Generando cambio

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Clamor de los náufragos: Agua! PDF Imprimir Correo
Escrito por Ediciones Agua Clara   
Sábado, 15 de Septiembre de 2012 12:21
(Texto con actualidad escrito hace diez años)                                               
Los habitantes de Buenos Aires,  una ciudad húmeda, muy sofocante durante el verano, cuando tienen dinero veranean uno o dos meses y cuando no lo tienen...un fin de semana, o nunca.
Noches calurosas de mi niñez...! Tomábamos el tranvía hasta el balneario Municipal de la  magnífica Costanera Sur,  y sentados en las escalinatas sobre el Río de la Plata  ventilábamos la humanidad con el frescor del aire.
La Costanera era un paseo accesible hasta a los más pobres. De día patines, bicicleta,  la pelota, disfrutábamos los juegos públicos o los del parque de diversiones, comíamos choripanes regados con bebidas frescas, escuchábamos los varietés de los recreos pagando como señores, o de pié parados detrás de las mesas. También nos bañábamos! El río  nos ofrecía  a los porteños, capitalinos o suburbanos, esa posibilidad desde Punta Lara hasta San  Fernando, 70 kilómetros de costas. Playas lodosas, pero playas, donde en ocasiones había que adentrarse más de quinientos metros  para que el agua alcanzara las rodillas y cuando se largaba la sudestada  salir rajando.
Es cierto, el Riachuelo ya hedía, pero mucho menos que ahora.
Por los arroyos de la isla Maciel circulaban canoas utilitarias y deportivas, y con mis compañeros del Industrial de Barracas, nos hacíamos la rata para admirar las piernas de las remeras del Club Náutico Avellaneda.
La contaminación  no alcanzaba a desequilibrar el Río de la Plata.
El desarrollo inmobiliario comenzó a ganarle terreno al río, en un país al que no le falta terreno   
El Presidente de un club de fútbol consiguió  rellenar la costa para construir una ciudad deportiva, con la que defraudó a miles de personas humildes, suscriptores de acciones de lo que nunca se construyó. Luego siguieron rellenando.
Así se formó la reserva ecológica, como alternativa a la explotación comercial de los terrenos ganados al río, que dejaron a uno  de los más hermosos paseos de la ciudad , la Costanera Sud, sin costa.
Los Reglamentos también permitieron la construcción de una cadena de inmensas torres cercanas  a la costa, código de edificación mediante (mediante qué?).
Privatizaron la brisa del río, que mal llega al interior de la ciudad en las noches sofocantes.
Resignémosnos, nos queda la Sudestada.
Los últimos negociados incluyen Puerto Madero, zonas aledañas, los bosques de Palermo, los  terrenos ferroviarios  y hasta esa Ciudad Deportiva, etc.
Se ha llegado al absurdo de concesionar los servicios de agua y cloacas, sin obligarlos a tratar los residuos cloacales.
Se vierte cruda, sin tratarla, la materia fecal y orines de diez millones de habitantes.
Y el Río de la Plata se convierte en el Río de la mierda.
Los restos orgánicos, humanos, animales, vegetales, al descomponerse producen gases, que refuerzan el efecto invernadero.
Sobre todo Metano, apto como gas domiciliario, combustible industrial y para los automotores.
La instalación de digestores y gasógenos zonales  para  tratar los residuos cloacales no resultaría más cara que  el tendido de gasoductos y redes a distancia.
Además se podría agregar a los digestores los restos orgánicos de la basura domiciliaria, con lo que también se reduciría  la putrefacción  de la basura domiciliaria, en los mal llamados rellenos sanitarios.
El resto que queda en el digestor es compost, un valioso fertilizante que no envenena la  tierra.

La contaminación por vertido de industrias es harina de otro costal.
Desde los primeros saladeros, en el siglo XVIII, continuamos contaminando alevosamente el agua.
Quien tiene gallinero que lo cuide de los zorros y las comadrejas.
El acuífero subterráneo Guaraní, paralelo a los ríos de la cuenca del Plata, es una de las mayores reservas mundiales de agua dulce, y se avecina la escasez de ese recurso.
Ver la desaprensión con que lo tratamos, ante la angurria de grandes intereses globalizados...
Intentaron administrar nuestra agua mediante la privatización, no les fue bien . Ahora  trasladan a estas orillas las industrias más contaminantes, enfrentando pueblos vecinos.
De paso cañazo, debilitan el bloque regional Mercosur, que unido les resulta un hueso difícil de roer.
Artigas no quiso volver a una Banda Oriental segregada de las Provincias Unidas, la historia  vuelve a repetirse con variaciones.
El dominio de los centros financieros sobre nuestros países sigue siendo muy grande.
Tratan de atraernos con el señuelo de las inversiones, pero...
Se calcula que el ciclo favorable para la exportación de productos agropecuarios se extenderá por años. Estamos en condiciones de imponer la exportación industrializada o semi-industrializada por empresas argentinas, de aquellos que más nos convengan, contribuyendo a subir el nivel de vida de las mayorías y a revertir factores contaminantes.
Dejarnos dividir es volver a hacerles el juego a los que solo piensan en usarnos.
Los Tribunales Internacionales son tan imparciales como los zorros en el gallinero.
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