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 Miramar, uno de los destinos balnearios elegidos por los argentinos, contará con terminal de ómnibus propia, que será inaugurada hoy por la tarde por la presidenta Cristina Fernández.
La obra que duró más de un año empleó a 180 trabajadores, casi todos locales, y mejorará la actividad comercial.
La terminal de ómnibus de la ciudad de Miramar representó una deuda pendiente para los vecinos. La ciudad turística carecía de una obra que fue prometida durante 30 años por distintas administraciones.
La carencia trajo aparejada innumerables dificultades tanto para el ordenamiento vial, la seguridad, como también una grave deficiencia en relación a la atención y servicios que se le proporcionaba tanto al usuario residente como turista.
Es por eso que la presidenta Cristina Fernández inaugura hoy por la tarde la nueva terminal, que fue impulsada por el intendente de Miramar Patricio Hogan.
El proyecto se gestó gracias a la toma de un crédito a través de la Unidad de Crédito dependiente del Ministerio de Economía de la Provincia de Buenos Aires, y la realización de las gestiones necesarias ante el Organismo Nacional de Administración de Bienes (ONABE) y la Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), ambas últimas dependientes del Estado Nacional y que fueron las encargadas de facilitar los terrenos correspondientes.
La obra demando más de un año en su ejecución; fue licitada por el municipio y adjudicada a la Empresa DOIO SRL, que a su vez requirió de los servicios de innumerables subcontratistas de la ciudad y de la zona.
El 80 por ciento de los más de 180 trabajadores que participaron en la construcción son de Miramar, multiplicando la sinergia de tan importante realización, en cuanto a la generación de empleo y demanda de insumos para la misma.
La idea de la terminal nació para optimizar la eficiencia y minimizar el impacto urbano de la infraestructura de transporte; maximizar la cantidad y calidad del espacio publico y articular la relación con el edificio existente del ferrocarril y poner en valor al mismo.
El edificio
La superficie cubierta de la terminal es de 1500 m2 y descubierta de 600 m2. Una calle interna recorre la estructura de punta a punta. Dentro de la terminal, en uno de los costados de esa calle, estarán situados los programas de apoyo de servicios; los depósitos; los vestuarios de personal; el estar descanso de choferes; oficinas administrativas y de seguridad; sala de maquinas, grupo electrógeno, nueve boxes para boleterías con zona de atención; lugar para equipaje y encomiendas; sanitarios públicos para ambos sexos y los sanitarios para discapacitados.
Hacia el otro costado de la calle interna se dispuso la sala de preembarque; tres locales comerciales; una confitería, y oficina de atención al turista.
En la faz operativa, la nueva terminal cuenta con nueve dársenas cubiertas y tres descubiertas, más un playón para espera con capacidad de cuatro unidades. El ingreso y egreso de los ómnibus se da a través de la Av. 40, arteria fundamental en el nexo entre los distintos accesos a la ciudad, por ruta 77, o ruta 11.
La transferencia de pasajeros, visitantes y residentes como el intercambio con otros medios de transportes, son de gran importancia para las ciudades de mediana escala que revitalizan sus equipamientos urbanos mediante operaciones de gran impacto, pero ajustables en lo presupuestario.
En el caso de la ciudad de Miramar, el edificio de la terminal de ómnibus trata de actuar también como elemento ordenador y cualificador de un espacio central de la ciudad, con una posición estratégica y relacional con la región.
El nuevo edificio será un portal de acceso a la ciudad, proponiendo una imagen estética y de valor simbólico. Reflejará el carácter local con un edificio simple y austero, pero abierto y transparente que refleje el espíritu receptivo y amigable.
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