Generando cambio

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Hebe en Tucumán... PDF Imprimir Correo
Escrito por Redacción Nuevo País   
Miércoles, 20 de Junio de 2012 13:27
“SIN SOLIDARIDAD NO EXISTE LA REVOLUCIÓN”
En su visita a Tucumán, la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, brindó, este martes 19, una charla a los jóvenes que participaron de las jornadas de la militancia “Vida, memoria y esperanza”, preparatorias para el XI Congreso de Salud Mental y Derechos Humanos que tendrá lugar en la ciudad de La Plata, del 6 al 8 de septiembre.
Su conferencia significó la clausura de las jornadas, realizadas en la Federación de Obreros y Trabajadores de la Industria Azucarera (FOTIA), organizadas por la filial local de la Asociación, la agrupación JP El Kadri y los coordinadores del Congreso. Pese al frío que, como en gran parte del país, envuelve a San Miguel de Tucumán, el público colmó la sala de la FOTIA, expectantes ante la presencia de la Presidenta de la Asociación.
Al comenzar, Hebe sostuvo: “Esto es como un aluvión, un tsunami de amor, de abrazos, de besos, de palabras desde que llegué que uno lo quiere atesorar y es tan difícil. A veces a la noche cuando me acuesto y pasan cosas tan feas y tan dolorosas quiero atesorar todas las palabras, acordarme de sus caras, de sus rostros tan felices, de pibes jóvenes, trabajando, luchando en un momento maravilloso”.
Pese a que estaba convocada para cerrar el encuentro, alrededor de las 20 horas, Hebe fue mucho más temprano, a las 17, para escuchar los tres paneles anteriores en los que los expositores fueron, en gran mayoría, jóvenes de secundaria. Esas intervenciones se realizaron bajo tres ejes: “Los desafíos de la militancia en los próximos cuatro años”, “Política y Educación” y “Derechos Humanos y Militancia”. En esta última participó e hizo uso de la palabra Sara Mrad, Madre de Plaza de Mayo filial Tucumán.
En su discurso, la Presidenta de la Asociación ponderó el amor infinito a sus hijos, los 30.000, génesis de los más de 35 años de lucha ininterrumpida. Además, destacó a una de sus compañeras, Juana de Párgament, que unos instantes antes, en Buenos Aires, había sido homenajeada y justamente reconocida: “Viene todos los días, no falta nunca y va a cumplir 98 años”, expresó Hebe, de 83.
“Las Madres somos el movimiento más estudiado, el que más tesis ha provocado. A veces nos estudian y quieren saber qué tenemos adentro, qué pensamos: psicólogos, sociólogos, hasta tesis de física, médicos, historiadores. Y no han sido capaces de estudiar que esta es una lucha revolucionara cargada de amor inmenso y eso es muy difícil de atenuar”, sostuvo en medio de múltiples aplausos.
En la sala la escuchaban jóvenes de diferentes organizaciones tucumanas que, por primera vez, había organizado una actividad en conjunto, bajo la consigna “Unidos y organizados”, para debatir los desafíos de la militancia y formar parte del Pre-Congreso de Salud Mental y Derechos Humanos.
Hablándoles directamente a los jóvenes, con esa capacidad tan suya de interpelar al auditorio que la escucha, Hebe afirmó: “Los hijos nos enseñaron esa palabra tan hermosa que es como la sangre de los que queremos militar: la solidaridad: sin ella no existe la revolución y no existe la militancia. Nuestros hijos se han encargado de eso: de darnos lecciones todos los días, de estudiar para devolverle al país lo que les dio”.
Las chicas y los muchachos la miraban con rostro genuino de admiración y orgullo. Se codeaban entre ellos cada vez que Hebe decía alguna frase que reflejaba sus pensamientos o, tal vez, saldaba alguna discusión previa entre ellos: algún debate inconcluso en la cotidianidad militante.
