Generando cambio

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Joyas poéticas de Agua Clara en el Día del Padre... PDF Imprimir Correo
Escrito por Ediciones Agua Clara, especial para Nuevo País   
Sábado, 15 de Junio de 2013 21:00

El hilo de Ariadna: LAS MOTIVACIONES DE UN PADRE

Padres, hijos, nietos                                                      

PADRE                                                                                                                                 

Fui la célula inicial
varias veces
avanzando en común
entre risas
sonrisas
acordes graves
armonías cotidianas
eco de los cambios.
Eslabón
desde y hacia lo inconmensurable
tanto
que la realización parece infinita
aunque no lo sea.

MIS HIJOS    1961     

Dos manojitos de aromas
Don Quijote y Sancho Panza,
bañados en mieles
y rociados con pétalos de azahares,
quizá iguales
a otros pequeños mortales,
inspiran en mi ánimo
la eterna sonrisa,
y ajenos a su éxito
como el frescor de la brisa,
corretean y se abisman en la vida
y su variación infinita.

PARA ELLOS TAMBIÉN         

Yo sé que mi padre fue un músico
a veces vicioso
y a veces sublime,
pero como sus notas
se dispersaron con el tiempo
ningún recuerdo
conservo yo.
Para mis hijos
Para que lo lean en su mocedad.
Para ellos también
escribo yo.

EQUILIBRIO

Con la seguridad
del trapecista del circo
y la grácil elegancia
de la ecuyere,
con la regularidad
del día
y de las noches
que se suceden sin interrupción
con la callada belleza
del sol y del rocío
y con la modesta alegría
de los pichones mañaneros
vive Marina,
que a los seis años
preanuncia un futuro añorado.
Y pienso,
cuantas generaciones de hombres
trabajando y sufriendo,
aprendiendo a ser hombres, hicieron falta
para que a siglos
del viejo sufrimiento,
sobre montañas de sangre reseca,
que fertilizaron
el humus
y en esta hora de cataclismos,
el amanecer
como un toro indomable
se revele biológico en nuestros pibes,
a los que dedico
este canto de amor
enternecido.

LUZ DE NOVIEMBRE

(A Diana, mi hija menor)
Durante el día
el sol ardiente
se cuaja
en las varas de los chañres
y al ocaso
espolvorea de dorado
las flores de algarrobo.
Ni la luna, ni el viento
pueden con los colores,
solo el tiempo…

LOS PADRES VIEJOS

Añoramos la dulzura de los chiquilines.
Entre adultos es otra la distancia.
Cada uno en lo suyo,
en su propio vuelo.
Las sensaciones ya no son piel a piel.
El afecto depende de actitudes y palabras.
¡Qué perdure!                  
Ediciones Agua Clara-

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