Generando cambio

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Escrito por Agencia Paco Urondo, Especial para Nuevo País   
Jueves, 01 de Agosto de 2013 21:00

Lo prometido sobre el material de Agencia Paco Urondo, con relación a las notables mujeres de nuestro país...

“Era inusual que una mujer tuviera esa capacidad de movilizar, liderar o constituirse en referente de los sectores populares”

Entrevista con el Doctor en Historia de la facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Fabio Wasserman. “Si la leyenda negra en torno a Encarnación Ezcurra se refiere al uso de la violencia, no hay duda de que Encarnación incitó a sus seguidores a ejercerla contra sus enemigos sin ninguna contemplación”.
APU: ¿Cuál fue el papel de Encarnación en la carrera política de Rosas? Fabio Wasserman: En verdad es muy poco lo que se sabe sobre Encarnación Ezcurra en las dos décadas que van desde su casamiento con Rosas en 1813 hasta su participación decisiva en 1833 cuando se dividió el partido federal porteño entre rosistas y antirrosistas (también conocidos como apostólicos y cismáticos). Esta división fue producto del rechazo de Rosas a continuar gobernando sin facultades extraordinarias, razón por la cual a fines de 1832 fue electo su Ministro de Guerra, Juan Ramón Balcarce, dando lugar en los meses siguiente a un reagrupamiento político que derivó en ese enfrentamiento.
Sobre el accionar de Encarnación en esos días tenemos la suerte de contar con testimonios de seguidores y adversarios, pero también con las cartas que intercambió con Rosas que se encontraba en el sur encabezando una expedición para afianzar la frontera. Ante su ausencia, y la posibilidad de que se impusieran sus adversarios, Encarnación se puso al frente de los rosistas cuando advirtió que sus referentes en la ciudad tenían un comportamiento timorato o dubitativo.
Además de las intrigas habituales, se valió del vínculo estrecho que junto a su hermana María Josefa había establecido con los sectores populares y, en particular, con la población de color que a cambio de información y servicios podían recibir algún beneficio. Esto permitió que se convirtiera en una figura muy popular, que le valió la admiración de los rosistas y el odio y el desprecio de sus enemigos. Fue en ese contexto que Encarnación alentó la creación de la Sociedad Popular Restauradora, integrada por miembros de la elite que adherían con fervor a Rosas, y en cuyo seno se organizó la Mazorca como fuerza de choque destinada a amedrentar a los opositores (de hecho entre 1833 y 1834 se debieron exiliar varias figuras federales que no eran rosistas).
En los años siguientes no tuvo una actuación tan destacada, pues murió en 1838 cuando comenzó otro ciclo de violencia en el que probablemente hubiera vuelto a tener un rol protagónico. De algún modo, sin embargo, siguió ocupando un lugar central tras su muerte, ya que Rosas aprovechó su popularidad al realizarse sus funerales y al constituirla en una figura que debía ser reverenciada como “Heroína de la Federación” tal como puede leerse por ejemplo en El Matadero de Echeverría.
APU: ¿Era normal esa participación política de una mujer en esa época?
FW: No era algo normal, pero esto no quiere decir que las mujeres no tuvieran la posibilidad de intervenir en política. Sólo que no lo hacían en el ámbito público. En todo caso, podían participar de intrigas en el seno de las elites, como lo hacía por ejemplo Trinidad Mantilla, la esposa de Balcarce. Lo que sin duda era inusual era que una mujer tuviera esa capacidad de movilizar, liderar o constituirse en referente de los sectores populares que tuvieron Encarnación y María Josefa Ezcurra.
APU: Sobre Encarnación también cayó una leyenda negra, ¿qué hay de verdad en eso?
FW: Si la leyenda negra se refiere al uso de la violencia, no hay duda de que Encarnación incitó a sus seguidores a ejercerla contra sus enemigos sin ninguna contemplación. El problema, como todo lo que rodea al rosismo, es que a lo que efectivamente sucedió se le agregaron historias o episodios de carácter dudoso.
APU: ¿Por qué crees que su nombre sea poco conocido en nuestra historia?
FW: No creo que sea poco conocido o, al menos, no lo es si se lo compara con otros. Aprovecho la pregunta para decir que, salvo excepciones, me parece que se trata de un interrogante que no es productivo ya que la respuesta suele preceder a la pregunta al suponerse que hay una suerte de conspiración que oculta hechos o figuras de nuestrao pasado. Esta posición, que podía tener sentido hace varias décadas cuando fue planteada por el revisionismo en oposición a la historia llamada “oficial”, “liberal” o “mitrista”, se transformó en un cliché, en un gesto vacío y en juicio moral que sobreinterpreta todo nuestra historia e ignora los avances producidos desde 1983, pero también numerosos trabajos que tienen varias décadas en los que se analizan muchas de la temáticas, hechos y personajes que supuestamente han sido ocultados (ignorancia que en algunos casos es real, pero en otros es impostada). En todo caso, lo que me parece mucho más interesante de tratar es el vínculo entre conocimiento histórico, política y sociedad, incluyendo la educación, los medios, etc.

