CENTENARIO DE LA REFORMA UNIVERSITARIA. UN GRITO DE LIBERTAD PARA AMÉRICA LATINAComo es habitual, cada vez que al notable letrado santafesino de Vera ( me refiero al Doctor Marcos Edgardo Azerrad) muestra toda su capacidad e intelecto acercándonos una obra de su autoría, nos enriquecemos en todo sentido, porque en etapas tan difíciles y más aún, con un visible viraje hacia la escasez cultural, es notorio que una obra como esta que nos deja Azerrad, nos permite tener un caudal de conocimientos necesarios para caminar por la vida con un amplio sentido ilustrativo y de un panorama real con todo lo concerniente a nuestra rica y sustanciosa historia universitaria.
El notable letrado nos cuenta con un estudio investigativo, diría quirúrgico, todo lo relacionado en estos cien años de la Reforma Universitaria que significa nada más, ni nada menos que lo revolucionario a nivel académico como no se había registrado en el resto del continente. Hoy, en etapas muy difíciles que se quiere y desea desprestigiar a la universidad pública, considero que el trabajo sensacional de Azerrad, nos ayudará a reflexionar, pensar y tener en claro la verdadera historia facultativa de Argentina. A continuación anexo PRÓLOGO completo del trabajo editado y la nota enviada por Azerrad a nuestra redacción, la cual la agradecemos infinitamente y nos llena de orgullo: PRÓLOGO La Reforma Universitaria de 1918, constituyó un grito de libertad e independencia académica, cuyo epicentro fue la Universidad Nacional de Córdoba, la más antigua del país fundada el 19 de junio de 1613, que estaba detenida en el tiempo desde el Siglo XVII, y manejada por el clero más reaccionario y oscurantista de entonces y alineada a los sectores oligárquicos y terratenientes que respondían a los intereses de las clases dominantes de la sociedad, dueñas del poder político, económico y por lo tanto de la Universidad. Las cátedras eran hereditarias (porque así lo decidían las trenzas elitistas), sin concurso de oposición; los consejos directivos y académicos eran vitalicios y los profesores se aferraban a sus cargos de por vida. Una de las injusticias más irritantes y lesivas de la dignidad humana, dirigida por círculos cerrados y manifiestamente discriminatorios, constituía la exigencia de que para acceder al título universitario, el juramento profesional se debía prestar obligatoriamente sobre los Santos Evangelios. Ante este cuadro de situación surge una clase media emergente, producto de la inmigración masiva que recibió la República Argentina entre 1880 y las décadas posteriores. La Ley de Inmigración y Colonización No 817 del año 1876, llamada comúnmente “Ley Avellaneda”, otorgó el marco jurídico para el flujo migratorio y el proceso colonizador. La inmigración masiva recibida por la provincia de Córdoba entre 1895 y 1916, triplicó su población, advirtiéndose por lo demás, la presencia de una fuerte capa social de sectores medios, cuyos anhelos de progreso se concretizaron con la obtención de un título universitario, que les permitía ascender social, política, económica y culturalmente. Entre 1857/1938, llegaron a nuestro país, aproximadamente 6 millones de inmigrantes. La mitad de ellos, en el período comprendido entre 1900/1920. Consecuentemente la República Argentina, se constituyó en un lugar atractivo por sus ideas libertarias y la posibilidad de concretar un proyecto de futuro que es precisamente lo que buscaban los inmigrantes: paz, trabajo, respeto y libertad y educación para sus hijos y las generaciones futuras. Así pues, la movilidad generacional con la participación efectiva de esta clase emergente, fueron protagonistas esenciales del proceso en gestación. Ligado a ello, el ascenso del Radicalismo al poder en 1916, a través de elecciones libres, limpias y democráticas, coadyuvó de manera decisiva para que el Grito de Córdoba, recibiera el apoyo y solidaridad de la clase gobernante. Este hecho histórico fue determinante y repercutirían en el movimiento estudiantil, sin perjuicio de sostener que un importante y calificado sector de la intelectualidad argentina, apoyó desde sus inicios las reivindicaciones estudiantiles. La Reforma Universitaria, nace y se desarrolla durante el Radicalismo en el poder, existiendo entre ambos una conjunción de ideales y aspiraciones comunes. Dichos movimientos se nutrieron mutuamente. Hipólito Yrigoyen fue el dirigente Radical que con más entusiasmo y ahínco apoyó la Reforma Universitaria; en palabras suyas “Fue un espíritu nuevo, el que campeó entre las altas casas de estudio y nutrió la vida intelectual; hemos satisfecho uno de los más palpitantes anhelos nacionales”. En definitiva, el renacimiento democrático