A lo largo de la historia hemos identificado las guerras con hechos bélicos, dolorosos, destructivos, plagados de muertos y refugiados, que nos brindan una imagen que ofrecen una visión que desearíamos jamás volver a observar, quienes somos amantes de la paz. Pero esos hechos que relatamos en términos binarios, de malos o buenos, culpables o inocentes, por el dolor que conllevan y la indignación que producen, en general no contienen los elementos de análisis que llevaron a dicha situación, es decir el contexto que hizo que la confrontación política o económica se transforme en una situación bélica. Decía en el siglo XlX el General Clausewitz, biógrafo y analista militar de Napoleón que “la guerra es la continuación de la política por otros métodos”

"De esta forma, se “perfilan” nítidamente, al interior del Nuevo Orden Internacional (NOI), “los ganadores”: Estados Unidos y la Federación Rusa, y “los perdedores”: la Unión Europea y la República Popular China"-Por Guillermo Moreno, Sergio Carbonetto y Walter Romero*

"Hemos anotado como paradoja, en alguna nota anterior, que son los liberales, los libertarios, los anarcocapitalistas haciendo promesas reaccionarias, quienes están interpelando a la rebeldía juvenil"- Por Ricardo Tasquer

Seguramente no somos los únicos, otros argentinos también lo harán, pero en nuestra construcción del pensamiento, el apotegma Primero la Patria no es negociable, ni se deja influir por los permanentes andariveles bizarros de discusión, que proponen los enemigos en su afán de producir cada vez mayores fragmentaciones en el campo nacional y popular, sin dudas funcionales a sus objetivos de consolidación del coloniaje proyectado.
Si San Martín no hubiese tenido esta elaboración en su pensamiento, hubiese obedecido las órdenes de Rivadavia y en vez de liberar Chile y Perú hubiese terminado luchando contra López y Ramírez, los caudillos federales que después de Cepeda, ocuparon Plaza de Mayo con sus caballadas, ante el horror de los porteños.