En 1945 cuando la dirigencia había decretado un paro de actividades para el 18 de octubre ante la detención de Perón, el pueblo se enteró que había sido trasladado al Hospital Militar desde la isla Martín García donde se encontraba y decidió salir a rescatarlo de las garras de la reacción probritánica y de EEUU. Como hoy frente a un escenario golpista y destituyente, en aquel momento pedían los gorilas “todo el poder a la Corte” para abrir paso a un nuevo Contubernio de la Década Infame.

Los acontecimientos domésticos, frívolos y superficiales, estimulados por los sectores de la anti-política que no sólo clausuran la información internacional, sino que intentan impedir cualquier atisbo de pensamiento crítico en el conjunto del pueblo, es un intento de transformación de éste en masa, bajo la denominación de “gente”, significado de gente en el diccionario es con respecto a quien manda, conjunto de quienes dependen de él.
Entonces abrir un cuadro de situación internacional es siempre lesivo para el poder real local, por lo cual ese análisis es obturado, manipulado, tergiversado o basado en mentiras, de un mundo pequeño al cual responden los medios, dominado por los centros financieros supranacionales. Es el mundo Unipolar en decadencia ante el giro al Oriente del mundo Multipolar.

La palabra revolución borrada del lenguaje habitual de la política que se presenta como “correcta”, denostada por quienes manejan el poder real como un hecho repudiable para sociedades “modernas”, atacada por ser esa expresión la que genera inseguridades a los “inversores”, provocando además alteraciones “emocionales” al conjunto del pueblo. Casi un hecho demoníaco repudiado por los sembradores de incertidumbres mediáticas y miedos masivos.

El título induce a pensar en profundidad los términos que contiene, ya que la interpretación de los mismos no siempre responde a imaginarios comunes, llevando a una  enunciación sin contenidos que los respalden, en consonancia con caminos a recorrer en pos de su concreción.
Liberación en el concepto arraigado de hoy responde a un proceso utópico, de bordes indefinidos, expresados más como consigna, anhelo, objetivo, que como modelo a conseguir con compromiso pleno y planificación estratégica, que no aparece en la dinámica política.