EVA PERÓN

“Es posible que el ´55 no hubiera sido lo que fue si Eva Perón hubiera vivido”
Palabras de Lorenzo Pepe, Sec Gral del Instituto Nacional “Juan Domingo Perón” de Estudios e Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas; en el acto de apertura de la Muestra Eva Perón en los libros.
Lorenzo Pepe: Me siento agradecido, a lo mejor porque uno ha envejecido abrazado a estas banderas que son novedosas para estos jóvenes, pero que uno las tomó cuando era muy chico. Yo quiero contar una anécdota con respecto a la figura de Eva y también de Perón porque juntos eran indisolubles.
A los 19 años yo era congresal del Congreso Ferroviario Ordinario que todos los años se llevaba a cabo. Esa Unión Ferroviaria que fue creada allá por 1922 y que ha sufrido últimamente situaciones que en lo personal me han angustiado y muy mal. Perón y Eva tenían una costumbre de acercarse a las congregaciones, para utilizar un término religioso, a las congregaciones obreras, nunca más lo vi que se repitiera, nunca más. Iban los dos y Eva besaba, es una forma de decir, arrimaba su cara a la francesa sobre la cara de cada uno de los 289 trabajadores ferroviarios que había en ese Congreso. Y Perón no te daba la mano, iba derecho al abrazo. Tanto que cuando lo vi en el exilio, tembloroso, 34 años yo y 70 años él, en Puerta de Hierro en el doloroso exilio de Perón, yo iba con la mano extendida y con la voz arenosa que lo destacaba me dijo: “la mano no, el abrazo Lorenzo”. Toda esta cosa que parece tan banal para los que no nos entienden, para los que nos siguen puteando enfrente, que ya deberían haber recapacitado y haber entendido que este es un Movimiento en serio, que vino para quedarse porque formamos parte de una corriente histórica inamovible, que nació con la República. (Aplausos)
Algunos de mis compañeros cuando yo hago la remembranza “dónde hubiéramos estado” para justificar a nuestras propias mujeres en esta pelea en el año ’13 o ’14 del siglo XIX, hubiéramos estado desnudos y a pata en el ejército libertador, en qué otro lugar iba a estar el peronismo. Un poco más cercano hubiéramos estado con Belgrano, primero en la frontera norte y luego con el general gaucho que se bancó seis intentos de toma del Virreinato del Río de la Plata. Un poco más cercano hubiéramos estado con los colorados de Juan Manuel de Rosas, un poco más cercano en la Vuelta de Obligado con Lucio V. Mansilla, el sordo Tormes y Alsogaray el bueno, y más cercano hubiéramos estado con orilleros de Hipólito Yrigoyen y el 17 de Octubre fuimos, el Día del Descamisado, fundacional de un movimiento de masas no conocido en toda América Latina y que tiene plena vigencia hoy.
Un compañero de prensa me decía hoy “¿pero no está muy fracturado el peronismo?”, miré, el día que dejemos de estar fracturados, habremos dejado el peronismo. No está mal que discutamos adentro y en buena hora que esto exista, no hay otro sector político que tenga este tipo de práctica. Yo me reía en A dos voces, pero mucho, porque veía un grupo, tres hombres: Terragno, Prat Gay y Solanas, que discutían entre ellos poco más que acaloradamente, pero están juntos en una organización que se llama Unen. Ahora: cómo cuernos van a funcionar en el caso que uno de ellos realmente gane, ¿los otros lo van a seguir? Yo les anticipo que no.
¿Cuál es el riesgo de un movimiento popular como el nuestro con una mujer emblemática, esa mujer que besaba a la francesa, ese Perón que abrazaba, cuál es el riesgo? Que nos equivoquemos de rumbo, y ahora va a haber una prueba en los próximos días, en los próximos meses. Hay mucha gente disconforme por muchas razones, y alguna con razón, pero todo lo que se ha hecho hasta ahora es peronista. A lo mejor no se manifiesta todo lo que nos gustaría a nosotros, por lo menos a mí, un viejo ya, que les garantizo a los jóvenes no es ninguna virtud esa. Lo que sí yo no me voy a oponer a los pibes en la actividad política, nunca porque yo empecé cuando tenía 17 años, y estos tienen un año más, un año menos que yo, tienen 16 y van votar esta vez.
Yo tengo una enorme confianza en el futuro de la república, pero aún más tengo confianza en la composición de este masivo componente que es nuestro movimiento en el que la mujer hoy tiene una preponderancia increíble hace apenas unos años atrás. Yo recuerdo, yo llegué en el ´83 al Congreso, y seis o siete mujeres, recuerdo que cuando se abrió el cupo llegó un grupo importante de compañeras, muy importante. Recuerdo una charla con Irma Roy que, yo veía que se juntaban en la Cámara, en el recinto todas las mujeres juntas y los hombres esparcidos en el resto del recinto. Un día –por viejo nada más- me tomé el atrevimiento de decirles “compañeras, ustedes llegaron no para ser un bloque, sino para mezclarse con nosotros”. Y lo entendieron, entonces se distribuyeron y sabe qué consiguieron: que morigeráramos el discurso; que obligan a los hombres a ser más cautos, ser más prudentes.
A mí no me gusta hoy el Parlamente descalificador, el Parlamento debe ser un órgano constructor de las realizaciones que la gente pide, y por ahí pasan las esperanzas de los argentinos. Y hoy debe ser así porque hoy se pelean por ser diputados, ¿debe ser así?. Todos quieren ser diputados y dejan los puestos ejecutivos como puede ser una intendencia importante y sus diferentes órganos para ser diputados. ¿Serán diputados o nos encontraremos que luego de las elecciones también era testimonial eso?
En fin, a no confundirse y a recordar esa Eva en los gestos enormes de valentía, de heroicidad como no se ha conocido, no hay en toda América Latina un ejemplo como el de Eva, por lo menos en el siglo XX, como el de Eva Perón. Una mujer que ni siquiera supo quién la operó, quien la intervino quirúrgicamente, el General en búsqueda de salvarle la vida trajo al mejor especialista en cáncer de útero en este caso que Eva Perón sufrió y la llevó definitivamente a la inmortalidad y a la gloria.
Pero yo recuerdo sus discursos combativos, estaba en la primera línea y digo más aún: es muy posible que en 1955 no hubiera sido lo que fue si Eva Perón hubiera vivido. Estoy casi seguro que hubiéramos resistido ese golpe maldito, sacrílego, brutal, prepotente que bombardeó y fusiló  y que después fueron rápidamente a Uruguay a pedir asilo, ninguno de esos fue juzgado.
Los que venimos de esa época, los que conocimos Argentina antes de la década de Juan Perón, podemos dar fe que ese discurso aristocrático, engolosinado, pretendiendo confundir aún más, en algunos casos, a nuestros compañeros hasta analfabetos: “ustedes tienen una pobreza digna”. Carajo, no había mentira más grande que esa, éramos pobres de toda pobreza, y apareció un tipo y una mujer que le hizo pata para crear la dignidad como un bien ganancial de los trabajadores y la presencia en la política y en el Estado ya es una forma permanente y absoluta. Algunas veces con más preponderancia y otras veces con menos, pero no nos van a sacar a los peronistas del cauce de la historia.

