Generando cambio

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SIN MORDAZA: NO EXISTEN LOS ACCIDENTES DE TRABAJO, EXISTE LA FALTA DE INVERSIÓN EN SEGURIDAD E HIGIENE Y CAPACITACIÓN PDF Imprimir Correo
Escrito por Jorge Rachid   
Miércoles, 14 de Diciembre de 2016 00:00

1- Desde el años 1996 en la Argentina se implantó, bajo el manto del neoliberalismo una ley, la 24.557 que instituía la privatización del control de la higiene y seguridad en el trabajo, colocándolas en manos de aseguradoras privadas, en general bancos, llamadas ART, que no sólo tenían un universo cautivo, es decir aportes obligatorios, sino que además esas ART financian hasta hoy al organismo que debe controlarlas y regularlas, la SRT superintendencia de riesgos del trabajo. Esa ley bajo presión del Banco Mundial tenía y tiene por objeto consolidar la estructura de costos de las empresas, aún a costa de la salud de los trabajadores, cuyo único capital es estar sanos.
2- Desde entonces con una ley que para aparecer mas humana, decía que se debían controlar los trabajadores anualmente en su estado de salud, de a poco por presión de las mismas aseguradoras fue planteando en las empresas, supuestos “mapas de riesgos” que estrechaban el número y los gastos de las aseguradoras, cuyo objetivo es el lucro, por lo cual rechazan las mayorías de las patologías presentadas por los trabajadores en ocasión del trabajo, sin profundizar en sus tareas, ni en el tiempo de realización de las mismas, ni en las condiciones que son efectuadas. Esos rechazos son atendidos por los sistemas solidarios de salud, desde el hospital público a las Obras Sociales, tanto sindicales como provinciales, deteriorando su financiamiento, cuyos recursos son salarios diferidos de trabajadores.
3- No figura en ningún programa de salud el trabajador, en especial los programas financiados por el Banco Mundial, que además de fragmentar el sistema de datos, impedir políticas coordinadas, olvida justamente a los hacedores de la riqueza nacional que son los trabajadores, convirtiendo el hecho de ganarse el sustento, en una ocasión de perder su salud o su vida. En efecto el promedio de accidentes de trabajo anuales ronda los 750 mil y los muertos casi 2.6 por día, siendo los accidentes invalidantes de por vida el 3 al 4% de ese total, lo cual arroja cifras en decenas de miles de hombres y mujeres inválidos por ir a trabajar.
4- Ni hablar de las enfermedades profesionales que la ley en su decreto reglamentario, ha establecido en un listado inamovible desde entonces, que determina que nuestro país sea en estadística el de menor impacto, de estas patologías estudiadas en el mundo “serio”, por falta de denuncia o por ser rechazadas las mismas por las ART. Así es que trabajadores de ambientes con monóxido de carbono, que presentan EBPOC después de años de labor, son rechazados por enfermedad inculpable siendo avalado el rechazo por la SRT. Lo mismo trabajadores de carga y descarga, cuyo peso máximo admitido a nivel mundial por la OIT es de 23,500 kg, que levantan diariamente bolsas de 50 kg, o medias reses de 115 kg, o rollos textiles de 80 kg son rechazados en sus patologías columnarias, tipo hernias discales por “enfermedad degenerativa” aunque tengan 30 años. Una vergüenza sanitaria y humana.
5- No fue resuelta esta situación en los 12 años de gobierno nacional y popular, por no poder abrir un frente con la industria, cuando el sector del campo estaba en una maniobra destituyente. Si se pudo mejorar con la nueva ley del 2012, que hizo móvil la reparación siniestral e incluyó las patologías hasta entonces no aceptadas, como columnarias, herniarias y circulatorias tipo várices, en determinados trabajos. No fue suficiente, ya que el factor distorsionante son las ART y una SRT autárquica estatal, que lejos de regular, colabora con los “afanes” de las aseguradoras.
6- En esto cuando se produce un llamado accidente de trabajo como el de subterráneos de Buenos Aires, los diarios en vez de ocuparse porque murió un operario, se dedican a agitar la interrupción del servicio, como una afrenta al usuario pasajero que ve dificultado su traslado. En otros países a los cuales el macrismo y los factores de poder dicen querer parecerse, ya que no tienen identidad propia, cuando ocurre un accidente fatal van presos los directivos de las empresas, por homicidio culposo. Lejos de esto en nuestro país se culpabiliza a la víctima, como responsable de su destino, como si los trabajadores fuesen propensos al suicidio. Una verdadera locura y falta de respeto a la víctima. El neoliberalismo “mata” y no es una metáfora, es un hecho de la realidad.
7- Piense quien esto lee, que cualquier accidente fatal tiene en cualquier circunstancia un monto indemnizatorio, que es el valor judicial de una vida perdida. En el caso de los accidentes de trabajo ese valor es menos de la mitad, por el sólo hecho de estar trabajando, una verdadera discriminación de los trabajadores, a favor de las empresas, que lejos de invertir en su cuidado invirtiendo en higiene y seguridad, pactan con las ART, de quienes son clientes, las menores condiciones de protocolos de seguridad a los fines de proteger sus finanzas y desproteger a los trabajadores, con la complicidad de las ART que con tal de retener al cliente, aceptan sus condiciones de baja inversión. Así faltan extractores de aire, elementos de protección, como calzados y antiparras, protectores auditivos, elementos de incendios, capacitación en emergencias, entre otras condiciones necesarias para la defensa de la salud.
8- En ese marco nos enteramos que las presentaciones realizadas por los mismos trabajadores de subterráneos al Ministerio de Trabajo de la Nación, cuyas actas figuran en múltiples expedientes, denunciaban la posibilidad de aumentar las 5 muertes producidas en los últimos años, por falta de inversión, hecho denunciado por la Comisión interna de higiene y seguridad que funciona en dicha empresa por iniciativa de los trabajadores, que quieren protegerse del atropello patronal y la desidia de la ART que debería hacer cumplir la legislación vigente.
9- Entonces estamos hablando de una concepción utilitaria del hombre trabajador en su mejor perfil neoliberal, donde el trabajador es intercambiable, donde si pudiesen flexibilizar aún mas las condiciones laborales, la masa de desocupación que crean estos procesos, ayuda a las empresas y las ART a bajar las condiciones de Higiene y Seguridad, entrando en la paradoja que a las máquinas se les realiza un servicio anual de mantenimiento y a los trabajadores, no sólo no se los revisa, sino que cuando lo hacen se realiza administrativamente siendo el mismo análisis para un estibador que una empleada cajera, sin investigar patologías asociadas al trabajo. Cumplir para no gastar, es la premisa de estas acciones de las ART.
10- Así como logramos terminar con las AFJP, de la misma matriz, el mismo diseño estructural del Banco Mundial en el 2008, aunque la ley 24.241 sigue vigente afectando los procesos de invalidez previsional, terminar con las ART es parte del combate que nos debemos desde el campo nacional y popular, ya que el peronismo siempre fue quien amplió derechos, nunca los estrechó a las necesidades de las empresas y mucho menos de las aseguradoras, verdadero cáncer en la estructuración del estado, que carcome la justicia social, denigra al trabajador al discriminarlo, lesionarlo y por ende matarlo por trabajar. Los esclavos en la antigüedad, como eran comprados por sus propietarios, eran vaya paradoja, cuidados como inversión. Los trabajadores en el neoliberalismo son menos que eso, un número de la macroeconomía.

 
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