Escrito por Redacción Revista Nuevo País
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Jueves, 10 de Agosto de 2017 00:00 |
Consejo Local de Niñez Bahia BlancaDesde la Asamblea del Consejo Local de Niñez y adolescencia de Bahía Blanca emitimos este comunicado acerca de las situaciones de vulnerabilidad que atraviesa la niñez y adolescencia y la mirada que como adultos deberíamos estar poniendo sobre ellos.
Aquí van algunos conceptos: “Los fracasos eventualmente llegan a los tribunales, pero los éxitos se convierten en ciudadanos” Winnicott Estas últimas semanas, como todos sabemos, nuestra ciudad está siendo noticia por hechos muy tristes y lamentables de violencia y asesinatos. Una vez más la desgracia nos lleva a hablar de lo que muchas veces se calla o se mira para otro lado.¿seguridad? ¿El sistema educativo? ¿Las leyes? ¿Las familias? ¿Los adolescentes? Y así la lista puede continuar. El problema es que nunca terminamos de entender que la responsabilidad es de todos. Cada uno desde su lugar. El problema no es una etapa en la vida como la adolescencia. Etapa por la que como adultos hemos pasado y muchas veces se nos olvida al juzgarlos con total ligereza. El problema no es lo legal o ilegal, todos los lunes vemos en las noticias decenas de accidentes de tránsitos ocasionado por el descontrolado consumo de alcohol de jóvenes y no tan jóvenes. El problema no es la condición social, la droga y la muerte no distinguen de clases sociales, barrios, sexo y edades. El problema es que no estamos dispuestos a cambiar como sociedad la mirada que vos y yo estamos poniendo sobre nuestros niños, niñas y adolescentes. La droga mata, es cierto, pero también mata la indiferencia social, mata la falta de responsabilidad en todos los niveles de la comunidad, mata el individualismo, mata la falta de interés por mi vecino, mata el abandono familiar a la que nuestros niños se ven expuestos , mata la ausencia de un Estado que no prioriza sus recursos en garantizar los derechos y necesidades básicas, mata la falta de valores y modelos realmente dignos de imitar que les estamos dejando a las nuevas generaciones, mata la falta de fe. Es tiempo de que como adultos dejemos de responsabilizar a la niñez y la adolescencia por las problemáticas sociales, y empecemos a hacernos cargo de que ellos son el reflejo de lo como sociedad y como Estado hemos hecho o dejado de hacer. Bajar la edad de imputabilidad no resuelve el problema de fondo, pero culturalmente siempre nos fue más cómodo trabajar sobre las consecuencias que prevenir los problemas. Porque la prevención de verdad, requiere trabajo permanente, trabajo de poca prensa, de par a par, poniendo el cuerpo, tiempo, recursos, dando el ejemplo. La verdadera prevención requiere invertir hoy para ver los resultados en las próximas generaciones. Debemos desde el Estado, la justicia, la educación, la salud, las familias, empezar a generar una cultura preventiva, no simplemente asistencialista. La cultura se sustenta en los hábitos y conductas de las personas.
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