Generando cambio

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Escrito por Rodrigo Lugones-La Paco Urondo para Nuevo País   
Martes, 22 de Enero de 2013 16:00
Carta abierta a Patricio Santos Fontanet
En la carta, el autor problematiza la persecusión legal a Callejeros y defiende a las víctimas y familiares de la tragedia de Cromagnón.
Aseguran que Fontanet "sufre todos los días por Cromañón"
Hola Patricio, esta pequeña carta abierta no pretende más que brindarte todo mi apoyo, darte fuerza (ojalá lo logre), y contar rápidamente que es lo que siento y lo que pienso, como así también, que es lo que pensamos y sentimos muchos que estamos de este lado y necesitamos ser voz y grito, para poder callar este silencio que imprimen los mismos de siempre, los que parecen no detenerse (ni frente al límite de la miseria humana), intentando que callemos.  Antes que nada quiero decirte gracias, gracias por iluminar los momentos y la mente de todos nosotros; gracias por darnos la posibilidad de entrar al rock; gracias por darnos la oportunidad de no morir de sed; gracias por haberte rebelado frente a la realidad, incluso sin que importara tu propia vida, dejando de lado todo rastro de egoísmo (que en esta sociedad reina), para entrar mil veces a Cromañón y salvar a varios compañeros, amigos, seguidores, familiares, o simples desconocidos; gracias por dar una cachetada ética a la realidad de la mercancía que todo el tiempo, como acicate, intenta destruir la materia de la que están construidos los sueños; gracias por ser esa posibilidad de, incluso en la muerte, brindar la vida.
Hoy, viendo lo que pasa y lo que nos pasa, no puedo evitar sentir bronca, tristeza, impotencia, por charlatanes profesionales con carnet de periodistas que nos desinforman con mil mentiras que no hacen ni media verdad, o habladores indolentes que opinan como expertos sobre temas que desconocen por completo;  por músicos colegas que dan vuelta la cara, mienten o se esconden tras la acusación que los hace mediocres ciervos de una lógica de inquisición, o por periodistas que disparan desde su odio de clase, toda su bronca contra la banda injuriando o juzgando la calidad artística como si ésta tuviera algún tipo de incidencia a la hora de las responsabilidad o las culpas (sabemos que, lo que pretenden es asestar un duro golpe a las expresiones barriales, porque las desprecian, no las entienden y les repugnan). Pero esa bronca y esa tristeza se transforman en motor de lucha, en maquínica fuerza de lucha, en la necesidad de militar esta causa, de hacerle honor a esa gran frase de Marx , la tercera tesis de Feuerbach, que decía algo así como: “Son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias”.
Yo creo en vos, creí desde un primer momento en tu voz, como en las voces  de los demás chicos de la banda, más allá de las peleas, de los distanciamientos, más allá de todo. Creo en tu inocencia y estoy totalmente convencido de que no sos culpable, de que no incentivaste la pirotecnia, de que no pagaste una coima, de que no fuiste a tocar sabiendo que podía pasar lo que pasó (creo y no solo lo creo, sino que también también lo sé). También sé que sos responsable, y que vos jamás lo negaste, y que sos responsable como yo lo fui, como lo fuimos todos los que pertenecíamos al rock and roll, los que formábamos parte de esa serie de tristes costumbres “folklóricas”, por ponerles un nombre. Responsables de ser como el que no sabe, que es un poco como el que no ve. Un ignorante paga caro el precio, lo sabemos, pero jamás puede ser acusado de traidor, si ignoramos es por un proceso deliberado que acechó y devastó el país, que fue por detrás, que se tejió con acuerdos espurios, chorreando sangre, con máquinas de tortura y aparatos de represión a través de la fuerza o de la precarización de la cultura, proceso que terminó por conformar ese país al que nunca más queremos volver, que no solo nos dejó como saldo la muerte y la devastación, sino que nos devolvió una educación destruida, una cultura mutilada, y un olvido peligroso, que sentó las bases sociales y culturales para que Cromañón exista.
