Generando cambio

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La rebelión policial PDF Imprimir Correo
Escrito por Agencia Paco Urondo, Especial para Nuevo Paìs   
Martes, 10 de Diciembre de 2013 10:07

En febrero de 2012, AGENCIA PACO URONDO entrevistó al especialista en seguridad Marcelo Saín sobre si los policías deben formar un gremio que los represente como el resto de los trabajadores. Su aporte a un debate actual.

Por Enrique de la Calle

AGENCIA PACO URONDO: Siempre hay una discusión en torno a la sindicalización de las fuerzas de seguridad. ¿Cuál es su opinión? 

Marcelo Saín: Los policías, cuando son jóvenes, son reformistas. Cuando ya están llegando a la cúpula se convierten en conservadores. Y después cuando se retiran, algunos vuelven a ser reformistas. Pero cuando tienen el poder para hacer algo, son conservadores. Eso es lo importante. Muchos de esos viejos retirados ahora empiezan a hablar de gremios, de agremiación, de sindicato, etc. Pero dentro del ambiente policial muchos rechazan la idea de la sindicalización por una cuestión cultural: "nosotros no somos negros". Nosotros no somos trabajadores, por ende, el sindicato es de trabajadores y de morochos. Nosotros somos policías. Este es un fenómeno social bastante viejo en la Argentina. Los maestros en el primer peronismo, en el peronismo clásico: nosotros somos clase media. El sindicato es para los sectores populares. Hay todo un espíritu de que la policía no tiene nada que ver con un sindicato. Todo lo contrario. Te diría que hasta casi son una hipótesis de trabajo y de control de los sindicatos.

AGENCIA PACO URONDO: Hay sectores dentro de la fuerza que sí piden la sindicalización.

MS: Otros están de acuerdo con la sindicalización, pero creen que la sindicalización es una organización autónoma de policías en actividad y retirados. Lo que la mayoría no entiende, de aquellos que son partidarios de la sindicalización, es que cuando nosotros proclamamos el derecho de agremiación estamos hablando de la aplicación de la ley de asociaciones profesionales. Es ir a la CGT o a la CTA. Construir un sindicato con personería gremial y con un conjunto de normas reglamentarias, que tienen que ver –reitero- con la aplicación de todas las normas de la ley de asociaciones profesionales. Eso es sindicalizarse.

APU: ¿La ley actual permite esa situación a los policías?

MS: No, hoy no. Necesitamos una reforma normativa para que eso sea posible. Nosotros estamos trabajando en la provincia de Buenos Aires. Cuando nosotros hablamos de sindicalización estamos hablando de OIT, las normas que recomienda OIT, la ley de asociaciones profesionales y las reformas legales que permitan la agremiación con las limitaciones del caso. Como los médicos o el personal sanitario, que no pueden hacer una medida de fuerza en determinadas actividades y áreas de trabajo, como puede ser una guardia hospitalaria. Tampoco la policía podrá hacer huelga. Hay otras formas de protesta social. Pero más allá de esas regulaciones, la sindicalización tiene que ver en el derecho a la asociación, que además es constitucional en nuestro país, a los efectos de articular y defender los intereses laborales. Esto significa culturalmente convertir a los policías en trabajadores estatales. Esto va a llevar mucho tiempo.

AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo sería esa agremiación?

MS: El cambio hacia la sindicalización policial tiene que estar dentro del marco de lo que sería un proceso de laboralización del trabajo policial, que debería comprometer otros cambios o concomitantes o anteriores a este. Y que tienen que ver con esto que yo te señalaba anteriormente, el cambio en la profesión policial, en la carrera de las policías. La policía se maneja con los criterios del siglo XIX, de lo que es una carrera policial, muy parecida a las careras militares, pero del siglo XIX, ni siquiera las más modernas de los ejércitos más modernos. No hay especialización. Hay rotación de personal multifacéticamente. Son todas para arriba las carreras. No hay aplanamiento funcional en las cúpulas. Toda una serie de cuestiones que hay que cambiar, que tienen que ver con que vos le des una matriz institucional distinta de carrera, fundamentalmente asentado en la especialización por determinado tipo de tarea policial.

No es lo mismo un policía de investigación que un policía de mantenimiento del orden público. No es lo mismo un policía científico que lo que es un policía de operaciones especiales. No es lo mismo un policía de patrullamiento en ruta que un policía de patrullamiento urbano. No es lo mismo un policía de prevención de delitos rurales. Es tan compleja la actividad policial en cada uno de estos campos que las carreras tienen que inevitablemente garantizar la especialización, como ocurre con la medicina, como ocurre con la economía, como ocurre con la sociología.

Este es un ejemplo para mostrarte que, en realidad, lo que primero que hay que cambiar es la matriz de lo que son las bases profesionales de lo que es el trabajo policial. En segundo lugar, las condiciones laborales propiamente dichas. Y cuando hablamos de la restructuración de lo que es el sistema salarial policial es no pegar el salario a la jerarquía, sino a las funciones, al cargo o a las responsabilidades que se tienen, que es distinto.

