Generando cambio

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Escrito por José Vergara de ITU-RED para Nuevo País   
Martes, 20 de Octubre de 2020 00:00

El Papa Francisco mencionó en una entrevista difundida en Abril del 2019, los cuatro errores en los que el Periodismo no debe caer...
1) La desinformación, “doy la noticia pero doy la mitad, o sea desinforman en vez de informar. Y eso va contra el derecho de la sociedad a estar informado. Informas la mitad, informas mal” 2) La Calumnia, “Hay medios que calumnian sin ningún problema. ¿Pero de dónde sacó eso usted? Lo vi en la televisión, o lo lei en el diario (contestan). Claro, el medio de comunicación tiene tanto poder frente a las masas qué puede calumniar impunemente ¿además quién le va a hacer juicio? ninguno, no te atreves”.
3) La Difamación es más sutil todavía porque toda persona tiene derecho a la reputación. Si vos hace 20 años hiciste una macana, pagaste la cuenta, pagaste la pena, ya sos una persona libre y sin mancha. Entonces no te pueden sacar por los medios de comunicación una historia que está superada y bien pagada y bien resarcida. La difamación te trae una mancha de antes, ahora.
4) La Coprofilia es una palabra “técnica” que uso, es arriesgado decirlo pero bueno, el amor a la cosa sucia, literalmente el amor a la caca, a los escándalos, y hay medios que viven de publicitar escándalos, sean o no verdaderos o sean la mitad verdadero
“Si superamos eso cuatro límites, la comunicación sería algo maravilloso y si los comunicadores estuvieran siempre pensando en esos cuatro defectos serian un flor de comunicador“
Hace unos días conmemorábamos los 100 años de la radiofonía argentina, cuando los "Locos de la Azotea" del teatro Coliseo lograron transmitir por primera vez a unos pocos oyentes de la ciudad de Buenos Aires y nuevamente recordamos los motivos que movieron a estos pioneros de la comunicación y los comparamos a los actuales, cuando el poder de los medios de comunicación es indiscutible, tanto como multiplicador de noticias, como fenómeno de marketing, como creador de opinión hegemonizada o directamente bajando líneas ideológicas, aunque no se perciba.
Con la aparición de internet, las vías de comunicación se transformaron en canales de ida y vuelta de información y no justamente horizontalizando, o democratizado, sino como gran recolectora de datos privados. Es sorprendente el poder de anticipación de nuestras acciones obtenido a partir de perfiles psicológicos y de características íntimas en base a la clasificación por medio de la Inteligencia Artificial y lo fácil que resulta predecir nuestros movimientos o dominarnos.
Hasta el más perspicaz de los seres humanos, por más informado que esté, suponiendo que no pudieran influir en sus pensamientos críticos, políticos, religiosos y demás, y no sea dominado fácilmente, es quizá más conocido y predecible por algoritmos que por sí mismo.
Los magnates tecnológicos conocen qué tipos de videos veríamos en YouTube y nos los ubican frente a nuestros ojos, apostando sus inversiones a nuestras elecciones mediáticas… y ganan. En Netflix te miden en porcentaje si la película es para vos o no; en Facebook, Instagram o Twitter, la infinita data privada que subimos por esta  necesidad humana de ser escuchados u observados, se suma al desconocido lucro de las empresas en mantenernos esclavizados a la pantalla del celular para generarle más dividendos. Somos la mercancía alimentada con nuestro tiempo.
Y no solo predicen, cada vez es más real manipular nuestras mentes y por ende nuestras vidas, aunque todos nos creamos libres pensadores, sino que continuamos una cadena de una sociedad donde el supuesto libre albedrío del ser humano provoca las mezquindades harto conocidas. Cada vez más las redes sociales nos traen amigues afines o nos permiten vender y comprar sin movernos de casa. Cada vez más nos sorprende el celular enrostrándonos publicidades sin solicitar y por doquier de algo que estuvimos averiguando un precio. Cada vez nos informamos más por memes o compartimos frases aparecidas en las redes sociales sin chequear su veracidad y formamos cadenas de ignorancia. Internet nos va creando paulatinamente un mundo perfectamente ingenuo y diseñado a nuestro gusto, pero peligrosamente más cerrado.
Sin embargo no nos llama la atención quien está detrás de todo. Si yo pasara por tu casa a pedirte tu fecha de nacimiento para festejar tu cumpleaños, vos me cerrarías la puerta y llamarías al 911, sin embargo, tus datos completos personales y de cuentas bancarias están guardados en el disco rígido de alguien en un país desconocido y dormís tranquilo.
Lo peligroso de lo acotado de los medios por los cuales nos informamos es que estamos incluidos en espacios de una misma pertenencia de conceptos que se va transformando poco a poco en nuestro único universo de “realidad”, que es virtual, pero creemos real, único, cierto. Y es más fácil diseñar realidades fantásticas creíbles cuando cientos de personas en ese mismo mundillo opinan lo mismo. Pero esto no es error nuestro.
Rodolfo Walsh dijo: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas»
¿Cómo llegamos a esto? ¿Quién se apoderó de la brújula que nos debería guiar cada mañana? ¿Cómo hacemos para escapar de este eterno volver a empezar en vez de seguir el rumbo de nuestros ancestros y dejar un legado a nuestros hijos e hijas?
