Lo global existe más allá de las realidades regionales, tiene sus códigos, en general generados por los imperios que mueven el tablero internacional, estableciendo por medio de mecanismos de fuerzas financieros o militares, tirios y troyanos, a quienes integrar o excluir en el mapa de sus intereses. La Argentina y el gobierno nacional y popular, que por el voto popular, logró desplazar el posicionamiento que EEUU y los Fondos de Inversión supranacionales habían logrado con el macrismo, empleados sumisos de esos intereses, en sólo cuatro años, en los cuales lograron el saqueo necesario a sus intereses y colocar una deuda externa, que limita la soberanía nacional, a los fines de controlar el devenir de sus decisiones políticas.
El viejo dicho de la política internacional: “los países sólo tienen intereses comunes o intereses contrapuestos”, expresión que alejaba los compromisos asumidos en función de empatías ideológicas o de alianzas políticas, más allá de la macro economía.
Si así fuese, la Tercera Posición de Perón, se hubiese agotado a poco andar, en un aislamiento internacional que nunca sucedió, sólo provocó la reacción y la condena de los imperios, que no pudieron impedir que en 1956 en el Congreso africano y en 1962 el Movimiento de países del Tercer Mundo, reivindicase aquella posición argentina, que cambió el mapa internacional, en plena guerra fría. Posición que permitió decirle no al FMI en 1951 y romper el bloqueo a Cuba en 1973.
Hoy el gobierno nacional y popular intenta romper esa visión binaria que intenta imponer el Imperio dominante en la región, EEUU que pretende disciplinar a sus intereses las políticas económicas y sociales de los países emergentes, a fuerza de extorsiones financieras, golpes parlamentarios y de ser necesario aplicar golpes de estado al viejo estilo militar, brutal e inhumano, como acaba de suceder en Bolivia, o las represiones a los reclamos sociales como se dan en Ecuador, Colombia y Chile, con gobiernos coloniales neoliberales, movilizaciones con muertes y encarcelamientos, ocultados por la prensa hegemónica a nivel internacional, o bloqueos salvajes como a Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Romper el cerco es con inteligencia y audacia, combinadas con el realismo que siempre nos regala la política, en donde las batallas se suceden con los datos que existen en la relación de fuerzas y no desde la posición principista del deber ser a construir, esto es soberanía política, justicia social e independencia económica en el marco de la Patria Grande, como objetivos estratégicos a defender en cada paso táctico.
En ese sentido el pensamiento crítico militante y la movilización permanente, cortando el paso a una reacción que ya puso al gobierno bajo ataque es necesaria, antes que la obsecuencia que todo lo justifica y que lleva al aislamiento de la realidad y la postergación de los objetivos estratégicos, en aras de las urgencias del ayer, que debemos suplir, sin dudas, pero en el marco de recuperar los sueños de las construcciones a largo plazo y lejos del ejercicio de la caridad, que avasalla la dignidad del pueblo.
No es caridad paliar el hambre con urgencia, ni reparar a jubilados, ni resolver ya el tema de los niños en situación de pobreza, ni del abandono de los discapacitados, ni de los endeudados personales o Pymes, es urgencia social inmediata que el gobierno se comprometió a resolver ante la catástrofe que dejó la colonización macrista económica y cultural.
Si lo sería, que fuese una práctica naturalizada como eje de gestión, que necesariamente debemos promover hacia la integración de los excluidos, la ampliación del trabajo, la dignificación de nuestros compatriotas como mandantes nuestros a quienes nos debemos, la reconstrucción de la soberanía nacional, la promoción de las herramientas que permitan que el estado sea el actor principal de la construcción de un nuevo modelo social y económico solidario, alejado del Mercado como ordenador social y cercano al estado de Justicia Social.
Esa cultura nacional es la que hizo del peronismo un eje nacional, más allá de sus fronteras partidarias, en ese camino de construir soberanía en cada acto de gobierno, al cual debemos confluir aquellos argentinos que defendemos la soberanía en Malvinas, la nacionalización de los servicios públicos por ser derechos humanos básicos, el control estricto del comercio exterior y de los recursos naturales fósiles y minerales, que son patrimonio de todos los argentinos, que debemos defender frente a la voracidad empresarial, por lo cual la promesa de campaña de desdolarizar la economía, es un desafío importante a transitar. Gobernar es crear trabajo (Perón)
Liberar la Argentina de las garras de la lógica financiera del Mercado, es una tarea ciclópea sin dudas que no se logra de un día a otro y en ese sentido llegar al mundo globalizado, tanto unipolar hegemónico y salvaje, como multipolar con el cual compartimos los esfuerzos de igualdad internacional de códigos, con entidad cultural y política fuerte, es la condición indispensable, de un peronismo filosófico, que tiene para ofrecerle al mundo una alternativa válida de construcción biocéntrica, que privilegie al ser humano y a la naturaleza, como reclama Francisco, frente a la práctica obscena y criminal de un mundo financiero, injusto y brutal que pone en riesgo al planeta y la humanidad.
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