“El modo interpretativo de Evita es, a mi juicio, totalmente agónico”

Palabras de Horacio González en el acto de apertura de la Muestra Eva Perón en los libros.
Horacio González: La muestra tiene una significación especial porque en la idea de María Cristina Álvarez Rodríguez está la situación evidente que cualquier habitante del país percibe con claridad: el peronismo es un vastísimo legado de símbolos. Y esos símbolos muchas veces ya nacen interpretados y otras veces, quizás la mayoría de las veces, exigen la reflexión profunda, exigen la conexión con otros símbolos que muchas veces tienen sus raíces en momentos muy remotos de la humanidad,. En el caso de Eva Perón existe la situación bien conocida por todos de que su iniciación como figura pública es en la cinematografía nacional y durante el periodo de su actuación más viva en Argentina, innumerable cantidad de revistas, de fotos, de material gráfico, de diarios, de conversaciones. De conversaciones que tuvieron, muy parecido a lo que ocurre hoy, el tono vibrante de las discusiones argentinas, y muchas veces el tono despreciable de la injuria fácil, así como tuvo, como se dijo casi siempre, una cercanía que siempre es digno saber analizar, que es una cercanía con el lado sacrificial de la política.
Bueno, todo esto es algo que nos comunica directamente con el arte cinematográfico que en los comienzos del peronismo, acá Lorenzo (Pepe) me va a saber corregir o no, muchos peronistas que diferenciaban al Estado del arte, una diferenciación que no se sostiene fácilmente, pensaron en opacar o diluir el papel activo que tuvo Eva Perón en momentos fundamentales del cine argentino. Fue dirigida por Mario Soffici, uno de los más grandes directores cinematográficos y de algún modo, una película que terminó no viéndose en su momento, La pródiga, no deja de tener alusiones bastante vibrantes a lo que pasaría después en Argentina.
De modo tal que el peronismo, cuando muchos dicen “qué difícil que es interpretarlo”, no hay nada que sea fácil de interpretar, por supuesto. Pero cuando el peronismo toma su momento basado en las artes visuales, su momento que es un momento agónico, el modo interpretativo de Evita es un modo, a mi juicio, totalmente agónico. Está en su voz, basta recordar su discurso en la Avenida 9 de Julio, hay una agonía permanente, pero ¿cuándo no la hubo?. Por eso mismo, uno puede tener mil explicaciones de la perduración de estos símbolos, pero una es que nunca la historia deja de ser una agonía de los pueblos. No en el sentido de que cesa aquello que de más brillante y amoroso tuvieron, sino que aquello que puede ser brillante siempre está amenazado por algo, siempre hay algo que circula en las atmósferas de la historia que exige ver lo que ocurre también a una luz cautelosa, sí, pero a una luz de agonía.
¿Qué quiere decir? Lucha, el sentido a la lucha también consigo mismo, creo que eso se nota en Evita y el arte casi inocente en la gráfica de la época; si vemos una publicidad contemporánea. La Avenida 9 de Julio llena de carteles rutilantes, vemos que este tipo de publicidad pertenece a un campo de cierta inocencia de la publicidad gráfica argentina.  Y ahí está Evita con su sonrisa, en una parada en un auto comiendo informalmente junto a Perón, escenas muchas veces bucólicas que se parecen mucho a las sesiones de cine que filmaba, escenas populares que son retratos de la época sumamente candorosa, retratos con niños, con enfermeras.
Esto es lo último que querría decir, hay un profundo candor en todas estas imágenes y sin embargo el peronismo, que es candoroso en su fondo profundo, sin embargo presidió, actuó y elaboró su vida conceptual y colectiva en medio de grandes tragedias públicas. Por eso a veces se dice que “es difícil entender al peronismo”, y por supuesto, es la dificultad última de la política. No hay una dificultad más grande en la política que llamar a la unión, llamar a conjuntos más grandes de la población y que, sin embargo eso, termine en fortísimas campañas de descrédito, infamias, incluso en la sangre y en bombardeo.
De modo que esta exposición no es cualquier exposición, que aquí esté la presencia vibrante de alguien que viene a la exposición pero también se hace al compas bien conocido, que es la métrica y la sonoridad interna que tiene la historia argentina para miles y miles de personas. Me refiero a los bombos, para no hacer una metáfora tan compleja con algo que es tan fácil de decir: hay bombos (risas). Pero también lo digo porque no es habitual que se hagan exposiciones con bombos en la Biblioteca Nacional.
Entonces, esta es una exposición artística de alto nivel, uno diría: y la revista Antena, Sintonía, ¿dónde están? Bueno, tenemos acá a Daniel Santoro, a Roberto Baschetti.que preparó la bibliografía. Daniel Santoro hoy en Argentina, además de ser un gran artista plástico, es el máximo intérprete de simbolismos extraídos de la imaginación entera de toda la humanidad (risas). De modo que para los que nos jactamos de conocer algo de peronismo, todo lo que dice Santoro tiene dos virtudes: uno, que  deshace todo lo que creíamos conocer; y otro pensar varios días después qué nos quiso decir efectivamente, al punto tal que intentamos corregirlo, decirle esto no es así, pero vale la pena escuchar a Daniel comentar cómo esto no es así. Porque asociar imágenes es una forma de pensar, quizás la más arcaica y la más efectiva, es el arte de Daniel y ese arte está presente en la Sala Leopoldo Marechal de la Biblioteca Nacional.
Como digo también, estamos hoy en la Sala Jorge Luis Borges, lo que significa también la complejidad simbólica de la Argentina que tenemos que saber ver y respetar. Si uno dice “lo nuestro” es una frase muy vulgar, pero “esto es lo nuestro”. Son fisuras y fisuras que se van mutando, cambiando, intercalando y por qué no dialogando entre sí permanentemente y eso también hay que decirlo y hace a nuestra madurez decirlo.
Estamos también acá con la fortísima figura de Lorenzo Pepe, viejo amigo, nuestro vecino, es el custodio fundamental de la memoria del peronismo, de su memoria clásica. Es interesante la relación entre las dos formas de memoria que cultivan Daniel y Lorenzo no son iguales y confluyen en el vasto escenario de la memoria que es el peronismo en la Argentina. Que tiene tantas interpretaciones, tantas vetas, tantas vertientes, de modo tal que también saludamos la presencia de Lorenzo Pepe que es vecino de la manzana. Y que es también un poco la síntesis completa de la Argentina, de familia socialista y con su evolución dramática, como toda evolución hacia el peronismo, cuidado en sus más significativos ritos.
Y uno ¿qué diría del rito? hay que aprender un poco de los sacerdotes, que puede no gustarnos, puedo hacer esa confesión yo, sin embargo han inventado en el rito y en la liturgia, instrumentos poderosísimos de congregación y de pensamiento. De modo tal que uno puede decir: no me gustarán pero en cuánto nos parecemos; entonces también eso me parece que tiene el sentido de la presencia de Lorenzo acá.
Y por último quiero mencionar a nuestra gran amiga, María del Carmen Bianchi. No es fácil en la Argentina poner de pie una institución porque las instituciones nacen y tienen distintos momentos en su vida, son a veces parecidas a las personas pero hay que cuidar de no hacer mal esta comparación. María del Carmen hizo caminar con sus propios pies a la CONABIP, la gran institución argentina que da de leer, da a leer y dice cómo leer. También edita libros y vive en el mundo de los libros activos que es el mundo de los hombres, es el mundo de la vida real, de modo que también saludamos a la presencia de María del Carmen, hoy diputada nacional, a la gran reconstructora de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares.  

