Generando cambio

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San Martin de los Andes (Neuquen) PDF Imprimir Correo
Escrito por Miguel Barrientos   
Lunes, 27 de Mayo de 2013 14:54

Luna del 25

Vi al piberío que corría trepaba saltaba de pronto amansarse apenas sonaron las cuerdas de la Escuela Orquesta de los Andes. Eran pasadas las diez del sábado 25 de mayo éste, tan sonado.
A la mañana, con un sol que al fin supo asomar sobre la niebla,  estuvimos en la Plaza San Martín, compartiendo un Acto muy sentido y muy político también, del que hacemos referencia en otro lado. A la noche, enfilamos bajo una luna llena, de cuento mire vea, para el Chango Soria, el gimnasio arriba de la Vega Maipú y Nahuilen. Doy fe y testimonio que ese espacio público, recién pintado, mejor atendido, cargado de banderas argentinas y soles de la patria, lució como en sus mejores -que no son pocos- momentos. En serio, tomen nota: ahí estuvo dos veces Agarrate Catalina. Ahí son las peñas del 25 más memorables. Ahí se han presentado orquestas infantiles, ahí se han dado unos shows de carnaval siempre colmados de alegría. Siempre sale fiesta en el Chango Soria.
Hay que decirlo: es algo que está ahí, si se me permite ser tan poco afecto al dictat de los manuales de estilo del periodismo. Una vez más, pido mil disculpas.
Prefiero contar lo que vi de otra manera: a las horas pico, entre la 12 y las 2 de la mañana, el gimnasio estuvo lleno de pared a pared: más de cuatrocientas personas sentadas y una compacta cantidad de concurrentes que iban y venían con empanadas, vinos y birras, choris, gaseosas y hasta agua.  La cantina estuvo a cargo de los padres de la Musicantes y no tuvieron lo que se dice descanso. Supimos terminar con las empanadas (lo sé porque obtuve cuatro de las últimas, para el equipo de iluminación municipal, luego de una ardua negociación), y hacia el final final, que pasó largamente las tres de la mañana, sólo quedaban para celebrar tintos y fritas.
Pero vayamos al escenario y sus consecuencias, o al revés si lo prefieren. La intervención de la Orquesta Escuela de los Andes incluyó la participación del charanguista cuasi local Rolando Goldman.  Pavada de orgullo.
Desde la creación de la Musicantes en el marco del programa de orquestas de instrumentos latinoamericanos  Andrés Chazarreta (en el que algo tuvo que ver), este tipazo de Villa Crespo no hace más que asombrarnos gratamente. Cada vez que toca, cómo no. Viéndolo ahí arriba, enseñando siempre, alentando a los pibes, compartiendo su nivel de concertista internacional (en Bruselas pagan una guita en euros para tener este honor, no es chiste ni chicana) con las pibas y pibes de nuestras orquestas juveniles, qué quieren que les diga, no es dato menor contar con su presencia.
Todavía era 25 cuando  cantamos un himno cada vez más nacional con el acompañamiento de la formación de cuerdas -y ya vientos, y noveles integrantes- que hacen sonar con calidad  y calidez los profes de la orquesta escuela.
La emoción queda puesta, apenas después, a la altura de la entrada de los Musicantes, donde se presentó también una ristra de chiquilines sikuris y guitarrer@s recién avenid@s a la alegría de tocar, que no pueden sino conmovernos.
Después salieron a bailar Alejandra San Martín y Pablo Betanzo, y los de Sueños del Alma, y los de Caricias, y los malamberos chicos (que a pura actitud hicieron explotar al público), el mismísimo Alejandro Ruben, y los entrañables bailarines de Tierra Querida, que galvanizaron a la concurrencia con el Pericón nacional.
Para otro momento de grato asombro, hubo un quinteto de cuerdas + percusión derivado de la formación mayor de Musicantes pero también acompañados de Heber López, otro, que salió con una onda andina y derivó hasta el joropo y ya se veía venir. Hubo ovación bien ganada, porque de ahí en más largó La 26  (otra banda de musicantes, con la participación de Raúl Namuncurá) que con un nivel musical bien jugado y bien tocado sacó a bailar a la concurrencia, la que de ahí en adelante fue coprotagonista de la Peña. Como corresponde.
Siguieron, de ahí hasta el cierre, el Cantar de los Amigos que no le dieron respiro a unos bailarines que le entraron con igual gracia a la chacarera, al chamamé, al gato y a la cueca, y hasta un Negro José que obligó al candombe.
Digo que vi unas parejitas de baile diciéndose todo con los giros de una zamba, vi a los chiquititos queriendo entrar a tallar, vi a Dorita bailando con el Intendente, y vi a la gente divertirse, digo que estuve en una peña que fue una fiesta de la gente. Otra vez.
Muestra de Carina Elizondo y Marcos Celave en la Sala de Exposiciones
El viernes 31 de mayo, a las 20 hs quedará inaugurada en la Sala Municipal de Exposiciones, la Muestra conjunta de pintura, escultura y fotografía de Carina Elizondo de Zapala y Marcos Celave de San Martín de los Andes.
Esta muestra podrá ser visitada hasta el 11 de junio de lunes a viernes de 10 a 20 hs, sábados y domingo de 16 a 20 hs.
Carina Elizondo presenta su muestra de pintura: Horizontes: “Cuando el lago se transforma en espejo, la noción de horizonte es puesta en duda”
Nació en la provincia de San Juan, es Licenciada en Artes Visuales, en la UNSJ.
Actualmente vive en Zapala Provincia del Neuquén, donde se desempeña como  docente de Nivel Superior y Nivel Medio.
Realiza producciones visuales donde el eje transversal es la autobiografía.
Marcos Celave, de San Martín de los Andes, presenta fotografía y escultura.
Sorteará una obra entre los asistentes a la muestra, al finalizar la misma.  
Óptico de profesión, Marcos comenzó  a revelar fotos a los 14 años, es autodidacta. Hasta los veinticinco años se desempeñó como fotógrafo social. Retomó su actividad, posteriormente, con el advenimiento de la fotografía digital.
Es también  autodidacta en escultura y pintura.

 
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