Generando cambio

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Nuestro detective en desvelos no tan invernales. PDF Imprimir Correo
Escrito por Ediciones Agua Clara, Especial para Nuevo País   
Jueves, 05 de Septiembre de 2013 21:00

DESVELOS INVERNALES (2012)

Nuestro detective, el mismo que investigó el tráfico de drogas, los desarmaderos clandestinos, o
no tanto, los efectos de los agroquímicos, y llegó a la conclusión que los daños más graves  y perdurables en el tiempo, los provocaba el paquete de venenos de Monsanto,  aunque los que promocionaban ese negocio fueran gente respetada y gozaran del poder propio de los multimillonarios; en definitiva no conseguía dormir. Tal vez contribuyera a la intranquilidad el que su familia  aprovechara las vacaciones de invierno para recorrer las Sierras Pampeanas; cada vez que estiraba el brazo extrañaba el apreciado cuerpo de su mujer, y despertaba amargo, sin el aliciente de contemplar a sus hijos.
Tenía poco trabajo, sólo controlar a algún personal de seguridad en empresas. El frío atentaba contra la realización de festivales. Debió suspender a una parte de los vigiladores por el receso futbolístico y la falta de competencias deportivas, supuestamente “amateurs”, los mejores especialistas estaban abocados a la preparación para los juegos olímpicos,
Se había acostado temprano, pero desvelado por la imagen de un disfrazado de Batman que atentaba contra los espectadores de tal “business” cinematográfico.
Sueños amargos que se encadenaban caprichosamente, el alejamiento de Riquelme del fútbol, los viajes a Italia ¿seguirían actuando los ex miembros de la propaganda due?. Vendían en Europa a los mejores futbolistas y el presidente del club más popular de la Argentina, emblema falluto de la duermevela,  viajaba continuamente a Italia, también lo hacía el Jefe de gobierno de la ciudad, hijo de un gran empresario y gran empresario en receso él mismo, mandamás del  presidente del club. El recuerdo de matufias lo atosigaban ¿estarían organizando algún salvataje bancario, o una maniobra elusiva de formidables derechos de importación y exportación?
El detective tenía el fúbol  incorporado como casi todos los pibes, se acordó de “Pelota de trapo”. Finalmente a él que carajo tenía que importarle Riquelme, apilaba jugadores, como apilaba millones de dólares, ni hablar de los entrenadores tipo Frankestein sonriente. 
Ya aparecerían nuevos cracks, para suplir a los  emigrados, llegaban a las divisiones inferiores a los once años, y los entrenaban como a  caballos de carrera, o toros de raza, para ese único fin.
Riquelme a Boca le costaba cien mil dólares por mes, y tenía arreglado su ingreso a un club de
Brasil donde se haría de seis millones en dos años. Los números le bailaban en la cabeza, ¡Danza alegre! Lástima que se entreveró el presidente del rostro falluto, acólito del Jefe de gobierno, a meter baza para escupirle el asado. El pobre Riquelme se quedaría solamente con la veintena de millones de dólares ganados mediante el sudor de su frente y de sus patas.
Terrible conclusión  que se entreveró con las dificultades que  tenía él para cubrir el presupuesto de su empresita y parar el puchero. ¡Má que puchero! El precio del garage, las escuelas de los chicos, la recorrida de vacaciones que lo alejaban de él cuando más los necesitaba,…
Las otras empresas de seguridad cada vez cobraban menos, le quitaban los clientes, debían eludir el pago de las cargas sociales. ¡Maldita competencia! Toda la vida obligado a luchar, la tecnología los presionaba a ganar más para pagarla, usando recursos que asustaban, como las que usó el disfrazado de Batman.
Por un instante la pantalla se oscureció, no supo cuanto tiempo durmió ¿segundos? ¿media, una hora?
Volvió de la duermevela soñando con una existencia menos competitiva, una humanidad que dispusiera libremente de los conocimientos, tan natural como los indígenas de la Polinesia antes de ser colonizados, o la organización Incaica aplastada por bárbaros analfabetos. Revivió el descuartizamiento de Tupac Amarú y tuvo que levantarse para secar el sudor que lo empapaba pese al frío invernal.
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