Y la Argentina detuvo su corazón

Corto Documental de 1952, dirigido por Edward Cronjager, que registra las exequias de Eva Duarte.
“Alicia Eguren resulta precursora respecto de las figuras de mujeres militantes”
Eduardo Jozami recuerda en este texto la figura y la militancia de Alicia Eguren, referente insoslayable de la militancia revolucionaria en Argentina.
Por Eduardo Jozami
En la Argentina de los años 40 y 50, Alicia Eguren resulta en buena medida precursora respecto de las figuras de mujeres militantes que habrán de conocerse en las décadas de 1960 y 1970. Por su radicalización ideológica, por su concepción de la militancia y sobretodo porque su personalidad desbordante la llevaba a ocupar posiciones distintas al lugar subordinado que entonces se asignaba a la mujer. Egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, de formación católica, durante el primer gobierno de Perón dirigió la revista Sexto Continente –en la que participan diversos sectores del nacionalismo peronista y se advierte una interesante recepción del pensamiento latinoamericano-  y publicó libros de poemas, una obra de teatro y un ensayo sobre Juan Bautista Alberdi.
Desde 1955 su vida se liga con la de John William Cooke con quien conforman una pareja política en la que se diferenciaban netamente las dos personalidades, quizás complementarias: amigo de las afirmaciones rotundas y los compromisos políticos fuertes, el gordo Cooke tenía, sin embargo, cierta bonhomía que suavizaba las relaciones y facilitaba los acuerdos; no era esa la característica de Alicia, personalidad atractiva y seductora a la que asocio en mi recuerdo con las definiciones tajantes.
Cooke murió en 1968, año de definiciones para los sectores combativos del peronismo porque entonces comienza a gestarse el reagrupamiento que en el movimiento sindical llevará a una nueva unidad de la CGT y al debilitamiento de la central que dirigía Raimundo Ongaro. Alicia no participará de esa política y profundizará un perfil crítico que la llevará a relacionarse con otros sectores de la izquierda. 
Es comprensible que la figura de Alicia haya sido opacada por la de su compañero John William Cooke quien, como se advierte con el paso de los años, se ha convertido en figura emblemática del peronismo revolucionario y es uno de los grandes pensadores argentinos. Pero ella ha sido rescatada en la excelente película de Carlos Castro, Alicia y John y una sala del Archivo de la Memoria en la ex ESMA la recuerda en el lugar en que fue desaparecida. Además, el movimiento de mujeres –a partir del texto de Mabel Belucci y otras contribuciones- viene recuperando todo lo que Alicia significa en la lucha por la igualdad de género y la afirmación del lugar de la mujer.
La militancia de los años ’70 implicó un fuerte avance en cuanto que las mujeres se asumieron como sujetos políticos  y su participación fue muy alta  en todas las organizaciones, incluidas las armadas, aunque  éstas no eran ajenas al pensamiento machista dominante en la sociedad argentina. Cuarenta años después,  el salto adelante en todos los niveles de actividad –en particular el reconocimiento legislativo en la última década-  es notable y es importante reconocer a quienes como Alicia tuvieron ese rol precursor.

"Considero que la Gaby permanece oculta en nuestra historia"

