Generando cambio

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Escrito por Federico Bernal   
Miércoles, 05 de Enero de 2011 00:00

“No se trata de una cuestión de electricidad, sino de pensar nuestra propia autonomía”
El Estado italiano que todo lo prende...y todo lo apaga. El accionista mayoritario de la ineficiente operadora Edesur es el Ente Nazionale per l’Energía Elettrica (Enel). Además de tratarse de la principal empresa energética en Italia y la segunda en capacidad instalada del viejo continente, Enel es una compañía pública italiana creada en el año 1962.
Enseguida sobrevienen algunas preguntas: ¿Es lógico que el Estado italiano, a través de Enel, sea el responsable de llevarle electricidad a los barrios del sur de la Ciudad de Buenos Aires?

¿Qué orden de prioridad pueden tener los 114 mil habitantes de Villa Lugano para un grupo multinacional con presencia en 40 países, de cuatro continentes diferentes, que además comercializa gas y energía a más de 61 millones de clientes? ¿Es el Estado italiano más eficiente que el Estado argentino? Para las mentes autodenigratorias, vaya esta respuesta a propósito de un caso: en 2003, Enel no pudo evitar un corte masivo que afectó a más de 55 millones de personas durante 12 horas en Italia y tres horas en Suiza. Los apagones se prolongaron durante dos días consecutivos.
Españoles que apagan canarios. Enel controla el 91% de la española Endesa, esta última controlante (51,5%) junto a Petrobras (48,5%) de Distrilec. Y Distrilec controla un 56,35% de Edesur. El porcentaje restante está en manos de dos firmas propiedad de Endesa, más un porcentaje muy inferior en poder de los trabajadores. Repasemos el breve historial clínico de la energética española. El 1 de marzo de 2010, la ciudad de Tenerife sufrió un corte de siete horas y 40 minutos como consecuencia de una falla en una de las subestaciones de Endesa. El gobierno canario encontró culpable a la operadora eléctrica y la multó por 6 millones de euros. Otro caso: el 8 de marzo un apagón protagonizado por la misma empresa en Girona (Cataluña) afectó a 459.396 usuarios. Y otro más: el 23 de julio de 2007 más de 320 mil barceloneses quedaron a oscuras durante horas. Los resultados: la aprobación de la Ley de Garantía y Calidad del Suministro Eléctrico (marco regulatorio a favor de la seguridad jurídica del ciudadano cliente) y la ratificación de la sentencia que condena a Fecsa-Endesa a indemnizar por un monto superior a los 40 millones de euros (122 a 300 euros por abonado afectado).
No se trata de electricidad sino de autonomía. Las tensiones registradas hoy en el sistema de distribución eléctrica encuentran su explicación en el proceso de desregulación y privatización que tuvo lugar durante la década de 1990, bajo la presidencia de Carlos Menem.
Si bien mucho se ha avanzado en materia energética desde 2003 a esta parte, mucho resta por hacer. Y cuando hablamos de hacer hablamos de revertir las políticas neoliberales que tanto daño infligieron y continúan infligiendo a la sociedad argentina, por supuesto allí donde aún se les permite sobrevivir. Ante los graves incumplimientos, fallas reiteradas y escasa respuesta por parte de Edesur en los cortes de los  últimos días, además de las sanciones, el marco regulatorio exige la rescisión de los contratos. Independientemente de cuál termine siendo la decisión oficial en esta materia, aquello que debe discutirse y resolverse no pasa por una cuestión técnica, sino política y cultural.  Por eso es que cabe preguntarnos: ¿deben ser argentinos o extranjeros los responsables de la distribución eléctrica en el país? Aunque también podemos agregar otro interrogante más abarcativo y general: ¿debe ser el Estado nacional o el Estado de terceros países quienes manejen nuestros servicios públicos? 
Equipo de natación italiano, Mejillón-Cebra o sentido común. Que los argentinos se hagan cargo de la distribución eléctrica en su país no implica que por ello vayan a desaparecer en forma automática las imprevisiones o los errores, como por ejemplo los cometidos por Edesur. A la fecha no hay ningún estudio científico que demuestre que los argentinos tienen menor probabilidad de cometer errores que los italianos o los españoles.
Ahora bien, si esos errores son consecuencia de una decisión deliberada de disminuir o suprimir inversiones en el sector, está claro que una administración compuesta por argentinos habrá de minimizar errores del estilo. ¿Por qué? Simplemente porque resulta una obviedad afirmar que la decisión de adecuar o incorporar tal o cual equipo, o arreglar tal o cual fase del barrio porteño de Soldati o de Parque Patricios, llegará a buen puerto si la decisión ejecutiva de hacerlo es tomada por argentinos en la Ciudad de Buenos Aires en vez de ejecutivos extranjeros ubicados en la calle Viale Regina Margherita 137 (Roma) o en Ribera del Loira 60 (Madrid), direcciones estas últimas de las sedes centrales de Enel y Endesa respectivamente. Es que el cerebro (casa matriz) está muy alejado de sus manos (filiales). Ejemplos: en 2009, Enel fue el patrocinante oficial del equipo de natación italiano que participó del campeonato mundial de natación realizado ese mismo año en Roma. Y está muy bien que lo haya sido.
Ahora bien, ¿qué culpa tienen los habitantes de Quilmes de que buena parte de los euros que se podrían haber destinado a evitar los cortes de 2009 sean destinados a los eximios nadadores Valerio Cleri, Tagnia Cagnotto o Massimiliano Rosolino, entre otros? Por su parte, y desde mediados de 2001 cuando se detectaron los primeros casos de Mejillón-Cebra en España, Endesa dedica parte de sus utilidades al proyecto homónimo a través del cual se busca erradicar y/o controlar la población del dreyssena polymorfa en las instalaciones de aprovechamientos hidroeléctricos de la compañía existentes en el tramo inferior del Río Ebro. ¡Cambio al Mejillón-Cebra por la modernización de un par de cables eléctricos del barrio porteño de Pompeya!
En fin, la cosa es más que obvia y tiene larga data, porque los cortes no son de ahora, sino que vienen desde fines de los ’80. Siquiera se trata de aplicar el sentido nacional. Con el sentido común basta y sobra,  el mismo que seguro aplican el directorio italiano de Enel y el español de Endesa a la hora de decidir dónde invertir primero: si en el equipo de natación oficial de Italia, si en la lucha contra el Mejillón-Cebra o en los habitantes de Soldati, Lugano, Pompeya, etc. La mejora de la calidad de vida de los argentinos debe ser propiedad y responsabilidad exclusiva de los   argentinos.
Nadie mejor para invertir en la Argentina que nosotros mismos.

 
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