del país, trajo como consecuencia el renacimiento democrático de la universidad. El 15 de junio de 1918 estalló en Córdoba, la Reforma Universitaria, que luego se extendería hacia Buenos Aires, La Plata, Santa Fe y Tucumán y sus campanas repiquetearon por toda América Latina como un grito de libertad. Precisamente Deodoro Roca, redactó el famoso Manifiesto Liminar el 21 de junio de 1918, dirigido a la Juventud de Córdoba y a los Hombres Libres de Sud América. En el ámbito de la Región Latinoamericana, el Grito de Córdoba, produjo un movimiento reformista disparador que repercutió y produjo un notable impacto en diferentes países, como Perú, Chile, Uruguay, México, Colombia, Cuba, Venezuela, Guatemala y Brasil entre otros países; en este último caso, vale destacar que en el Manifiesto de los estudiantes de Río de Janeiro a sus compañeros (1929), se invoca expresamente al “Glorioso movimiento de Córdoba”. Los Principios fundamentales del ’18 son entre otros los siguientes: 1) Autonomía universitaria, principio rector de la Universidad Pública, que garantiza la libertad académica e investigación de los docentes, para el análisis y expresión de las ideas filosóficas, científicas, sociales y políticas. 2) Cogobierno Universitario. 3) El ideal de unidad regional Latinoamericana. En su mensaje surge nítidamente el anhelo de superar todas las formas de dependencia. 4) La democratización de la educación superior mediante su gratuidad. 5) Misión social de la Universidad, (Extensión Universitaria) en la cual debe involucrarse en la solución de los problemas de la sociedad y de las Naciones. 6) Vinculación de la universidad con el resto del sistema educativo nacional. 7) Libertad de elección en la fórmula de juramento de los graduados. La defensa de la autonomía, el cogobierno y la libertad académica, siempre fueron instituciones atacadas y perseguidas por todas las dictaduras y los gobiernos autoritarios, y no obstante se mantienen vigentes y por lo tanto perviven en el tiempo como inspiradora de cambios futuros. La Dictadura I del 6 de septiembre de 1930, encabezada por el golpe militar del General José Félix Uriburu, que inició la Década Infame , suprimiendo la autonomía universitaria, dejando cesantes a cientos de profesores y persiguiendo brutalmente a los estudiantes y dirigentes reformistas, muchos de los cuales terminaron presos en las mazmorras del régimen imperante. Es válido recordar que a pesar de la censura y la represión instalada, el II Congreso de la Federación Universitaria Argentina, reunido en el año 1932, proclamó que “La Reforma Universitaria es parte indivisible de la Reforma Social”. En ese itinerario histórico, tanto el régimen de facto (golpe del 4 de junio de 1943) y el gobierno que le sucedió, borraron de un plumazo todas las conquistas logradas por la Reforma del ’18 siendo intervenidas todas las universidades nacionales, donde miles de profesores fueron dejados cesantes, y suprimiendo además las actividades de los centros estudiantiles. En ese devenir histórico, debemos recordar que la ley 13.031 sancionada en octubre de 1947, durante la presidencia del General Juan Domingo Perón, significó un retroceso cultural y una regresión a los principios reformistas, toda vez que las universidades no tenían ninguna autonomía y se constituían en meras dependencias de quien desempeñara la presidencia de la nación. Por otra parte, la participación política de docentes y estudiantes era sancionada por la respectiva legislación con la suspensión y exoneración. Empero, hay que destacar que, durante esa época, a raíz de la movilidad social ascendente y la mejora de las condiciones socio-económicas, se duplicó la matrícula universitaria, estableciendo por otra parte la administración peronista en 1949, una serie de medidas asegurando la gratuidad de la enseñanza superior, considerándose la misma, no como un privilegio, sino como un inalienable Derecho Social. Ello permitió que muchos hijos de obreros, inmigrantes y pequeños comerciantes pudieran realizar y continuar con sus estudios universitarios. Luego la Dictadura Militar II encabezada por el General Juan Carlos Ongania, que asaltó el poder el 28 de junio de 1966, destituyendo a un Presidente ejemplar como fue el Dr. Arturo Umberto Illia 1 , inició una etapa de brutal censura, miedo y persecución, en una noche de niebla y oscuridad sin precedentes, interviniendo las universidades nacionales el 29 de julio de 1966, con el decreto-ley 19.192, aboliendo el gobierno tripartito, la autonomía y demás conquistas logradas por los Reformistas del ’18. Fueron históricas las luchas de la Federación Universitaria Argentina en aquella época, de tremendo oscurantismo