Generando cambio

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Disertación de Hebe de Bonafini PDF Imprimir Correo
Escrito por Alejandro Marino   
Miércoles, 14 de Septiembre de 2011 05:11
Las Madres de Plaza de Mayo dan cátedra en Filosofía
"TODO LO APRENDIMOS EN LA CALLE"
La Presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, fue invitada a disertar en el Seminario “Pensamiento latinoamericano, educación popular y prácticas sociales” que se dicta en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Sus compañeras: Juanita de Pargament, Hebe de Mascia, Ana de Bariboim, Visitación de Loyola y Claudia de San Martín la acompañaron.
Tras la presentación del colectivo de Filosofía Latinoamericana, Hebe expresó: “primero quiero agradecer la invitación, pero creo que se van a sentir muy defraudados porque yo casi no fui a la escuela.” Y agregó: “lo que sí les puedo decir es qué significa para nosotras la formación, la educación, el conocimiento y por qué luchamos por un país diferente, por una patria nueva como querían nuestros hijos.” “Las Madres salimos sin saber nada, sin entender nada. Ninguna de nosotras leyó a Marx, ni a Mao, ni a Lenin ni a un montón de otros. Si, después de que pasó un tiempo empezamos a leer para entender un poco qué pasaba con nuestros hijos. Y todo lo aprendimos en la calle. En la Plaza. En una reunión en una confitería” afirmó.
La Universidad de las Madres surgió después de 24 años de lucha, recordó “nos dimos cuenta de que los jóvenes necesitaban un lugar para discutir, querían discutir todo”. En el 2000, “un grupo de jóvenes decidió poner un café literario, donde hiciéramos algunas charlas con hombres y mujeres conocidos, escritores, profesores. Y la librería tuvo mucho éxito, y las charlas tuvieron muchísimo éxito. A partir de ahí, otros compañeros, también profesores como Osvaldo Bayer y Horacio González y todos ellos nos decían que había que hacer conferencias temáticas. Para nosotras también era complicado.” Y explicó: “Ustedes piensen que todas nosotras somos mujeres que venimos del trabajo, somos todas mujeres trabajadoras que nos hemos jubilado de tejedoras, de trabajadoras en las fábricas, que nunca fuimos a una secundaria ni a una universidad.”
“Y así empezamos, hasta que toda la gente venía, era la época de De la Rúa, que no pasaba nada y pasaba todo lo que no queríamos que pasara. Nosotras enseñamos a pelear, enseñamos a poner el cuerpo, enseñamos que había que hacer y después discutir” aseveró. “Nosotras nos reunimos un ratito y de ahí salimos todas, después discutimos si estuvo bien o estuvo mal, si falló algo. Pero era todo práctica. Pasaron muchos años de lucha de las Madres y recién ahí me enteré que la teoría la escribe mucha gente que no practicó lo que dice. Entonces cómo lo va a hacer si nunca lo practicó.”
Fue entonces que  “unos compañeros nos dijeron '¿no se animan a poner una Universidad? Y a mí me agarró un miedo bárbaro. Primero no teníamos lugar, después, hablar de Universidad para mí era una palabra muy grande; mis hijos habían estudiado, se habían recibido y para mí que ellos fueran a la Universidad era un honor. Después de mucho discutir, las Madres dijimos que sí, pero con pocas carreras.” Reveló que “para juntar dinero para comprar la casa de al lado de la nuestra empezamos con los conciertos de Rock para contar. Entonces los compañeros del rock colaboraron con una cantidad enorme de conciertos que hicimos, empezando por uno en la Plaza donde no cobramos y vinieron más de 100 mil pibes, y no hubo policía y no pasó nada.Y así fue cómo con la colaboración del rock y la colaboración de U2, que puso también dinero sin que les pidiéramos, compramos la casa y decidimos abrir la Universidad. Sin permiso, porque De la Rúa no nos dio permiso, dijimos que era una Universidad Popular, Revolucionaria y Combativa, que la habíamos habilitado las Madres por derecho propio, y con este coraje que nos ha caracterizado invitamos a un montón de gente del exterior, de las grandes universidades por darle un piso a la Universidad. De acá vinieron los compañeros de siempre, y de afuera se apareció el Rector de la Universidad de Salamanca, con el Vicerrector y sus mujeres, casi nos caemos de culo, la verdad.”  La Presidenta de las Madres evocó “fue hermoso, porque el Rector dijo 'mi Universidad la crearon los reyes, y esta la crean las reinas'. Yo no se si sabían que la Universidad no estaba autorizada, no se me ocurrió decírselo.”
