A pocas cuadras del ex Mercado de Abasto (donde ahora funciona
un shopping), se presenta cada semana la Orquesta Típica Fernández
Fierro. Lo hacen en un club que ellos crearon y ahora administran. El
"tango del Siglo XXI" arroja su mejor versión.
Por Enrique de la Calle
Los que andan en la noche por los
alrededores del viejo Mercado de Abasto saben que todos los miércoles (y
muchos sábados) toca por ahí, en alguna de las calles del barrio, “la
Fierro”. Es casi una gira obligada que puede empezar en la parrillita
que está en Gallo y Guardia Vieja (donde las porciones completas cuestan
35 pesos) y continuar, antes o después del espectáculo, en “La troquet
de Henry”, el ya mítico bar que queda ahí nomás, a sólo 40 metros, por
Guardia Vieja (enfrente hay un complejo habitacional ABC1: complejidades
urbanas de Buenos Aires…).
A eso de las 23 horas la parada
obligada, decíamos, es en el Club Atlético Fernández Fierro, un galpón
ubicado en Sánchez de Bustamente al 700 que los músicos administran
desde 2004 y en el que tocan casi todas las semanas (a veces, la banda,
lleva su música a las principales ciudades del mundo). La estética del
barrio y del salón da más a década de los ochenta y a rock under, que a
tango del siglo XXI, como es el modo en que los músicos de la Orquesta Típica Fernández Fierro definen lo que hacen.
Volvamos al galpón: a los
visitantes los recibe un largo pasillo que los lleva al salón que está
en el fondo. Adentro hay sillas y mesas para todos los gustos y colores,
algunas gradas sobre los extremos, y en el techo, una bola de espejos.
Mientras se espera por el show suenan, casi siempre, Sumo o Los
Redondos. Se venden empanadas, cerveza, vino y fernet a muy buen precio.
Cada noche que toca “la Fierro”, el galpón está lleno.
Nacida como una cooperativa en
2001, la orquesta reúne a 12 músicos: Federico Terranova, Pablo
Jivatovschii, Bruno Giuntini, Alex Musatov (en violín); El Ministro,
Julio Coviello, Fausto Salinas y Eugenio Soria (en bandoneón); Alfredo
Zuccarelli (violoncello); Santiago Bottiroli (piano) y Yuri Venturín
(contrabajo y dirección; compuso varios temas de la banda, algunos con
letra de Palo Pandolfo). La voz queda a cargo del Chino Laborde, que
combina interpretaciones tradicionales del género con intervenciones
típicas de frontman rockero. El hombre puede cantar con un casco en su cabeza o debajo de un paraguas colorido…
Sin embargo, a no confundirse. Esa puesta en escena no es un acting
para disimular carencias musicales. La Fierro es antes que nada una
orquesta que hace música, y lo hace como pocos. Se entienden renovadores
del escenario tradicional del tango y lo llevan a cabo. Ellos juegan
arriba del escenario porque saben que lo que están haciendo es cosa
seria.
En una década ya editaron 6 discos
(uno en vivo, de un show en Europa) y un DVD con recitales porteños.
Este año presentaron “Tan idiotas como siempre”, con producción del ex
Redonditos de Ricota Tito Fargo (se puede escuchar en el portal de la banda).
Según los propios músicos, y muchos coincidimos, se trata del trabajo
más logrado, el que mejor combina perfección musical y una actitud más
propia del vivo, que es, sin dudas, el lugar donde la Fierro más difruta
y hace disfrutar.
El reloj marca las 23.10 en Buenos Aires, de un miércoles cualquiera.
Se apagaron las luces del galpón y comienzan a escucharse los alaridos
de los bandoneones, que calientan motores. De un costado sale el Chino
Laborde, pasa por al lado del piano, se arremanga y canta: "Si todo está de muerte y la lleca yutea / no vale tanto quemar crudo" (Pegue su tren, de Alfredo Rubi). El tango del Siglo XXI nos muestra su mejor versión. Una noche más.
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