y donde muchos dirigentes y estudiantes fueron brutalmente reprimidos o asesinados y otros terminaron presos o bien tuvieron que exiliarse, buscando nuevos horizontes que les permitieran avanzar en sus estudios e investigaciones. El duro camino del exilio. Recordemos “La noche de los bastones largos” (29 de julio de 1966), y los asesinatos de Santiago Pampillón (Córdoba, 12 de septiembre de 1966) y de los estudiantes Juan José Cabral (Corrientes) y de los estudiantes rosarinos Luis Norberto Blanco (contaba con tan sólo 15 años de edad) y de Adolfo Ramón Bello, entre otros hechos fatídicos. ¿Qué respaldo moral y legal tuvieron los usurpadores que asaltaron el poder de un Gobierno Constitucional el 28 de junio de 1966 y se alzaron en armas para sancionar el Acta de la Revolución Argentina; el Estatuto de la Revolución Argentina; el Anexo 3-Objetivos Políticos (Fines de la Revolución), y que con ello cambiaron, violaron y subordinaron a la Constitución Nacional? 1 Vale recordar que en el año 1869, durante la Presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, sobre una población de 1.830.000 habitantes el 87% era analfabeto. La política educacional del ilustre sanjuanino se cristalizó en la construcción de 1.117 escuelas, una cada dos días contando sábados y domingos. Cuando finalizó su mandato (1874), tuvo que ir a vivir con su hija Faustina, porque no tenía vivienda propia. Algo parecido sucedió con otro ilustre Presidente de la Nación, Don Arturo Umberto Illia. Cuando fueron clausurados los centros estudiantiles durante la “Revolución Argentina” (que pretendía perpetuarse indefinidamente en el poder, toda vez que tenía “objetivos, pero no plazos”), Agustín Tosco célebre e inolvidable dirigente Gremial de Luz y Fuerza de Córdoba, permitió que en sus instalaciones los estudiantes pudieran continuar normalmente sus actividades. Durante la Dictadura Militar del General Juan Carlos Onganía, no solo se cercenaron las libertades fundamentales, sino también las conquistas sindicales y estudiantiles, logradas a través de tantos años de luchas y sacrificios. El Cordobazo constituyó una rebelión auténticamente popular y espontánea, donde el Pueblo junto a la unidad obrero-estudiantil, salió a la calle en una clara e inequívoca resistencia a la opresión, como consecuencia del cercenamiento de sus libertades, como la disolución de los partidos políticos, la intervención de las universidades nacionales borrando de un plumazo su autonomía, las listas negras, la represión sexual, la censura y la persecución de representantes de la cultura, como así también de otros exponentes del campo político y popular; el encarcelamiento, asesinato y represión de militantes estudiantiles, gremiales, políticos y sociales, etc., la derogación del Sábado Inglés por el Decreto-Ley N.o 18.204 que produjo quitas considerables en los salarios de los trabajadores, el Proyecto corporativista propugnando la creación de un Consejo Asesor Económico y Social, a imagen y semejanza de la experiencia en la Italia Fascista de Benito Mussolini. Córdoba siempre se caracterizó por ser un espejo anticipado del país; por ello quería un país libre, libre de tutelas y usurpadores del poder, de “iluminados y cursillistas”, que nos gobernaban a espaldas del pueblo y violando la Constitución Nacional. El Cordobazo fue un hecho único e irrepetible, de características históricas que dejan profundas huellas en el devenir de los tiempos, de esos que ocurren muy de tanto en tanto, en la vida de los pueblos, como la Reforma Universitaria de 1918. Por nuestra parte, queríamos como todos los argentinos, el retorno irrestricto a la Constitución Nacional y la plena vigencia de sus Derechos y Garantías. Luego sobrevino la Dictadura Militar III (1976/1983), continuadora de la anterior, que fue más sangrienta y criminal dejando un saldo de 30.000 desaparecidos. La Dictadura hizo extensivo el Terrorismo de Estado, del cual resultaron víctimas miles de profesores y estudiantes, entre otros compatriotas. Solo los tiranos y dictadores llenan las cárceles con presos políticos o bien los asesinan. Los jóvenes deben conocer ese trazo de la historia, por eso es nuestra responsabilidad hablar de este tema. La Reforma inconclusa de la Reforma Universitaria del ’18 en la Región Latinoamericana, como así también en nuestro propio país, se debió a la existencia de feroces dictaduras militares que asolaron nuestros países, como asimismo a las estructuras profundamente desiguales de nuestras sociedades. A partir del 10 de diciembre de 1983, se inicia una nueva etapa con la “Primavera Democrática”, y con la recuperación de nuestras instituciones republicanas, las