Entrevista con Gabriela Saidón, autora de La montonera, biografía de Norma Arrostito.
APU: ¿Qué concepción de mujer y de militancia encontramos en Norma Arrostito?
Gabriela Saidón: Norma Arrostito es una militante dura, convencida, pero, parafraseando al Che, no pierde la ternura. No es feminista, porque el feminismo en los ´70 en la Argentina es todavía muy débil, y las militantes que eligen participar de la lucha armada consideran que esa es la forma correcta de hacer política. Norma Arrostito entre ellas. No hay que olvidar que ella es mayor que el resto del grupo fundador de Montoneros, empieza a militar en los 60, y tiene una base marxista sólida, por sus lecturas y por sus convicciones. Y le pasó lo que pasó con la gran mayoría de la izquierda argentina en esos años: creer que había que pelearla desde adentro del peronismo, porque el pueblo argentino era peronista. Lo del PC, para ellos, era pura diletancia. Y el toskismo y el maoísmo, utopía inútil. Estuvo sumergida en su tiempo y tal vez no pudo, entonces, tomar distancia, reflexionar sobre si sus decisiones eran las correctas. Lo habrá hecho después, en cautiverio. 
APU: ¿Cómo pensar su rol en la historia de Montoneros, y de las organizaciones armadas?
GS: Su rol en Montoneros fue importante en los comienzos, básicamente en el hecho que sirvió de carta de presentación (hoy diríamos un hecho mediático) a la organización que recién entonces se daba a conocer: el secuestro de Aramburu, el 29 de mayo de 1970. Participó en el secuestro como campana, y previamente, en los preparativos. Pero no escapó a las generales de la ley en la Argentina: fue la mujer del jefe (Fernando Abal Medina) y por eso estuvo, muy al comienzo, en la cúpula. De hecho, fue, como figura en el subtítulo de La montonera, el libro, en su edición definitiva, la “primera jefa de la guerrilla peronista”. Después de que lo matan a Abal, ella va cayendo jerárquicamente en una organización cada vez más militarizada y machista. Pero sigue militando y no se va del país. Y cuando la capturan en el 76 y la llevan a la ESMA, para el afuera aparece como una figura realmente demoníaca. Para el interior (de la ESMA), aquel bronce. Todavía, creo, Norma Arrostito no encontró su lugar justo en la historia argentina.
APU: ¿Cuál era el lugar que ocupaban las mujeres en la militancia política setentista?
GS: Es una pregunta compleja. Hubo mujeres que ocuparon cargos altos, por decirlo de alguna manera. Una de ellas, pionera, fue Amanda Peralta, una de las jefas de las FAP (Fueras Armadas Peronistas), aunque también ella era mujer del jefe. Después, a lo largo de la década, hubo mujeres en puestos clave, pero nunca en el núcleo más duro de las organizaciones armadas. Sí fueron militantes convencidas y entregadas. Creo que de alguna manera sentían que ese era el lugar que había ocupar: en la batalla, junto a sus compañeros. Pusieron caños, tomaron los fierros. Muchas de ellas terminaron en la ESMA o en otros centros clandestinos de detención. Muchas perdieron a sus hijos en cautiverio. O se tuvieron que exilar. Fue, el de las militantes de los ´70, un destino trágico. Muchas, por suerte, sobrevivieron. Puede sonar políticamente incorrecto, pero creo que había algo romántico en la figura de la militante setentista, incluso algo pop. Minifaltda y metralleta, como lo muestra una publicidad de Citröen de la época.
APU: ¿Consideras que “La Gaby” permanece aun ocultada en nuestra historia? ¿Por qué?
GS: Sí, considero que la Gaby permanece oculta. Porque creo que analizar su figura más a fondo, debatir sobre sus errores, sus convicciones, es llevar las cosas a lugares de la historia argentina a los que no se las quiere llevar todavía. Quiero decir: parece que cuando se hicieran críticas a la militancia de los ´70, esas críticas solo pueden venir de la derecha. Hay una mística difícil de contrastar. Por supuesto, hay excepciones nobles, como Pilar Calveiro, o algunos libros que adoptan una postura crítica sin ser fachos, como los de Daniel Gutman y otros, o algunos militantes de izquierda que son verdaderamente críticos del peronismo. Y de Perón.
APU: ¿ Cómo podemos pensar su herencia política y humana?
GS: Yo no creo que Norma Arrostito haya dejado una herencia política. Si no la hubieran matado, posiblemente hubiera seguido haciendo política. Pero, ¿es posible pensar en que a la única mujer que estuvo en el secuestro de Aramburu iban a perdonarle la vida? Creo que más bien, se conserva como el bronce que construyeron los Montoneros para ella desde aquel 29 de mayo del 70. Inalterable. ¿Herencia humana? No sé. Para los amigos que tuvo, que fueron pocos y la quisieron mucho. Una vez hice una nota con un grupo de música. El guitarrista había sido montonero, y cuando salió el tema de la Gaby, le pregunté por ella, levantó los brazos, los bajó, inclinó la cabeza como haciendo una reverencia, como en actitud religiosa, y dijo: “Jefa”.
APU: ¿Cómo se transformó ese lugar de la mujer militante, de los ´70 a hoy?
GS: Hoy hay que hablar de militancias en plural. Porque hay mujeres militando en la política, pero también en el feminismo, en el movimiento gay-lésbico-trans, en la ecología, contra la trata. En los partidos tradicionales, no escapan del desprestigio que tiene la clase política en general. Pero fuera de las estructuras de poder, hay muchas chicas que, igual que muchos chicos, siguen hoy,  en 2013, queriendo cambiar el mundo, y participan de marchas, se organizan, se conectan con otros de otros países que también quieren un verdadero cambio, se acercan a los que quedaron verdaderamente al margen de la sociedad y los defienden. Creen que  puede haber un futuro mejor para todos, y que hay que buscarlo. Como la Gaby en los 70.