“No importa a qué grupo u organización pertenezcan: ustedes son los pibes del Bicentenario, con el nombre que le quieran poner, que nacieron cuando murió Néstor (Kirchner), o tal vez antes. Tienen esa gran responsabilidad. Todos tenemos que defender el proyecto. Más que a Cristina, que la amamos, tenemos que querer el proyecto nacional y popular porque las personas pasan y el proyecto es nuestro, de la patria, de nuestros hijos. Si aprendemos a amarlo, vamos a aprender a amar la patria y a estar juntos a pesar de las diferencias”, aseguró. “Tenemos que ayudar a Cristina en el mejor sentido de la palabra”, agregó. Luego, expresó: “Si este proyecto fracasa no es culpa de Cristina, es nuestra porque no supimos hacer lo que nos correspondía”.
En otro tramo de su discurso Hebe señaló algunos de los pilares de la lucha de las Madres, tales como la socialización de la maternidad, el rechazo a la reparación económica, la exhumación de cadáveres y la lucha individual; y destacó a los 30.000 como revolucionarios.
Posteriormente, aseguró: “Estamos haciendo una revolución transformadora que no tiene que tener armas ni cuesta sangre, ni tortura ni prisiones. Lo tienen que vivir con mucha intensidad. Esto no les cayó del cielo. Esto no es un regalo: es que muchos, antes, dieron su vida para que nosotros podamos disfrutar de este momento. Nuestros hijos no están muertos porque un revolucionario nunca muere. ¿Quién puede decir que el Che está muerto? La palabra revolución no es una mala palabra: está llena de contenidos de amor”.
“No militen por un puesto, pibes. El puesto vendrá si les toca, porque los eligen. No busquen puesto, luchen y peleen por lo más hermoso que hay que es la lucha misma. Es el amor al trabajo por la patria, en donde estén”, añadió luego.
A esa altura, las palabras de Hebe salían de su boca, daban un brinco en el aire y se metían de lleno en los corazones, en las bocas, en las lágrimas, en los aplausos, en los ojos. Los pibes que la escuchaban, que unos minutos antes habían demostrado cuán profundo y claro son sus conceptos aunque se los subestime por su corta edad, hacían flamear las banderas. La escena en sí era un símbolo: en esta época, las banderas flamean bien alto.
Las pupilas se ensanchaban, un poco por las lágrimas y otro por el ímpetu de querer grabar cada frase en la retina. “Los pueblos no tenemos que pedir permiso”, dijo Hebe y los jóvenes la abrazaron con aplausos.
Luego, la Presidenta de la Asociación narró múltiples anécdotas de las Madres. Entre ellas, el origen de la radio La Voz de las Madres-AM 530, la Universidad Popular, entre otras locuras que parieron las Madres.
Además, afirmó: “Yo sé que ustedes van a los barrios, que ayudan a hacer los deberes. Yo creo que están los maestros para enseñar a leer y escribir y hacer los deberes; y ustedes tienen que hacer como los curas, que son muy vivos: hay que hacer un catecismo y enseñar a los pibes de los barrios, desde que tienen cinco o seis años, porqué son pobres, que no los tocó en la lotería: que son pobres porque hay unos cuantos hijos de re mil putas que son demasiados ricos y con eso los pibes van a ser más adelante los futuros militantes. Empecemos por ahí”. La sala, un aplauso.
Para terminar, Hebe les contó cómo gestionó, ante las Fuerzas Armadas, material bélico para construir estatuas de San Martín, Belgrano y Moreno en el Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHI), en la ex ESMA: “Un grupo de escultores va a hacer estatuas gigantes entronizados en ese lugar, en el lugar que fue más siniestro, con material bélico de la dictadura. Entonces, como verán, todas las locuras son posibles. Ustedes que son jóvenes inventen, transformen, piensen. Lo más lindo que nos puede pasar a las Madres es que los jóvenes nos quieran”.
Si una imagen vale más que mil palabras, bastaba con ver las caras, las de los jóvenes y la de Hebe, al finalizar la charla: la emoción era evidente, incontrastable, contagiosa. El amor de las Madres, y la lucha, también fecundó a estos jóvenes revolucionarios.
 
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