La madrugada del 17 de enero de 1991, vimos en vivo y en directo por TV cuando las tropas estadounidenses, británicas y de Arabia Saudí liderando una coalición de 34 paises, comenzaron un ataque aéreo sobre el pueblo Irakí respondiendo así a la invasión de Kuwait por parte de Sadam Husein en agosto del año anterior. Fue la guerra como espectáculo. Nunca se demostró la existencia de armas de destrucción masiva por parte de Sadam Hussein (ejecutado por EEUU, el único país que lanzó bombas atómicas) ... hasta el día de hoy millones de personas ven a Irak como sinónimo bélico.
En Venezuela en Enero de 2019, Juan Guaidó se autoproclamó presidente y tanto algunos medios como opositores al gobierno avalaron o no criticaron la inconstitucionalidad del acto. Mayormente nos informamos viendo tomas con cámaras desde dentro de pequeñas manifestaciones haciéndolas parecer concurridas y con una batería de noticias falsas (Fakes News) disparadas por millones en las redes sociales.
En Bolivia, a fines de 2019, un Golpe de Estado legitimado por los medios bolivianos y orquestado por las corporaciones más importantes del mundo realizaron una escalada violenta anunciando fraude apenas Evo Morales había ganado las elecciones por un margen mayor a 10 puntos a su contrincante principal, derivando en un levantamiento policial que temió por la vida de Evo, toda su familia y militantes cercanos. Distinto fue el final del pueblo boliviano en medio de una terrible represión y matanza en masa.
En Chile, a fines del 2019, la marea del pueblo levantado por las injusticias,  las decenas de muertos y miles de heridos suplicaban a los medios “alternativos” difundieran las terribles imágenes de los hermanos chilenos asesinados o heridos en sus ojos por diversión de los carabineros ya que los medios grandes locales no lo hacían.
Las elecciones de Donald Trump de 2016 ganadas gracias a las erudición científica de la compañía Cambridge Analytica, que entrecruzó y analizó datos privados de millones de usuarios de la web para ganar el proceso electoral, es un hecho disruptivo que involucra a cientos de países actualmente, incluida Argentina en la elección de Mauricio Macri 2015. ¿La naturalización de estos métodos le da un carácter legal?
Es peligroso cuando la sumatoria de estas inventivas tecnológicas crea un orden paralelo donde se da entidad desde los medios de TV, radio, gráficos o virtuales a un “Todo Vale”, o a la llamada “Post Verdad” donde cualquiera dice lo que quiere, desvirtuando la libertad de expresión pretendida en la democracia que muchos profesamos, con montañas de capitales pesando por sobre la opinión del ciudadano de a pie. Es una negación a toda argumentación científica que nos dan por verdadera a quienes venimos distraídos y desprovistos de argumentos. Pero también es posible cuando nuestros sentidos están acotados, editados, educados y diseñados para trocar nuestros pensamientos, emociones y reacciones a su antojo.
La “Causa Cuadernos” de 2018 en Argentina quedará quizá en la memoria de las operaciones mediático-judicial-corporativa más sorprendentes de la historia. A partir de las fotocopias de ocho cuadernos con anotaciones de puño y letra del chofer de un ex funcionario sobre presuntos sobornos se produce una marea de juicios, detenciones y aprietes a empresarios contratistas del Estado. Hoy, luego de dos años y del fallecimiento del Juez federal Claudio Bonadío, curiosamente no existen registros fílmicos o digitales que comprueben las declaraciones de arrepentidos, dejando no solo un tufillo a mentira y corrupción, la sospecha del traspaso de adjudicaciones a empresas amigas al gobierno macrista y el carísimo saldo del desconocimiento de la verdad.
Partiendo desde una concepción de conocer para ganar, crecer y acumular, es lógico pretender que gane el más fuerte, se explote al débil y los medios estar a disposición de esa filosofía. Partiendo desde una concepción de conocimiento para mejorar la existencia sobre la Tierra es posible devenir en ciclos de vida plenos para los seres en su conjunto.
Quienes se apropiaron de los conocimientos son conscientes de que alimentan una grieta para seguir ganando y esclavizando y ahora queman sus últimos cartuchos en sus guerras de posesión útiles sólo a sus intereses de aniquilarnos entre nosotros, pero que en última instancia y muy pronto, también está su propia destrucción en manos de unos pocos peces más gordos, como no puede ser de otra manera, en un sistema conectado, social, económico y ambientalmente por supuesto.
La necesidad de más voces críticas, como lo pretendió la Ley de Medios, (demolida hace cinco años) como la de participación ciudadana buscando estar informada tal si su vida dependiera de ello, y lo es realmente, es innegable.
Pero si de algo estamos seguros, es que todos estos (des) manejos dejan en la superficie la vital importancia que se le da desde el poder real a lo que pensemos y accionemos a partir de ello.
El respeto que se tiene a las masas, a la cual primero hay que convencer y ponérselas de su lado, es inestimable para luego acometer la tarea de gobernar con la complicidad de la mayoría. En eso se cae en estigmatizar o buscar un enemigo o crear una idea y luego aplicar un plan.
En nuestras manos está la tarea diaria de saber.

 
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