Escrito por Leòn Guinsburg
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Lunes, 16 de Junio de 2014 14:18 |
Recuerdos de aquel 16 de junio del 55 contra el pueblo
Oneroso el día, cargado de señales invisibles. abriendo espantos en el margen de la Historia. Un florecer de venas estalladas ecribe en el resumen del tiempo abominable su tétrica y falaz alegoría. Atroz y agusanado fue ese día cuando en sangre chapalearon traidores homicidas que exhibieron la hediondez de su calaña. Aún en la Plaza se huele a carne incinerada porque el viento, respetuoso, no difumó el recuerdo. Un minuto eterno de silencio porque subsiste la razón de un pueblo asesinado en nombre de una ácida y falsa cruz de sal por la que no doblan las campanas mentadas impolutas de la Catedral. Recordemos, hermanos, recordemos
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