal, que marginó durante décadas generaciones de argentinos enviándolos al fondo de la historia, generando una pobreza estructural que nunca habíamos vivido. De ahí que con el estado presente, se recuperaron los derechos de cuarta generación al decir de los organismos internacionales, en un proceso de ampliación de derechos único en América Latina, estructurado alrededor del eje del trabajo, como dinamizador de la economía y recuperación de la dignidad del pueblo, restituyendo derechos conculcados desde paritarias al Consejo del salario, desde los fondos previsionales que estaban en manos de las saqueadoras AFJP, hasta el derechos de las minorías estigmatizadas.
– ¿Cómo analiza el proceso que abre en América del Sur Brasil, Venezuela y Argentina, al que luego se sumaron Bolivia, Ecuador y en parte Chile y Uruguay?
El UNASUR y la CELAC, además del MERCOSUR, con una dinámica diferente este último que pasó de ser un pacto arancelario a un proceso de integración de los pueblos, hoy en conflicto, frente al avance de la reacción conservadora a nivel continental, de la mano de los intereses imperiales de EEUU, que intenta preservar su “patio trasero”, de la dinámica de la lucha mundial por la hegemonía que está librando con China, Rusia, India, el BRICS y los países asiáticos en bloque, que confrontan por un mundo Multipolar, frente al hegemonismo militarista del complejo industrial militar de EEUU y la OTAN de la Unión Europea, en crisis terminal.
Preservar el UNASUR es esencial en esta etapa de los continentalismos como nos alertaba el General perón el 1° de mayo de 1974, 60 días antes de morir, con su testamento político, de plena vigencia ideológica: Modelo Argentino para un Proyecto Nacional, donde daba el marco estratégico de la lucha de los pueblos, por la defensa de sus recursos naturales, frente a la agresión imperialista.
– El golpe en Brasil marca una continuidad del autoritarismo por otros medios. Antes fue el turno de Paraguay y Honduras. A eso sumarle la propuesta de la alianza del Pacífico, el triunfo de Macri en Argentina y la no posibilidad de reelección de Morales en Bolivia ¿Cómo define esta nueva direccionalidad en el continente?
Creo haberlo desarrollado en el punto anterior, pero caben algunas precisiones sobre las diferentes formas y procedimientos desestabilizadores, que han ejecutado para deteriorar las democracias populares en América Latina.
No ha dudado el imperio después del No al ALCA, en desarrollar una estrategia de denigración y estigmatización de los llamados peyorativamente por ellos”populismos”. Presentándolos como en su momento, fue descrito como “el hecho maldito del país burgués”, por ese patriota que fue J.W.Cooke, al referirse al peronismo.
No dudaron entonces de provocar golpes de mercado, ni rebeliones policiales, ni procesos institucionales corruptos, llamados “golpes blandos”, ni los golpes tradicionales como en Honduras, ni la utilización de sectores marginales en la violencia como en Paraguay o Bolivia, cuando quisieron segregar y balcaniza dicho país.
Entonces lo de Dilma o la ferocidad brutal del macrismo en la Argentina, donde el poder mediático junto al partido Judicial hace su trabajo sucio, mintiendo, encarcelando líderes populares como Milagros Sala, persiguiendo a los funcionarios del gobierno peronista, como en las mejores épocas de la fusiladora del 55, amenazando al conflicto social por desestabilizador, la región se encuentra en ebullición, pero con la memoria viva, de haber reconstruído la Patria Grande 200 años después y en nuestro país, de  haber superado la década infame de menemato y recuperado la memoria histórica del peronismo, en los 12 años de Néstor y Cristina.
Debo reafirmar dos conceptos de los gobiernos de Néstor y Cristina que son paradigmáticos y banderas inclaudicables a futuro: el Estado como ordenador social y la política como herramienta de construcción de un nuevo modelo social solidario del siglo XXl. Esos dos ejes son los que permitieron, en el primer caso recuperar soberanía nacional en el manejo de la cosa pública, desde YPF a las AFJP, desde la investigación y el desarrollo hasta el desendeudamiento, que junto a los DDHH fueron signos inequívocos de un proceso nacional, popular y latinoamericano, que puso al país en la agenda internacional.
Por esa razón desde el UNASUR, como bloque y como alianza estratégica con el BRICS, la Argentina entró en el mundo Multipolar, sin abandonar sus espacios anteriores con EEUU y la Unión Europea, lo cual diversificó su comercio y amplió la mirada del mundo de nuestro propio pueblo, vedado por décadas a otras realidades mundiales.
– Estuvo participando de la Marcha Federal, desde Santa Fe a Rosario, en uno de los actos más importantes del jueves. Al mismo tiempo que se observan medidas de fuerzas de estatales, docentes, productores y otras economías, se visualiza también que la CGT viene esquivando la realización de un paro general. ¿Cuál es su reflexión sobre el mundo sindical?
El sindicalismo argentino, como te dije antes, ha sido protagonista de las mas importantes luchas contra las dictaduras militares, contra los procesos neoliberales, arriesgando su personería gremial, cuando otros sectores desfilaban ante el posibilismo global, en forma sumisa, en especial la mal llamada clase política, que cuando no participaba, enfrentaba desde posiciones social demócratas al estilo europeo, como se demostró en el gobierno de la alianza, cuyo primer objetivo, de acuerdo al Consenso de Washington, fue intentar, como hoy, atomizar al movimiento obrero, con al Ley Mucci.
El MTA entonces junto a la CTA y los movimientos sociales, en la primer marcha federal del 94, enfrentaba el proceso de transnacionalización de la economía y la privatización del ahorro interno genuino. Desde ahí como antes desde la CGT de los Argentinos y antes aún desde la resistencia peronista con esa bandera de lucha que significó la Toma del Frigorífico Lisandro de la Torre, que fue aplastado por las tanquetas del frondicismo y originó el Plan Conintes de movilización militar a los trabajadores. Esas luchas encadenadas en el tiempo, demuestran una actitud propia de los trabajadores organizados en el mayor movimiento sindical del mundo actual, ya que el modelo sindical argentino no tiene  parangón, tanto en sus afiliaciones, como en su protagonismo político, que desde el peronismo ha sido permanente, al incorporar a la clase trabajadora como actores del poder político.
Las actuales y futuras luchas sociales y políticas, necesitan del movimiento obrero para cobrar fuerzas ante el avance neoliberal y en este sentido es auspicioso el tema de la unidad de la CGT, ya que será, mas allá de diferencias profundas políticas, un bastión en la lucha contra la flexibilización laboral, la baja de salarios, los despidos que constituyen el armado estructural, de las “metas de inflación” consigna estratégica del gobierno actual, que intenta una vez mas desarticular al movimiento obrero. No lo lograrán ya que como dije antes, la memoria del pueblo está intacta, por mas que intenten borrarla a cualquier precio, comprando dirigentes, amenazando con carpetazos, apretando con lo “políticamente correcto”, mientras el pueblo en las calles, hace sonar su reclamo.

 
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