4 HORAS FRENTE AL JUEZ NORBERTO OYARBIDE

Con este comunicado de prensa quiero hacer llegar a los periodistas y a la gente interesada lo que tuve oportunidad de declarar hoy, como testigo, en la causa por la millonaria defraudación que los hermanos Sergio y Pablo Schoklender, junto con sus contadores y amigos, hicieron contra la Fundación Madres de Plaza de Mayo. Durante cuatro horas estuve en la sede del juzgado del doctor Norberto Oyarbide, contestando todo lo que sabía.
Como síntesis les puedo transmitir que comencé contando cómo fue que conocí a Sergio Schoklender, el afecto que me unió a él desde el principio. Conté el porqué de la decisión de dar un Poder General Amplio de Administración y Disposición, con la mayor cantidad de facultades posibles, en cabeza de los apoderados que les permitía tomar decisiones sin pasar por el Consejo de Administración de la Asociación. A partir de muchas preguntas que me realizaban detallé todas las responsabilidades que tanto Sergio como Pablo Schoklender tenían y que, al principio, no nos parecían extrañas. Sergio comandaba todo. Él armó la Fundación, armaba las reuniones, hacía las actas, tramitaba las cuentas en los bancos: todo eso dejé aclarado en el juzgado.
Ante otra de las preguntas sobre si el gobierno nacional pagaba las obras que hacíamos respondí que sí, que pagaba. Además declaré que cuando estalló esta situación las Madres supimos que tanto Sergio como Pablo se quedaban con la plata y no pagaban ni a los trabajadores, ni las ART, no compraban las puertas, ventanas ni la indumentaria para que los obreros tuvieran la seguridad necesaria, como zapatos, cascos y demás. De ahí surge el faltante de dinero que nos robaron.
En otro tramo de la declaración, aclaré que mi hija no tiene nada que ver, que Sergio y Pablo la quisieron ensuciar. Alejandra nunca lo quiso a Sergio Schoklender, nunca hablaba con él.
Las Madres estamos todas muy dolidas por todo esto. Es más, dos Madres murieron por no soportarlo: nunca entendieron esta traición y el robo semejante que nos hicieron.
Por último, detallé que las Madres estamos pagando una deuda enorme que no contrajimos, que no es nuestra, y que las riquezas la tienen ellos y así es como se pasean con autos, motos, yates, aviones y poseen casas en barrios cerrados.
Las Madres siempre hablamos en donde lo debíamos hacer: en la Justicia.