Madres de la Plaza, el Pueblo las abraza

Por Juan Ciucci
En una Plaza de Mayo vacía, transida de dolor y silencio, ellas se hicieron presentes. Las fuerzas represivas quisieron que circulen, y entonces ellas comenzaron sus históricas rondas. Ese gesto creativo y resistente no sería el ultimo, sino que abriría una historia de lucha que hoy continúa.
Los militantes no comprendían lo que hacían, y les pedían que dejaran de exponerse. La desaparición de Azucena Villaflor de Vicenti, Esther Ballestrino de Careaga y María Ponce de Bianco; pareció darles la razón. Sin embargo ellas volvieron a la Plaza, de la que nunca se fueron. Ese gesto, esa presencia, en ese marco de terror, fue sin dudas la reserva moral de la Patria. Un espacio que durante la democracia posterior, hija del genocidio, continuaron ocupando.
Para bastas generaciones militantes, fueron la referencia clara de dónde debía uno pararse, de qué lado de la trinchera uno debía estar. Sus voces se alzaban contra las complicidades, las impunidades, las represiones. Siempre dejaban en orsai a quienes se sentían deudos de la “recuperación democrática”, a los que creían que el silencio era la manera de recuperar la Patria. Ellas siempre dijeron Memoria, Verdad y Justicia; nunca negociaron, nunca compraron la falsa calma con que las querían embaucar.
Abrazaron la lucha política, entendieron que habían nacido por la acción revolucionaria de sus hijos, y estuvieron presentes en cada lucha, en cada piquete, en cada huelga. Esa política se hizo presente también en las otras luchas que otras Madres llevaron adelante, cuando quisieron saber dónde estaban sus nietos. Las Abuelas comenzaron a indagar, a perseguir, y fueron quienes lograron volver a encarcelar a los genocidas por su plan sistemático de robo de bebés. 
El 20 de diciembre del 2001 fueron corridas a palazos por la Policía Montada, y fue sin dudas una chispa que terminó de incendiar el modelo neoliberal. De todo lo que habían arrasado, esa imagen fue un umbral del que como sociedad decidimos que no iban a pasar. ¡Con las Madres no!, gritó esa Plaza alucinada. Y cada vez que contra ellas quisieron (quieren) avanzar, el mismo grito se volvió a escuchar.
Estos tiempos nos han permitido vivenciar un reencuentro histórico, el de las Madres con el Peronismo. Esta recuperación de la política en la década kirchnerista fue también la recuperación de un peronismo olvidado, traicionado. Los resistentes siempre estuvieron en la Plaza de Mayo con las Madres, pero a título personal, o con otras banderas que permitían continuar la lucha, aunque se utilizaran otros estandartes. Hoy un jueves en la Plaza tiene banderas con escudos peronistas, algo casi inimaginable diez años atrás. Es otro signo de esta nueva época.
Les debemos a las Madres lo mejor que estos 30 años de democracia nos han brindado, y esto sólo porque ellas lucharon por conseguirlo. Porque pusieron siempre el cuerpo para pedirle más a todos, con la seguridad y la certeza que da encarar una lucha y no abandonarla nunca. De poder decir con la cabeza en alto: ¡Ni un paso atrás! De lograr también resignificar esa lucha, de entender la necesidad del dialogo con la juventud, de comprender los distintos tiempos que construye la política. Sin dudas su lucha es una cosa más, de las pocas en los últimos 30 años, por las cuales podemos sentir orgullo de habitar este suelo.

La mujer y el deseo de la historia

Por Laura Giussani Constenla
Periodista, autora de los libros Buscada. Lili Massaferro, de los dorados años cincuenta a la militancia Montonera y Cazadores de Luces y de Sombras. Ignacio Ezcurra y Enrique Walker, periodistas en tiempos de revueltas, guerras y revoluciones.
Un nuevo aniversario de la muerte de Evita nos invita a reflexionar sobre el poder innovador y revolucionario de la mujer en el derrotero de las sociedades. Su figura fue tan potente que se ha transformado no solo en un mito argentino sino en un mito universal. Si hurgamos un poco encontramos otros casos emblemáticos como Encarnación Ezcurra, la mujer de Rosas, cuyo parecido con Eva es insoslayable. Aguerrida, fuerte, sin duda más revolucionaria que el propio Rosas a quien le escribía unas cartas decididas sobre cómo debía responder a los acosos que estaban sufriendo. Sola, con un marido en la campaña de desierto, Encarnación fue una militante del ochocientos, creando grupos de choque que hoy podrían verse como “piqueteros”, maltratando a los mismos aliados de su marido, como los Anchorena, que fueron también inventores del Restaurador. Y como Eva, murió joven y tuvo un entierro multitudinario.
Cabe precisar, sin embargo, que existe una buena diferencia entre los que se considera como sujeto histórico mujer, y los diversos ejemplos de mujeres con poder. De hecho, también podríamos citar mujeres de diversa calaña que bastante mal le han hecho al género femenino con su modo de hacer política, para no ir muy lejos basta pensar en Margaret Thacher o en Isabel Perón.  Lo interesante es comprender el concepto de mujer, la idea que implica lo femenino en cuanto tal. Entendiendo “lo femenino” como una idea a la  que no siempre las mujeres representan, siendo actrices culturales de una sociedad de cuyos valores no es fácil escapar.
La actualidad está plagada de políticas de derecha que poco tienen que ver con esta idea.
En ese sentido, es más que recomendable leer  los textos de Victoria Sendón, una filósofa española contemporánea que ha reflexionado acerca del rol de la mujer en la historia y de la idea mujer.  Ella afirma que existe una etapa anterior a la arqueología, comprobada científicamente, en la que se han descubierto sociedades no bélicas, igualitarias, solidarias -donde no existían armas- y que rendían culto religioso a la Gran Diosa-Madre de la Tierra. Se dedicaban a la agricultura, artesanía, arte, comercio... eran ya ciudades neolíticas. Cinco mil años antes de Cristo tuvo lugar una invasión en toda Europa de tribus patriarcales, guerreras, nómadas, sociedades básicamente de dominación procedentes de la zona euroasiática. La brutal dominación que sufrió posteriormente fue producto de la inseguridad y el miedo del hombre hacia estas féminas procreadoras, diosas de la tierra que nada tienen que conquistar porque ellas son la naturaleza misma. Lo que vino luego es conocido: siglos de caza de brujas, un genocidio aceptado y promovido por las sociedades patriarcales manejadas por la Iglesia.
Pero la pulsión vital femenina resurgió con fuerza. La mujer es deseo, deseo liberador. Volviendo a la Argentina hay otros encantadores ejemplos de mujeres luchadoras, menos conocidos pero que han sembrado nuestra historia con atisbos creativos. Desde aquel grito de libertad que expresaba a finales del ochocientos el primer periódico feminista del país, fundado por la militante anarquista Virginia Bolten, cuyo lema era: “Ni Dios, ni  Patria, ni marido” -tiempos en que la luchadora Ema Goldman decía “si no puedo bailar no quiero ser parte de tu revolución”- han pasado más de cien años y todavía estamos tratando de que nos dejen bailar. Sería bueno recuperar aquellas voces de mujeres anarquistas que abrieron el camino. Otro personaje que no se puede olvidar es Salvadora Medina de Botana, quien fuera la mujer del director del diario Crítica allá por los años 30 del siglo pasado quien escribía en su novela La casa de Enfrente: “Todas somos raras. Amamos la literatura, el kummel y los cigarrillos turcos. Hablamos de cosas extraordinarias para mujeres. Tenemos opiniones filosóficas. Se hace música y se hacen versos; se habla lo mismo de la filosofía de Patanjali que del último figurín”, deseo en estado puro, capaz de amar a su marido al tiempo que flirteaba con otras mujeres. Eran tiempos de Frida Khalo en México.
Las madres de las que hoy rondamos los cincuenta tuvieron esas mujeres como ejemplo. Qué decir de Pirí Lugones, libertaria, contestataria, bella, inteligente, loca. Secuestrada por la dictadura militar. Desde las mismas catacumbas se la oyó increpar a su torturador: “Vos no entendés nada, yo soy la hija del inventor de la picana, y no vas a poder conmigo”. O de María Antonia Berger, fusilada en Trelew, sobreviviente del tiro de gracia, que con sangre escribió “Lomje” y el nombre de su fusilador: Sosa –hoy felizmente preso-. Luchadora incansable que también fue secuestrada en la dictadura siguiente.
Volviendo a Victoria Sendón, quien proclama el feminismo de la diferencia, sería indispensable recuperar ese “ser femenino libertario”. Asumir roles de poder no siempre significa abrazar el potencial creativo que llevamos dentro. Ojalá la avanzada de las mujeres en la política sirva para recuperar esa idea originaria de Diosa Madre Tierra que nada debe conquistar. Tenemos brillo propio, solo debemos sacarnos de encima el manto de oscuridad que durante siglos tendieron sobre nuestras cabezas.

