Generando cambio

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Coronel Pringles (Buenos Aires) PDF Imprimir Correo
Escrito por Fabio Rojas   
Lunes, 17 de Junio de 2013 21:00

El Intendente Oreste entre los invitados a la ordenación episcopal de Mons. Víctor Manuel Fernández

El acto tuvo lugar el pasado sábado 15 de junio en la Catedral de Buenos Aires,  acto que contó con la presencia del gobernador Daniel Scioli y su esposa, del presidente de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez, y el Secretario de Culto de la Nación, Emb. Guillermo Oliveri, entre otros funcionarios.
La invitación al jefe comunal pringlense provino del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, siendo uno de los pocos intendentes bonaerenses que fue invitado a este importante acontecimiento de la Iglesia Católica. Cabe destacar que el ahora Arzobispo de Tiburnia Monseñor Víctor M. Fernández, Rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), es el primer presbítero argentino que recibe el episcopado por decisión del Papa Francisco.
El consagrante principal de esta ordenación fue el consagrante principal fue monseñor Mario Poli, Arzobispo de Buenos Aires y Gran Canciller de la UCA, quien estuvo acompañado de cuatro co-consagrantes: el Arzobispo de Santa Fe y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. José María Arancedo; el Arzobispo de Corrientes, Mons. Andrés Stanovnik; el Obispo de Río Cuarto, Mons. Eduardo Eliseo Martín y el Obispo de Quilmes, Mons. Carlos José Ticera; quienes fueron acompañados por un gran número de Obispos, sacerdotes y diáconos.
Víctor Fernández, de 50 años, fue nombrado por el Papa Francisco Arzobispo titular el pasado 13 de mayo y que asumió el pasado sábado 15 de junio, en una catedral que se vio colmada de invitados especiales, fieles, familiares y amigos que vinieron del pueblo Alcira Gigena, lugar de nacimiento del hoy Arzobispo.
Con 27 años de sacerdocio, Mons. Fernández es licenciado en Teología con especialización bíblica por la Pontificia Universidad Gregoriana, de Roma y doctor en Teología por la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires; de 1993 a 2000 fue párroco de la parroquia Santa Teresita en la ciudad de Río Cuarto, se desempeñó como director de Catequesis y asesor de diversos movimientos laicales, además de haber cumplido diferentes funciones dentro de la iglesia católica argentina, como por ejemplo, perito del Secretariado para la Formación Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina; miembro del equipo de reflexión que asesoró al episcopado argentino para la actualización de las Líneas Pastorales; y perito y miembro de la Comisión de redacción de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida (Brasil, 2007).
Es autor de varios artículos y libros, con más de 300 publicaciones en Argentina y en otros países.
Luego de haber recorrido el pasillo central de la Catedral Metropolitana e impartir la bendición a los presentes, expresó palabras de agradecimiento a su pueblo natal y a sus familiares, en especial a su madre. Recordó, también, a sus formadores en el seminario, párrocos y quienes lo han acompañado estos años en el sacerdocio y en la Universidad Católica Argentina, señalando, entre otras cosas, que como Rector de la UCA y siendo “catequista de alma, de manera que me preocupa que los alumnos reciban el anuncio del Evangelio y una formación cristiana que les ayude a vivir. Pero también amo una teología que dialogue con las ciencias y la cultura dando luz a una hermosa síntesis. En estas dos tareas todavía hay muchas deudas pendientes, y es un largo camino.
Seguí los consejos del anterior arzobispo de Buenos Aires (hoy Papa Francisco), y me preocupé por acercar más la UCA al mundo de los pobres, de manera que el contacto con ellos nos ayude a ver mejor la realidad y no seamos sólo intelectuales de escritorio. En esto hemos crecido, y también crecimos en el encuentro y el diálogo con la sociedad y la cultura. Pero no quiero dejar de valorar la tarea más escondida de los investigadores, que persisten en la búsqueda de la verdad a veces con resultados poco visibles, y quizás con la incomprensión de los demás. Yo mismo he escrito algunos artículos que me robaron mucho tiempo y que nadie lee, pero reconozco la oculta belleza de esa búsqueda que también da gloria a Dios”.
Hacia el final de su discurso manifestó que “el otro día el Santo Padre me llamó para decirme que estaba rezando por mí, y me contó que tenía otra cruz pectoral igual a la suya. Entonces me dijo: “No te hagas hacer una ¿Para qué quiero yo dos cruces si con una me alcanza? Así que si no te parece mal te mando una a vos”. Es esta que llevo puesta. Gracias de corazón a todos ustedes por acompañarme en este hermoso momento, y como dice el Papa: “por favor, recen por mí”.








 







 
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