JUSTICIA PARA TODOS

Esta carta abierta es para los hombres y mujeres de mi patria que esperamos tantos años por justicia.
Qué satisfacción enorme es poder decir que hay hombres, legisladores y, sobre todo, nuestra Presidenta, que se animan a transformar lo que, durante tantos años, para muchos de nosotros fue una pesadilla. Esa desconfianza enorme en los jueces: "Son amigos de tal", "Aquél salió con Harguindeguy", "A este otro lo manda tal", "Cajonean todo lo que llevamos". Nunca creímos en esos hombres que estaban puestos para administrar la justicia; sufrimos tantos años de injusticia.
Me acuerdo que hace muchos años fui a Rotterdam, Holanda, a esa universidad en donde están todo los hombres de derecho y solo pude hablar de injusticia, hablé todo el tiempo de injusticia. Qué honor sería hoy poder hablar de la justicia, esa que se está transformando. Esa justicia que la vamos a transformar entre todos poniendo todo lo que tenemos pero, sobre todo, con el coraje de Cristina. Era casi imposible pensar en una transformación tan profunda, sin embargo se está dando. Qué hermoso va a ser el día que podamos creer en todos los jueces, que no tengamos ninguna desconfianza, que sepamos que todos van a actuar como corresponde. Que el derecho, sea un derecho para todos. Las injusticias van a ser saldadas ahí, en donde corresponde, en el llamado "Palacio de la Justicia", que durante tantos años para las Madres fue el "Palacio de la Injusticia".
Por eso hoy esta satisfacción. Me desperté anoche pensando ¡Qué bárbaro, cuántas cosas se están cambiando! Cosas tan profundas que parecían imposibles poder cambiarlas. Por eso les decimos gracias a los hombres y mujeres que legislan y creen en este cambio. Gracias a Cristina porque esto no es un cambio cualquiera.
Quisiera que alguno se imaginara cuando recurríamos a estos jueces, comprometidos con la dictadura, con el horror, con la tortura, ingenuamente íbamos con un hábeas corpus a decirles: queremos saber en dónde están nuestros hijos. La respuesta de estos hombres en un 99% era: "Señora, no lo busque, se fueron con otra mujer o con otro hombre". ¿Ustedes se imaginan la desazón, la angustia, el dolor de no tener a dónde recurrir? ¿A dónde íbamos a ir? Los militares se los habían llevado, la policía los torturaba y los jueces. ¿a quiénes protegían? A ellos. Ni a nuestros hijos ni a nosotros. La pelea es para que nunca más pase lo que pasó. Con esta transformación y con este cambio en la justicia todos vamos a tener a donde ir, en donde creer. Vamos a empezar a creer que la justicia existe, que no es una palabra bonita que la ponemos en una frase de las cartas o en los cánticos de la Plaza.
Gracias por darnos, a esta edad, que ya somos tan viejas las Madres, esta felicidad de sentir que la justicia no es una palabra y que para todo nuestro pueblo va a ser una realidad. Vamos a poder creer que hay un lugar en donde denunciar, nos van a amparar y proteger sintiendo que la justicia se ha hecho, que la justicia nos ha llegado a todos. A esos hombres que reclaman la tierra, que nunca les llega la justicia porque siempre hay un patrón que es el dueño. Porque los jueces están comprometidos con ellos. A las madres que van a gritar a la comisaria porque le mataron al hijo y nadie las escucha. Eso va a cambiar y está cambiando de raíz.
Por eso quería hacer esta carta, este agradecimiento enorme, inmenso, que me sale del corazón. Gracias Cristina por tu valentía y gracias a todos los hombres y mujeres que nos están dando esta felicidad a las Madres y a todos los que alguna vez pedimos a gritos la justicia.