¿Las mujeres y la política?

Por Santiago Gómez 
“No sé cuál es la relación de las mujeres con la política, pero cuando son mujeres populares, son mucho más aguerridas”.
Ni Freud ni Lacan pudieron responder la pregunta qué es una mujer. ¿Puede una mujer responderla? Quien se atreva a hacerlo, caerá en la objetivación, que tanto dañó a las mujeres. ¿Las mujeres? Sabemos que toda palabra deja algo por fuera, que la palabra recorta. Propongo el acuerdo de que consideremos mujeres a todas aquellas que se reconozcan como tal. No sirve la discriminación biológica. La subjetividad es producto de la alienación al lenguaje, no viene en el ADN. Hablo en términos de subjetividad y no de identidad porque la identidad cierra. Nadie es. Los sujetos no somos, devenimos. Se trata de la dialéctica subjetiva. Si una subjetividad se reconoce mujer, dice yo soy mujer, y si uno le pregunta qué es una mujer, es claro que lo que nos diga será algo que no cierra, afortunadamente.
A pesar de que existen distintos tipos de política, podemos conjugar la política en singular, aunque es un hecho social, porque la política es una acción. La acción de transformar la realidad social. Ninguno eligió los cromosomas que carga, por lo que a nadie se le puede hacer pagar la cuenta por la biología. La biología objetiva, es una ciencia. Las explicaciones de las acciones sociales por la biología fueron la explicación de todos los genocidios que hubo en el mundo. Zaffaroni en su libro La palabra de los muertos. Conferencias de criminología cautelar, hace un profundo estudio sobre el poder punitivo y su genealogía, ubicándola en la Inquisición. Para ello se sirvió del libro Malleus maleficarum o Martillo de las brujas, de 1487, obra de Jacob Sprenger y Heinrich Krämer, que fue la base teórica del genocidio católico. Nuestras respuestas penales son las mismas que las de la Edad Media.
“El Malleus es el libro más misógino que jamás se haya escrito. Afirma la inferioridad biológica e intelectual de la mujer, que ha sido creada a partir de una costilla curva del pecho del hombre y que, por ende, contrasta con la rectitud de éste. Aunque no sabemos dónde el hombre es recto, lo cierto es que la curva parece oponerse a lo recto, contradicción que veremos más tarde al ocuparnos de la venganza, pero que sería bueno dejar señalada”, nos dice Zaffaroni, y agrega: “Lo cierto es que el Malleus inventa una etimología de la voz fémina (que en realidad deriva del sánscrito: amamantar) y la hace derivar de menos fe (fe y minus); la mujer es inferior, más débil, y por lo tanto tiene menos fe. Como Satán no puede actuar sin la complicidad de los humanos, elige entre éstos a los más débiles o inferiores, que son las mujeres. Por eso el Martillo es contra las brujas y no contra los brujos, aunque algunos también fueron carbonizados al pasar. Largas páginas plagadas de citas misóginas de autores paganos y de padres de la iglesia ocupan un capítulo del Malleus. Por cierto que esta inferioridad es una nueva apelación a la biología, pues la atribuye a un defecto de origen (genético)”.
Como podemos observar, se asocia a los hombres a la rectitud, lo derecho, y a las mujeres a las curvas, al desvío. Como el diablo sabe que el hombre puede caer en la tentación, elige a las mujeres para que los hombres trasgredan las leyes del Padre creador, gracias a Dios, sino de qué viviríamos los psicoanalistas. Lo que me interesa señalar es que la cultura espera ciertos comportamientos de sus miembros. De los hombres se espera que seamos dadores, co-rrectos. El Malleus señala que la mujer fue creada con una curva del pecho de un hombre, y decimos falso, sabemos que el único pecho con capacidad de crear vida es el de las féminas, las que amamantan. Sabemos por la naturaleza que hay seres vivos que pueden amamantar, crear de la nada alimento, aunque sabemos que no es de la nada que lo crean, y otros que no, que deben ir y procurárselo. Fue una cultura, un modo de relación social, la que quiso que las féminas sólo se dediquen a amamantar. La cultura que emergió con el surgimiento de la propiedad privada, que necesitaba el derecho a herencia, para garantizar el mantenimiento del poder que otorgan las propiedades de aquellos que les tocó la mejor parte en la división del trabajo. Para ello era indispensable terminar con el matriarcado, con la posibilidad de que las féminas pudieran mantener relaciones sexuales con quien desearan, cuando los hombres no estaban obligados a relacionarse sexualmente siempre con la misma mujer.
Una fémina no es una madre. Con el surgimiento de la monogamia, aquellas que según la fisionomía parecía que podían amamantar, fueron colocadas y mantenidas en el lugar de las que se espera que procreen y se ocupen de sus criaturas. No estoy hablando en términos de hijos. Para que haya una madre es necesario que exista una mujer que desee un hijo. Kafka decía que lo único que tiene que hacer un padre por un hijo es esperarlo. Algunos sabemos de la existencia de sujetos que no fueron deseados por sus progenitores, por lo que no son padres, aunque esos sujetos así los nombren. Recuerdo una conversación con un joven del conurbano bonaerense, en la que me dijo que él formaba parte del grupo de los que odiaban a sus madres. La cantidad de veces que escuché subjetividades de todas las clases sociales narrar que sus madres les repetían que debieron haberlas abortado. La literatura, el cine, está lleno de historias de personajes no deseados. No hay por qué desear a lo que se lleva encima, por eso no castigamos a Tejerina, ni a las féminas que deseen abortar y lo hagan. La soberanía corporal es un derecho inalienable. Las féminas tienen la soberanía económica, producen el alimento para los suyos.
