Por Rodrigo Romero Bazterrica

Si bien continúan las esquirlas por el caso de las Vacunas VIP, en esta Argentina psicótica, sabemos que todas las semanas pasa algo. Que Lázaro Báez, que la reactivación económica, que siguen llegando vacunas (más de 900.000 de Sinopharma), que el COVID positivo de la flamante ministra Carla Vizzotti, que una nueva seudo marcha organizada por la oposición, que fue el cumpleaños del expresidente Néstor Kirchner.
El título de hoy, ni más ni menos que una de las tantas palabras que su hija Florencia le dedicó en redes.
Su hijo Máximo, tiene todo servido para ser el nuevo representante del PJ Provincial (lugar que ocuparon en las últimas décadas Antonio Cafiero, Eduardo Duhalde, y Hugo Moyano, entre otros) y comenzar a pensar en una futura candidatura presidencial en el corto/mediano plazo. Entiendo que plafón le sobra…
Una gran masa de hijos nacidos en la década de los noventa, se volvió a enamorar de la política gracias a su irrupción del escenario nacional allá por el muy lejos y también psicótico 2003.
Ok, podrás ser Kirchnerista o no, te podrá gustar Néstor o no, lo que es insoslayable es lo que representó para una juventud perdida, descreída completamente del país y con padres alejados completamente de la política gracias a los valores promovidos durante el menemismo.
En medio de un país volado por los aires, con un dólar ya incontrolable, con una economía que tenía no sé cuantas monedas, con 63 presidentes en 10 días, con más de la mitad de la población sin trabajo, fue la bocanada de aire necesaria para volver a creer en una reconstrucción nacional.
Estratega, político, con sensibilidad social, ícono de la política de este siglo XXI, integrante clave del armado de una Latinoamérica fuerte y unida, aún hoy ¿quién no tira de vez en cuando entre amigas y amigos un: “Vengo a proponerles un sueño”?
Y su mujer, su mujer… lo homenajeó de la mejor manera allá por el 2009, cuando con un llamado telefónico, un tuit y un clio recorriendo la provincia ganó una elección.
#BonusTrack
Que María Eugenia Vidal sea enviada como jefa de la Misión de Observación Electoral en representación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) a las elecciones de El Salvador, como mínimo, es cómico. Más que nada por el pequeño (?) problemita que tuvo con los aportantes truchos en sus campañas del 2015 y 2017.