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Escrito por Gerardo Bova
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Miércoles, 08 de Septiembre de 2010 13:12 |
 LOS VALORES SE CONSTRUYEN CON VERDAD Y JUSTICIA
Es evidente que esas posturas, están más identificadas con el conservadorismo ortodoxo y no con la realidad, algo que no muchos desean asumir. Estas afirmaciones nos obligan a realizarnos una serie de preguntas para aclararnos o confundirnos aún más.
¿Cuáles son los verdaderos parámetros para medir la existencia o la aplicación de valores en la vida humana?
Nosotros hemos crecido con fuertes valías arraigadas en las costumbres religiosas y los que nos gobernaron a través de más de 100 años estaban registrados plenamente con esas costumbres místicas.
¿Acaso se puede calificar a esos importes como estandartes para vivir mejor y en libertad, cuando esos conceptos estaban manipulados por culturas dictatoriales? ¿Se puede tener valores fundamentados en el bien, cuando estábamos privados del pensamiento y teníamos que obedecer todas las directivas que nos “sugerían”?
Esta serie de preguntas tendríamos que hacerlas a nosotros mismos, todos los días para obtener un panorama más claro y saber donde estamos parados.
En la actualidad, según los opinólogos que nos ametrallan a cada momento desde los medios corporativos, la crecida en la ola de delincuencia y sus secuelas están vinculadas concretamente a la falta de valores éticos, cargando todas las responsabilidades a la falta de criterios políticos desde las esferas gubernamentales.
Lamento discernir con aquellos opinadores, porque con solo recordar aquella monumental pieza tanguera de Enrique Santos Discépolo que la tituló “Cambalache”, creo que nos deja un manto de dudas, con relación a que en aquellos tiempos los valores predominaban en el país. Esto sucedió hace más 70 años y allí tal vez está la verdadera respuesta a la presunta pérdida de esa mística, fundamentalmente, porque el golpe del 30 nos dejó una bisagra de lo que fue la Argentina de comienzos del siglo 20 y adonde nos llevaron los avasallamientos de una dictadura feroz. Más aún, si tomamos en cuenta la verdadera pérdida de valores de aquella dirigencia política de los 50, que se parece totalmente a la oposición actual en el país.
El retorno definitivo de la democracia en Argentina desde fines del año 1983, nos puso nuevamente en el debate sobre los valores éticos, pero también es necesario realizarse una pregunta más, para tener un resultado más satisfactorio y más claro. ¿Se puede recuperar y poner en práctica esos valores requeridos, si no tenemos a la luz de las acciones, la real dimensión de lo que significa la verdad y la justicia?
Peticiono esta pregunta, por la sencilla razón de lo que sucedió a mediados de los 80, cuando Raúl Alfonsín, que había dado el paso más importante con los juicios a las Juntas Militares, luego dio un paso hacia atrás, rebobinando la cuestión y formulando y aprobando la “Obediencia Debida y el Punto Final”. No tengan dudas que esto condicionó a la población en la creencia concreta sobre lo que significa una democracia, si ésta carecía de verdad y justicia. Allí es donde se aplacan los valores y todo vuelve a ser anormal y descreído para cualquier ciudadano lúcido.
Estamos viviendo una de las etapas más libres de la historia de nuestra Argentina, y mal que le pese a cualquiera, éste gobierno ha sido el responsable de que caminemos por el camino de la verdad y justicia que tanto solicitamos, para recuperar definitivamente los valores éticos que mencionamos en esta nota.
Sólo nos queda reflexionar con seriedad y aglutinarnos detrás de la propuesta del gobierno nacional, independientemente de la ideología que tengamos y de nuestra elección sobre los candidatos para conducir el país a partir del 2011 cuando termine su mandato la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
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