El proyecto crecía día a día, “tuvo mucho éxito, los profesores por varios años no cobraron, venían por amor a la causa. Los alumnos también venían, sabiendo que el diploma no servía, era un diploma militante. No se si es popular o no es popular, pero nosotras determinamos que si los pibes no habían terminado el secundario, si alguien los ayudaba a terminarlo, quisimos que mientras empiecen a hacer la carrera. Y cobrábamos un poquito para poder sostenerla. Y fue creciendo y fue tomando mucho prestigio.”
Cuando se recibieron los primeros estudiantes, rememoró, “decidimos que cada diploma lo pintaba una Madre y así fue que hicimos la entrega de diplomas y un juramento que se hace todavía hoy. Sabemos que muchos chicos consiguieron trabajo después. Hoy seguimos con la Universidad, a pesar de todo que nos está pasando, la Universidad no se ha parado. Hay profesores maravillosos que hace muchos años que están. Ahora tenemos carreras que están habilitadas, carreras de grado, tenemos posibilidad de ingresar otras el próximo año.”
La Universidad de las Madres “no es ni privada, ni del Estado, van a tener que crear algo nuevo para las Madres, porque cobrar tenemos que cobrar porque sino no podemos pagar. Y no se si es popular, lo que sí es que hay un aprendizaje diferente. En la Universidad hay materias obligatorias que son Formación Política e Historia de las Madres. Formación Política es necesaria, no muy direccionada al marxismo o al trostkismo, una Universidad de izquierda donde los alumnos puedan elegir. Creemos que es indispensable, la política es la mejor acción del hombre, es la que nos libera. Que haya políticos de mierda es otra cosa, eso no es política.”
Hebe compartió experiencias con los jóvenes: “Yo he viajado mucho y he conocido muchos proyectos. El primer proyecto que conocí de educación popular es el del Movimiento sin Tierra de Brasil. Ellos cuando toman la tierra, la estancia del patrón la ocupan para la formación política, nadie se queda con esa casa”. Y agregó: “estuve en Venezuela, en la Bolivia de Evo Morales, hace muchísimos años que somos amigos y  cuando lo visité la última vez en la casa de gobierno, me dijo: decime qué hago yo entre estos muebles franceses. Y ahí también pasaron cosas diferentes, porque hay muchísimos pueblos originarios. Después estuve varias veces con Marcos, pero él es el hombre que más falló, porque nunca quiso apoyar a ningún movimiento. Y si nosot ros miramos a Cuba, a pesar de lo que han vivido, siempre ha sido un pueblo muy solidario, en sus Universidades que son las mejores del mundo estudian gratis.”
Se refirió a los gobiernos de Correa y de Chávez, y a la situación de Honduras, aun sin resolver. Y concluyó: “Las Madres después de ver todo esto nos dimos cuenta de que no hay recetas, porque cada país, cada pueblo tiene su propia historia. Y nosotros estamos viendo cómo se está modificando y todo lo que hemos conseguido, pasos revolucionarios sin hacer la revolución”.
Señaló que “lo más importante es poner el cuerpo, pero no cada cinco minutos por cualquier cosa, porque a uno le agarra tendinitis. No jodamos, nosotras estamos levantadas desde las 8 de la mañana y ahí tenemos una Madre que tiene 97 años, casi un siglo”.
“Tenemos que aprender a querer lo que tenemos, lo que hemos conseguido” propuso. “Amo que estemos condenando a los milicos, amo el país que tenemos”.
“Presas, si familia. ¿Qué vamos a decir del tiempo que nos tocó vivir? No había canciones para cantar, no había películas para ver” definió.
“Es maravilloso que estemos acá, que podamos discutir, que puedan elegir una carrera. Y si se equivocaron cambien pibes, no piensen qué van a decir el papá o la mamá. Lo mejor de todo es hacer la carrera que a uno le gusta, porque la vida es tan larga que siempre hay tiempo de empezar” reflexionó. “Nuestros hijos nos enseñaron una cosa muy hermosa, que es que hay que dar todo por el otro, sin querer nada para uno. Trabajen, hagan política, canten, sean felices, no se aburran, dejen de mirar la televisión, dejen de gastarse los dedos todo el día con la maquinita. Aprendan a mirarse a los ojos, a tocarse un poquito” aconsejó, y despertó el más extenso de los aplausos de la noche y las más espontáneas sonrisas. Con sus ochenta y noventa años, y la irreverencia de su lucha, estas mujeres siguen enseñando que la solidaridad es también una pasión.
 
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