 EL FESTIVAL DE LOS OPERATIVOS DE PRENSA
Que la gran prensa incide en la dinámica neuronal de las personas estableciendo direccionales para la elaboración de opinión se sabe a ciencia cierta. Pero hasta qué punto se puede especular con la credibilidad, el común de la gente no lo sabe, porque la voluntad de manipulación no reconoce escrúpulos cuando de defender intereses corporativos se trata.
Surgió en la pasada semana un típico “operativo de prensa” –tentación plumífera inevitable en lapsps electorales-, para atribuir a personalidades del gobierno supuestas intimidades de viso escandaloso a través del espionaje informático a sus correos. La intromisión –aseveran-, habría estado a cargo de un presunto símil vernáculo de Wikileaks, la célebre “empresa alcahueta” de origen británico que reveló informes de concepto –entre otros del gobierno argentino y su primera mandataria-, sustraídos de correos reservados de las diplomacias norteamericana e inglesa. La saga culminó con el responsable en prisión y un festín orgiástico de la prensa sensacionalista del mundo, haciéndose también eco, por supuesto, la local.
Resultaría burdo suponer, por ejemplo, que puede haber alguien tan ingenuo como para creer que el ministro De Vido necesita comunicarse con su segundo por mail, sobre todo para referirse a temas delicados, o que su colega Boudou cometa la estupidez de comunicarse por su correo electríónico con sus “gatos”, si existiesen, o que Icazuriaga (nada menos que el jefe de la SIDE), necesita usar el mismo método para comunicarse con “La Cámpora”, para acordar como van a hacer para borrar a Moyano.
Desde ya, convenientemente asesorados por especialistas, los funcionarios no envían correos electrónicos para temas importantes; ni siguiera utilizando códigos de seguridad, que bien pueden decodificarse. Y menos para recrearse con aventuras galantes, A lo sumo, usan teléfonos especiales no interceptables de sofisticadísima tecnología, a salvo inclusive de los expertos que los fabricaron. Por ello, lo burdo no se compadece con lo obvio.
Lo comentado viene a colación de una nota aparecida en la versión electrónica de un diario de perfil económico, que planteaba lo expuesto como parte de la agenda de los dos grupos mediáticos hostiles al Gobierno para sumar otro elemento escandalosos al virulento tratamiento de los casos “Schoklender” e “hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble” . Quizás la advertencia de una carta de algún lector avisado o tal vez una criteriosa revisión, coadyuvó para que el medio de marras optara por no hacerse eco del “pescado podrido”, y el artículo fue excluido de la edicióm esa misma noche.
Otro dato a tener en cuenta: la versión se reflejó en páginas que circulan por Internet elaboradas por escribas pertenecientes a la “inteligencia” de tiempos tenebrosos, oportunamente desplazados, que casualmente siempre coinciden con la línea impresa por los medios corporativos.
Si bien siempre hubo prensa tendenciosa en tiempos políticos –incluso para fomentar golpes de estado-, nunca el sinceramiento de posturas antagónicas llegó a los extremos en que se encuentra ni jamás hubo un desenmascaramiento mayor de maniobras monopólicas, actitudes extorsivos y negociaciones espurias imbricadas con la violación de derechos humanos, instrumentadas éstas por el poder mediático y la dictadura videlista.
Sería reiterativo decir que la escrupulosidad y el límite no concilian con ambiciones e intereses desmedidos, por los que todos los recursos, incluso los abominables, se estiman válidos para destruir al “enemigo”, y más aún en tiempos electorales. Estos surgen óptimos para para aplicar el célebre pensamiento de Joseph Goebbels “cuando una mentira se repite cien veces acaba por ser verdad”. En realidad las repeticiones –aunque modificadas según conveniencia-, superan considerablemente la cifra citada por el eficiente ministro de la Alemania nazi.
Hasta el día mismo de la elección presidencial habrá multiplicidad de especies que hacen a desprestigio, descalificación y cuestionamiento. Será por parte de medios hegemónicos, pero también vía calificados e interesados corifeos, como sucediera respecto a los exámenes genéticos de los hermanos Noble Herrera . No escasearán tampoco en el menú respuestas, intervenciones “mercerizadas” y contraataques. El espectro mediático electoral compulsa como nunca a aguzar la inteligencia de los argentinos –que no es poca-, para no caer en la trampa de las “operaciones de prensa”.
Separar información de versión y rumor y descubrir intencionalidad hacen al distingo de la probable verdad y la probable mentira. Muy interesante como ejercicio aunque ardua la tarea, pero absolutamente imprescindible para evitar el cautiverio del discernimiento.
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