- Con chances a mano, Nélida es capaz de amasar el futuro
Después de volver de España, donde
residió doce años, separada y con una hija de corta edad a cargo, una
mujer entendió que la capacitación era el vehículo ideal para
encaminarse por la senda del trabajo.
Tras haber
residido doce años en Asturias, España, donde entabló relación con el
dueño de una pizzería con quien tuvo a su hija Diana, Nélida tomó la decisión de retornar al país en octubre de 2008, cuando la pareja estaba virtualmente desecha.
"Es
cierto que vine con un dinero pero como no tenía ningún oficio ni
estudios, compré el fondo de comercio de una panadería en Martínez. Sin
embargo, en marzo del año pasado la tuve que cerrar ahogada por las deudas", narró Nelly, como la llaman sus clientes, a HISTORIAS DE VIDA.
La situación se tornó apremiante y la tentación de volver a España con su ex pareja para intentarlo de nuevo, fue una oferta que su orgullo no aceptó. "Estaba desesperada, con mi hija chiquita y su padre ausente", consideró.
Entre
los múltiples miniemprendimientos que encaró, Nélida entendió que si no
se capacitaba en algo que dominara, las cosas se le iban a complicar
más todavía.Y un anuncio por Facebook de un curso en la Escuela
Profesional de Maestros Pizzeros y Empanaderos, le cambió la vida.
El
curso de catering y eventos que duró doce semanas era parte de un
programa del Ministerio de Trabajo de la Nación para estimular la
capacitación. Y no fue el único que hizo, al punto que hoy se sigue
perfeccionando en la Escuela de Pasteleros.
"Cada vez que me
daban un diploma por haber terminado un curso no podía contener la
emoción -afirmó- agradecida por las oportunidades que me fueron
surgiendo y pude aprovechar".
La receta de las cartas
Pero
Nelly se dio cuenta que con la capacitación que tenía, era una buena
posibilidad hacer algo por sí misma, tal como de una manera más precaria
había intentado en sociedad con una amiga, cuando se animaban a hacer
panes y confituras que vendían en la Ford de General Pacheco y afuera del country Nordelta.
Una carta dirigida al Programa de Talleres Familiares
de otro ministerio, en este caso el de Desarrollo Social, tuvo el
efecto que soñaba aunque no imaginaba posible. Así recibió las máquinas
con las que prepara las delicias que comercializa entre los vecinos con
los que se relaciona a través del boca a boca.
"El dueño de la casa me permite desarrollar la actividad los sábados y domingos",
aclaró, para asegurar que "amo lo que hago por todo lo bien que me
hizo". Es que poco queda de aquella mujer triste y abatida que era hace
cinco años, cuando hasta se abandonó físicamente y trataba de esconderse
para que su hija no la viera llorar. Ahora busca crecer, convencida que
sí está capacitada para amasar de nuevo el futuro.
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