TESOROS ENTERRADOS EN EL MONTE La FAO (organización mundial p/ la alimentación) advirtió que el hambre en el mundo solo podrá ser eliminado mediante el desarrollo de las pequeñas y medianas producciones familiares, el cese del desmonte y la reducción de las áreas destinadas a los cultivos trans-químicos, impuestos por los capitostes del comercio internacional. (Colaboración que publicáramos en el diario”El Independiente” de La Rioja hace alrededor de 15 años) TESOROS ENTERRADOS EN EL MONTE Me estoy refiriendo a los famosos “tapados”, pero no es mi intención que caravanas ambiciosas se afanen por salvarse poceando la tierra, aunque a algunos el ejercicio de pala les vendría bien, hasta para flexibilizar su músculo cardíaco.
Los tapados a los que me estoy refiriendo no son las monedas, metales preciosos, objetos de arte, que propietarios “achuñados” escondían presurosos para que no los rapiñaran las partidas de paisanos. Si casualmente encontraban alguno, papita para el loro, el jefe en la gloria, pero la mayor parte de las veces se contentaba arriando haciendas de cuatro patas que engrosaban sus estancias. Y los paisanos impulsados a las armas por la desaparición de sus medios de vida, las mulas que criaban ya no las requería Potosí, el ganado y los cereales era mucho más difícil venderlos en Chile, se contentaban con llenar la panza de asado y si las cosas venían muy bien, y sus anónimos despojos criollos no quedaban por el camino fertilizando el desierto, hasta podían hacerse de algún vacuno para arrimar a las casas y alimentar a los hijos, con el beneplácito de la china que perpetuaba la prole, y del jefe que reclutaba nuevos hombre para reemplazar los caídos. Pero dejémosnos de hacernos los historiadores, y arriesgarnos a ligar alguna Pigna, pues careciendo de sus conocimientos, corremos el riesgo de aparecer oponiéndonos a movimientos populares, o como detractores de una Independencia que aún nos emociona y cuyos objetivos nos están esperando. Los tesoros más importantes del monte son sus enormes recursos naturales, entre ellos una capacidad forrajera desaprovechada, a pesar de los esfuerzos de los puesteros y productores que se mantuvieron aferrados a su terruño desechando el sueldito sin sudor con que los tentaba el poblado. Recursos renovables como el sol, ese gran poncho de los pobres, indispensable para el crecimiento del pasto y de todos los vegetales, que recién se está comenzando a usar, de a puchitos, como fuente de energía eléctrica. Miren que en el Norte tenemos sol a rolete, podríamos realizar una contribución a la humanidad, intensificando su uso, incrementaríamos la producción a muy bajo costo. Además podríamos recibir una compensación de los grandes países contaminadores, Con lo que recibiéramos instalaríamos gasógenos, alimentados con guanos, desperdicios domiciliarios (hasta los de los pozos negros) y restos vegetales, que nos proveerían de gas para la noche y los días nublados en los que no funcionan pantallas, cocinas u hornos solares, además de compost, abono orgánico que fertiliza la tierra sin dañarla. Viento tampoco nos falta, con él molinos eléctricos, para extraer aguas subterráneas y sembrar alimentos, también pasturas para el ganado. Disponiendo de la riqueza de nuestro monte, ese sol generoso, del viento que impulsa ánimos y molinos, deberíamos abandonar las prebendas, la desigualdad y la pobreza . No despreciemos a la naturaleza, ampliemos nuestras miras, trabajemos vigorosamente con alegría, y los que nos quieren ventajear la mejor parte, apropiándose del monte para desertizarlo, porque se creen con derechos a mirar desde arriba de dudosas escrituras, que la miren desde abajo, o decidan a transformarse en gente útil. www.edicionesaguaclara.com.ar
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