Las mujeres saben de las consecuencias que tiene ser mujer en determinados lugares. Lo saben también los negros, los bolivianos, los judíos, los gitanos, las personas homosexuales. La objetivación es una práctica que se extiende más allá del género, no es un problema de género. Las relaciones de poder son relaciones de fuerza, donde la fuerza del poderoso la siente el más débil. En el 2001, mientras estudiaba psicología, iba a hacer apoyo terapéutico a un grupo de personas de la villa 31 bis, que formaban parte de la CCC. En una oportunidad, mi responsable político me pidió que fuera a la casa de una mujer, que se negaba a venir al grupo, porque ella necesitaba atención psicológica porque tenía problemas de violencia. Cuando me presento en su domicilio, le digo que ella no está obligada a hablar conmigo de nada, y ella decide contarme lo que le andaba pasando, y digo pasando porque ella no podía evitar lo que hacía, era una acción que la pasaba. Me cuenta que le pegaba a los hijos porque no soportaba no tener para darles; que la desquiciaba que le pregunten desde que se levantaban qué vamos a desayunar, al mediodía qué vamos a almorzar, que cuando llegaba la tarde les pegaba un bife para que se callen, si sólo había podido darles mate con un pan duro a cada uno.
La verdad es que la relación entre quienes se reconocen mujeres y la política merece ser pensada. El 70% del movimiento piquetero eran mujeres. Eran las manzaneras, no los manzaneros. La desocupación a los hombres los hizo mierda. El principal problema de adicción es al alcohol y al tabaco, las dos drogas legales. La mayoría de los alcohólicos son hombres. Engels decía que el alcoholismo era una necesidad física y moral. Física, para aliviar el dolor del cuerpo, tan maltratado por las tareas que realiza, y moral, para aliviar el alma de tener que existir en esas condiciones. Es una carga para una subjetividad no tener con qué responder cuando esa subjetivad desea responder a la demanda. Muchos hombres, donde no tuvieron con qué responder, también repartieron bifes y no de los que se disfrutan, al menos los que no somos vegetarianos. Entre el 2005 y el 2008 trabajé en la secretaría de Acción Social en Moreno, cuando todavía no había llegado tan abajo el kirchnerismo, y quienes se presentaban a reclamar alimentos, colchones, frazadas, chapas, que no eran chapas porque eran de cartón con brea, eran mujeres. Los hombres no podían presentarse a decir que no tenían para dar, que necesitaban que les den, porque según lo establecido un nombre que no trabaja no es un hombre. ¿Un hombre solicitando que le den? Donde prima la lógica machista a los hombres no les dan, ellos dan, a los que le dan son desviados.
Lacan decía que los primeros significantes los tomamos de la naturaleza. Me pregunto si el hecho de que pueden alimentar de la nada es lo que las sostuvo en pie. Escuché una mujer sentada, solicitar ayuda, mientras su hija de tres años, de pie, le levantaba la remera para tomar la teta. Las féminas garantizan el alimento. Dentro de la lógica de tener o no tener, de la lógica acumulativa, de tener más que el otro, hablamos de la lógica de la propiedad privada, tener o no tener trabajo, qué comer, no es lo mismo. Tener o no tener qué para dar. Fueron las mujeres las que mayoritariamente garantizaron la supervivencia de sus hijos. Las que sostuvieron su deseo de una mejor vida para ellos, para quienes esperaban otra cosa.
Son la mujer y la política. Son palabras en femenino. Palabras féminas. Las féminas y la política crean con lo que tienen. La política llegó tanto a los sectores jóvenes y populares, porque la política del otro espera y le propone otra realidad, e invita a ser partícipe de la construcción de esa realidad. La política potencia al otro, supone que el otro puede, tiene poder de. Los padres, al esperar de los hijos, suponen que tienen con qué para vivir de otra manera. Como dijo Lula el martes en Bahía, que su madre le decía que siempre caminara con la frente en alto, porque por ser pobre no tenía por qué ir con la cabeza agacha. Es más fácil encontrar un hombre con la cabeza agacha, que una mujer. Un hombre afligido en el sillón, frente a la tele, mientras la mujer le dice que se levante y la acompañe a la cama. No sé cuál es la relación de las mujeres con la política, pero cuando son mujeres populares, son mucho más aguerridas.
"Hay cosas que son imperdonables, no desde lo personal, desde la Historia. Lo agarré del brazo y le dije: "Vos te venís a dormir ahora ¿me escuchás? Ahora". Él estaba profundamente perturbado. Los otros me vieron la cara y dijeron: "Sí, sí, vamos todos a dormir". Me lo llevé a la cama. Él setía que me había fallado".
Cristina Fernández de Kirchner. La Presidenta. Sandra Russo





 
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