La espiralización, al conocerse el acuerdo extorsivo entre la policía y De la Sota, es ya inevitable. Y va más allá de reclamos por sindicalización y salarios. Es el regreso del poder de los Centauros.

Por Conrado Yasenza*
El sueño de la seguridad engendra monstruos. Y esos monstruos extorsionan a un poder político que ha hecho de la demagogia punitiva, del desentendimiento político del gobierno de las fuerzas policiales y del "hacer la vista gorda" de los negocios ilegales de los uniformados policiales, un modo de obrar. Allí las causas, a desentrañar, del acuartelamiento de la policía cordobesa ocurrido los días 3 y 4 de diciembre últimos, y la ola de saqueos organizados mediante bandas de mafiosos que concluyeron con dos muertos.

En la actual situación de autogobierno policial y ausencia de refundación democrática de las fuerzas de seguridad, discutir la sindicalización puede constituir una expresión aspiracional, deseable y a discutir mucho y con seriedad,  pero de ahí a avalar la teoría del reclamo sindical y salarial para explicar el efecto cascada de acuartelamientos y organización de saqueos en un contexto que no es el de una crisis social cercano a 1989 y menos al 2001, supone, al menos, una simplificación que implica el ocultamiento del carácter represivo y conservador de las fuerzas de seguridad policial que no han sido atravesadas por 30 años de democracia. Sostengo que, luego de descabezada la cúpula policial cordobesa tras haberse comprobado la conexión narco-policial, se cortaron los "ingresos" extras por actividades ilícitas. Ello demostraría que si un agente de Investigaciones, por ejemplo, cobraba 7.500 pesos, por actividades ilegales percibía un ingreso igual a la remuneración por sus funciones. Antes del descabezamiento de la cúpula no supimos nunca de un reclamo salarial. La respuesta es clara, me parece.

Por otro lado, haber cedido al reclamo del 220% que los acuartelados le realizaron al Gobernador De la Sota, demuestra este pacto de impunidad y silencio, como también el fracaso total de la implementación de políticas pergeñadas en los centros de formación represiva, que se experimentaron con el Plan Colombia. Pasar de 1.800 policías a 22.000 para saturar la Ciudad explica el alto grado de indefensión e inseguridad al que se encuentran expuestos los ciudadanos, y en particular, los sectores más vulnerables - y entre ellos, los más jóvenes. A su vez, es posible encontrar el germen del amotinamiento en un presupuesto provincial que para pagar sueldos a 22.000 agentes debe necesariamente, otorgar remuneraciones bajas. Pero, insisto, no creo central este punto.

El Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, no ha logrado tampoco evitar el efecto contagio ni con los ascensos ni con el aumento de las horas Co.Re.S . Y en la Provincia más grande del país, los ciudadanos nos encontramos suspendidos sobre las manos armadas de la organización policial que pacta impunidad con el poder político a cambio de silencio y regulación del crimen organizado, entregando a la población al imperio de la demagogia punitivo- extorsiva-represiva ejercida por la fuerza más brutal y numerosa: La Policía de la Provincia de Buenos Aires. Scioli lo ha hecho junto a su ministro, el matarife pistolero, Granados. Ya veremos las consecuencias de rendirse al poder extorsivo de las armas.

Ese es el monstruo que la demagogia punitiva y la complicidad del poder político - vía pactos de control de los desmanes urbanos e invisibilización de la crisis social - con las actividades ilegales de las policías, ha engendrado. La espiralización, al conocerse el acuerdo extorsivo entre la policía y De la Sota, es ya inevitable. Y va más allá de reclamos por sindicalización y salarios. Es el regreso del poder de los Centauros.

La periodista Stella Calloni envió a la Agencia Paco Urondo una lectura alternativa a la nota que escribió Pablo Semán sobre los saqueos en Córdoba.

Estimados compañeros: algo muy cierto es lo que dice Pablo Seman, con respecto a la desigualdad, que es mucho más profunda en algunas provincias como en Córdoba, cuya policía es brutal y que no se resuelve mágicamente, ni en diez ni en quince años , aunque a los gobiernos cordobeses nunca les ha interesado solucionar, ni lo uno ni lo otro.

