En esos tiempos de Revolución Francesa, 1789 que algunos historiadores determinan como el inicio de la Modernidad y para otros simples lectores, entre los que me incluyo, el inicio de la culminación, de la etapa de la expansión imperial del coloniaje europeo, desde el “descubrimiento de América”, ésta era la consigna de valores. Pero no quiero desviarme del hecho que una Revolución que sustentaba tales principios y virtudes, en pocos años culminase coronando a Napoleón y comenzaba a invadir al mundo. Sin embargo esos principios, que todos compartiríamos, sino fuesen por ser hipócritas a la hora de la verdad, ya que sólo fue proclamado para los franceses. Las Colonias Francesas africanas y antillanas, persistieron hasta 180 años después, con sus historias de explotación y muerte a cuestas. Algo similar a los que las plantean, aquí en nuestro país, en su intento de coloniaje.
Que tendrán estos antecedentes que referenciar a la Pandemia, se preguntará usted? Tiene razón y comienzo a despertar su curiosidad, ya que esas banderas, supuestamente dignas, son enarboladas en contra de la Cuarentena, al caracterizar una medida sanitaria, como si fuese una Monarquía Absolutista del siglo XVlll, que provocó esa Revolución de las masas, por impuestos y que como en nuestro país, terminó coronando un personaje nefasto de la historia de los pueblos, aquí fue a un presidente, como el nefasto y perverso Macri, la antítesis de estos principios, en el 2015.
Hoy, esos sectores macristas y sus beneficiarios, ya desplazados del gobierno, que quieren volver a cualquier costa, como los hicieron los napoleónicos con el desastre de Waterloo y que en nuestro país, intentan derrotar, ahora en medio de la lucha contra la Pandemia, al gobierno popular, deteriorando su máximo poder de acumulación política, que es la valentía para enfrentar una dramática situación nacional e internacional, con una Cuarentena anticipada, al dolor social y la muerte, medida que hoy es elogiada en el mundo.
Plantea ésta reacción “irracional”, perdonen el eufemismo, que el gobierno lleva al país a una “dictadura”, por defender con políticas sanitarias, al pueblo argentino. Los acusan a Alberto y Cristina de cooptar y reducir a ghettos a la población, en una clara demostración de desprecio por el Holocausto, que dijeron defender.
Claro que desde el reclamo de la supuesta Libertad conculcada, esconden sus fines últimos, de derrotar la Cuarentena políticamente, con artilugios económicos y ansiedades sociales, que les sirven para embestir contra el apoyo pétreo, conseguido por el gobierno, a partir de enfrentar la situación, con base científica y herramientas económico sociales, que permiten dar la batalla contra el coronavirus, en condiciones mínimas de calidad de vida, de subsistencia en los sectores más humildes, de expectativa en los sectores medios, apuntalando salarios y de esperanzas de salida, en los empresarios con créditos a tasa cero.
Esa decisión trajo, una contra ofensiva llamada “infectadura”, enarbolada por sectores que dejaron de tener privilegios y parte del poder, que siendo minoría, tienen una amplificación en los medios hegemónicos que los hace dominantes en lo cultural y comunicacional, creando sentido, lo cual los transforma en peligrosos, a la hora de la verdad en la lucha política.
Por lo tanto las conductas de explicar racionalmente a los irracionales, es un camino sin destino. Desnudar la hipocresía del mensaje criminal, de los que plantean “agotada la paciencia”, desde posiciones de poder social que le otorgan sus privilegios anteriores, es un deber de la hora. Si esos sectores se apropian del relato, no sólo provocarán la porosidad de la cuarentena, sino que acusarán al gobierno de los miles de muertos que esa medida ocasionará. Además de plantear que la crisis económica se debe al manejo político actual, cuando apenas superó los 180 días de gobierno y enfrentó más tormentas que Ulises, en su viaje épico.
Entonces enfrentar estas posiciones, recuperando esos valores y virtudes en el campo del pueblo, evitando la apropiación de las palabras por parte de los golpistas, es parte de la tarea social y sanitaria que se debe emprender, para enfrentar a los voraces saqueadores seriales en nuestros país, evitando que utilicen herramientas del sentido, como las banderas francesas, para intentar convencer a la población que deben ir a la desobediencia civil.
Han declarado la guerra al gobierno, después de tenerlo bajo ataque desde que asumió, cada paso que se dé en la dirección correcta de los intereses del pueblo de la Patria, será agraviado con consignas dignas de un filósofo, sino fuesen la cara oscura de una conspiración, para destituir al gobierno nacional.
Denunciarlos, enfrentarlos, combatirlos en democracia, pero con la firmeza de las leyes en la mano, como la de Defensa de la Democracia o la ley Penal Tributaria, herramientas las legales a instrumentar, junto a una militancia que alce la voz, transformando la lucha contra el virus, en una oportunidad de construir Comunidad Organizada, levantar banderas estratégicas del peronismo, esas que duelen al enemigo, como la estatización de los servicios públicos, la Nueva Constitución, el UNASUR, la Argentina Bicontinental del proyecto antártico argentino de Perón, las nuevas leyes y controles de banca y el comercio exterior, sólo algunas de ellas, y volver a perseguir, militando junto al pueblo, las utopías de liberación nacional.
PRIMERO LA PATRIA - www.lapatriaestaprimero.org