Es difícil intentar hablar de esperanza a alguien que le pasa lo que te está pasando, pero no me queda otra opción, no me queda más que recordarte otra frase, de Jean-Paul Sartre : “Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad”. Por favor, que no te pase lo de los soñadores que a veces confunden el desencanto con la verdad, sé que el desencanto puede ser letal, pero la verdad siempre puede más, recordalo. Una circunstancia puede ser modificada si actuamos en consecuencia, más allá del desencanto de una situación puntual. Sé que un mundo organizado en torno a dos valores de la mercancía: la pérdida o la ganancia, intenta que los soñadores no tengan lugar, que se apaguen, que se dejen de escuchar , es ahí donde la realidad tiende trampas, confunde el cerebro, nos nubla los sentidos, y nos ataca con una artillería precisa, separa nuestro YO, lo que somos, de la REALIDAD, la ILUSIÓN se pierde, triste, entre la realidad, pero tenemos que surgir de esa ceniza, tenemos que reverdecer, y tenemos que ser tenaces, si vamos a morir, esa muerte jamás tiene que parecer un suicidio, nuestra carne, aún trémula, tiene que hablar de un valor salvaje. Porque la vida es la energía más potente, junto con el amor, que supo crear esta especie tan contradictoria que es el ser humano, la viva vida que hoy resplandece en tu hijo, y en tu mujer, la vida de los que te esperan, de los que te quieren.
Ojalá puedas ver cómo te defiende tu mujer, con que solidez, con que firmeza, (sabe porque te quiere), los pibes que ayer tenían 15, 16, 17 años, hoy  tienen 23, 24, 25, y formaron una capacidad argumentativa increíble, ya que eso exige la defensa de lo justo, una formación, un compromiso, una entrega, una apuesta; es creer y actuar. En definitiva, lo hoy está en juego, eso por lo que estamos peleando, es que Homero, tu hijo, o los miles de hijos que están naciendo puedan tener un país digno, en el que Cromañón no se repita, en serio, en que lo obvio no se presente como invisible. Un país en que quede clarísimo que un músico no mata (mirá hasta donde tuvimos que llegar que hay que aclarar lo que, a todas luces, es evidente).
La corporación judicial dio otro golpe contra la justicia, Callejeros fue el blanco hoy, ( ayer fue Marita Verón y la Ley de Medios), todos los días ese “poder” demuestra que no está a la altura de las circunstancias, que opera y actúa en contra de la justicia, que teje maniobras con el oportunismo como dispositivo para “gestionar”, esta vez se aprovechó de la feria judicial y violó el doble conforme, todo es obsceno y lo sabemos,  no imparten justicia, sino que encarcelan perejiles para que las responsabilidades reales (poderes económicos, funcionarios, policías y demás) no vayan presos. Pero no deben afectarnos las resoluciones de esta “familia” que opera con lógicas de dudosa ética y jurisprudencia nebulosa, ya que los que todo el pueblo consideran dignos representantes de la coherencia y de la lucha están de este lado, Estela de Carlotto, León Gieco, El Indio Solari, Victor Hugo Morales, el Chizzo de La Renga, y miles y miles de bandas de todos los géneros y estilos que, como dijo una vez Salvador Tiranti de La Covacha, son “el rocanrol que se jugó la cabeza, y no el que señaló. El rocanrol que se hizo cargo del dolor”, y miles de invisibles que no callan, no olvidan, que se organizan y luchan, para hablar de la vida, para defender la justicia, y para pedir que Cromañón no se repita proclamando una consigna hermosa que selló Estela (ese gran ejemplo  ético  que tenemos que enorgullecernos de tener en Argentina): “Los músicos no matan”.
Fuerza Pato, fuerza porque ya lo dijo Estela: “Cuando salimos del infierno lo único que nos queda es el paraíso”. Fuerza porque las únicas luchas que se pierden son aquellas que se abandonan. Nosotros no vamos a abandonar esta, en la trinchera que tengamos que estar daremos la batalla que nos toque.
¡JUSTICIA POR LAS VICTIMAS DE CROMAGNON!
¡CALLEJEROS INOCENTES!
¡LOS MÚSICOS NO MATAN!
¡LOS PIBES DE CROMAGNON, PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE!
El autor es militante popular, ayudante docente en educaciòn popular, estudiante y trabajador del sindicato de trabajadores lecheros A.T.I.L.R.A
 
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