Con lo que significaron las dictaduras militares y la dictadura neoliberal que añadió miles y miles de nuevos pobres a la pobreza estructural que surge desde el nacimiento de la y las Repúblicas , y que ya estaba marcado desde el primer desembarco colonial, tantos siglos antes, estamos en una situación doblemente grave. Cada paso por solucionarla es un paso gigante.
Pero cuidado: estos son tiempos de contrainsurgencia, que sabemos desde dónde viene y hacia dónde va. Crear el caos, el shock es un proyecto tan viejo, como cualquier proyecto del imperio-y lo digo con todas las letras porque a mí nunca me amilanaron los que nos quieren avergonzar con aquello de "setentistas". Una cosa es un saqueo de desesperados por hambre y otra en un acuartelamiento policial, cuando esos policías "necesitan" el caos, para lograr sus fines y nadie duda de que lo encabezan y lo impulsan Los periodistas de Córdoba como Tomás Méndez que se han jugado la cabeza investigando y denunciando la complicidades y la dirección de los altos jefes que rodeaban a José Manuel De la Sota en el narcotráfico,- que es un peligro latente y lleva a Washington a comenzar a hablar de la necesidad de "intervenir" de alguna manera en Argentina-, denuncian con pruebas como pasaron policías de Civil en motos y camionetas de alta gama, rompiendo vidrieras primero, alentando al robo y llevándose eléctrodomésticos y electrónicos de alta gama.
¿Quién arrastra por las calles semejantes aparatos? El narcotráfico es como esos atentados o bombas que ellos mismos ponen como se ha comprobado a lo largo del tiempo para crear una situación determinada e intervenir. Es tan viejo como la cucaracha, todo ésto. Parece mentira que no estemos entendiendo la "sublevación" policial desatada en provincias y en ciudades como Concordia, que se destacaba por ir terminando con todos los bolsones de pobreza y la construcción de viviendas que acabaron con barrios de extrema pobreza y que ya estaba a punto de terminar viviendas dignas para que no quedara ni un sólo barrio miserable en los alrededores.
En Concordia el gobernante Frente para la Victoria ganó con un 67 por ciento. ¿Había que hacer pagar a esa ciudad semejante osadía? O la de tener una escuela para el "yo sí puedo" que está alfabetizando a tantos niños, personas grandes y jóvenes. Queridos compañeros, no todos los saqueos pueden ser reivindicados porque convenga políticamente a uno u otros. Hay criminalización de la protesta social pero también banalización y utilización de algunas protestas sociales con otros fines, que no son "primaveras" ,sino que tienen lamentables y siniestros designios. En tiempos de expansión imperial tenemos que movilizarnos más que nunca, pero saber por qué, quien nos encabeza, es decir con verdadera conciencia política y la mirada estratégica necesaria y responsablemente. Hay quienes hablan de "sindicalización policial".
Seguramente no calculan en esta oferta que mientras esa policía siga teniendo como la de Córdoba todos los lastres de las pasadas dictadura militares, con elementos mafiosos incluidos, quien maneje esos sindicatos no serán los mejores policías.
Cuidado con las interpretaciones ideologizadas en extremo que no surjan de la realidad, que es la base indispensable para la dialéctica.
Y también cuidado con algunas izquierdas que como en Salta ganan muchos votos con el discurso de la derecha, adosado de un consignismo falsamente izquierdista. Son tiempos duros éstos cuando todo el camino andado con avances no imaginados y donde aún falta mucho por hacer y construir puede se arrasado.

Los reclamos de las fuerzas de seguridad se extendieron a Chaco, Entre Ríos, Santa Fe y la provincia de Buenos Aires. Se registraron hechos violentos en Concordia, Mar del Plata y Santa Fe.

Por Enrique de la Calle

Después del acuartelamiento policial ocurrido en Córdoba la semana pasada, los reclamos se extendieron prácticamente a todas las provincias. Anoche, mientras se avanzaba en diferentes negociaciones (en Catamarca, Neuquén y Río Negro), se abrieron nuevos focos de conflicto en Concordia, La Plata, Mar del Plata y Santa Fe. Excepto en la capital bonaerense, en el resto de las ciudades se registraron graves hechos de violencia y saqueos.

Durante las horas de la madrugada, funcionarios provinciales y nacionales negociaban con referentes de las fuerzas de seguridad para lograr destrabar las discusiones salariales. Mientras, la gendarmería se encuentra desplegada prácticamente en todo el país para intentar contener los desmanes. El Estado intentando recomponer su faceta represiva.

Los hechos que están ocurriendo ponen en primer plano diferentes problemáticas que persisten en esta segunda década del siglo XXI. Por un lado, lo que tiene que ver con el rol de las fuerzas de seguridad y su necesaria conducción por parte del poder político. Por otro, el costado social: las imágenes de los saqueos muestran a jóvenes de las barriadas más pobres de las ciudades violentadas. No debe ser casual que dos de las localidades saqueadas sean Mar del Plata y Concordia, que registran los peores índices en relación a desocupación, informalidad y pobreza.

En el país la informalidad afecta al 34% de los trabajadores. La desocupación golpea al 7% (en las ciudades aludidas supera el 10%) . En su mayoría, los afectados son jóvenes. Según diferentes estadísticas, los "ni-ni" (chicos que no estudian ni trabajan) son alrededor de un millón. A esto se suman problemas vinculados con el acceso a la vivienda (entre otras carencias): alrededor del 15% de los hogares argentinos sufre algún tipo de hacinamiento.

Los saqueos no tienen una sola explicación. Se trata sin dudas de un fenómeno multicausal. Pero una parte de la descripción pasa por comprender la difícil realidad social que sigue golpeando a millones de compatriotas. La respuesta estatal debe contemplar acciones que vayan más allá de la movilización de gendarmes.

 
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