universidades se normalizaron y pudieron funcionar plenamente, respetándose su autonomía, cogobierno universitario y libertad de cátedra, etc. A partir de allí, todos los gobiernos constitucionales que le sucedieron, respetaron plenamente la autonomía universitaria, gobierno tripartito, libertad de cátedra, etc. Por ello, como bien escribe Elías Canetti, Premio Nobel de Literatura de 1981, “La Humanidad solo está indefensa, allí donde carece de memoria”. Y los pueblos que olvidan su Historia, están condenados a repetir su experiencia. Consecuentemente, es bueno refrescar la memoria de tanto en tanto, para que no volvamos nuevamente a tener que esconder nuestros libros. Para que podamos actuar, sentir y expresarnos libremente. ON NE TUE POINT LES IDEES. Para que no se repitan asesinatos, amenazas, exilios y persecuciones: ¡NUNCA MÁS! Por ello, en ese orden de ideas, coincidimos con Jean Paul Sartre: “A todo puede renunciar el hombre, sin dejar de ser hombre, a todo menos a la libertad”. Por ello, es necesario e indispensable promover una educación que permita a las nuevas generaciones aprender a querer vivir juntos. No se puede vivir, sin convivir con el Otro. Es de la esencia del ser humano. El entendimiento, el respeto y la tolerancia entre hermanos. Por ello, es oportuno recordar una frase del filósofo judío Emmanuel Lèvinas referida a nuestro prójimo, ya que interpreta cabalmente el sentido humanista y universal de nuestro semejante: “yo no soy el otro, pero no puedo ser sin el otro”. Una educación orientada hacia la idea del prójimo. Consecuentemente, hay que aprender a convivir en la diversidad. Los aportes introducidos por la Reforma han sido verdaderamente importantes al haber consolidado entre otros aspectos, una nueva dinámica política y electoral en las universidades, a través de las elecciones para elegir autoridades. Empero es una deuda todavía pendiente y un mandato vigente y no cristalizado hasta el presente, lo sostenido por Deodoro Roca, cuando afirmaba categóricamente, que “no habría una reforma educacional a fondo, sin una reforma social también a fondo”, toda vez que no es posible democratizar la enseñanza de un país, sin democratizar previamente su economía. Para que exista una auténtica Reforma Universitaria y continuar con el Legado que nos transmitieron los Reformistas del ’18, es necesario e indispensable la existencia de una auténtica revolución social y transformación político económica que permita igualdad de oportunidades para todos: pan, techo y escuela, teniendo presente que la Universidad no es patrimonio de nadie y pertenece consecuentemente al conjunto del pueblo. En esa línea de pensamiento, bien sostiene quien fuera Rector de la Universidad Nacional del Litoral, Albor Cantard, cuando expresa que “En aquellos primeros años del Siglo XX la exclusión operaba en la política: nuestra propia Universidad es hija del movimiento democratizador que dejó atrás el sistema oligárquico; hoy la Universidad tiene que enfrentar sin demoras otro tipo de exclusión: la exclusión social, producto de la desintegración de los sistemas económicos que han dejado a millones de argentinos en la intemperie de la marginalidad y pobreza”2. El movimiento estudiantil de Córdoba, nos marcó el camino que sigue siendo la luz para las generaciones venideras. Sus enseñanzas se mantienen vigentes y constituyen un desafío al compás de una reforma educativa y pedagógica en constante movimiento, con equidad 2 Cantard Albor, Ex Rector de la Universidad Nacional del Litoral, en La Gaceta Universitaria 1918‐1919. Una mirada sobre el movimiento reformista en las universidades nacionales, página 20, Eudeba, Buenos Aires, 2008. e igualdad de oportunidades para todos, cumpliendo la función social que la sociedad espera de ella, y consecuentemente se proyectan hacia el futuro. Solo recordando y estudiando el pasado,tendremos la esperanza de asegurar nuestro futuro.
Texto de la carta enviada por el Dr. Marcos E.Azerrad e nuestra redacción TENGO EL AGRADO DE DIRIGIRME A UDS A FIN DE PARTICIPAR LA APARICIÓN DE MI ÚLTIMA OBRA DE CARÁCTER HISTÓRICO TITULADA: "CENTENARIO DE LA REFORMA UNIVERSITARIA DE CÓRDOBA. UN GRITO DE LIBERTAD PARA AMÉRICA LATINA.VIGENCIA DE SUS PRINCIPIOS. EL CORDOBAZO Y EL BARRIO CLÍNICAS EN EL CONTEXTO DE REIVINDICACIONES HISTÓRICAS", PUBLICADA POR LA PRESTIGIOSA EDITORIAL CATHEDRA JURÍDICA DE LA CAPITAL FEDERAL, MAYO DE 2018. ADJUNTO PRÓLOGO DE LA MENCIONADA INVESTIGACIÓN. LA MISMA ESTÁ COMPUESTA POR OCHO CAPÍTULOS Y SUS CONCLUSIONES. LA REFORMA UNIVERSITARIA DE 1918, CONSTITUYÓ UN GRITO DE LIBERTAD E INDEPENDENCIA ACADÉMICA, CUYO EPICENTRO FUE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA, LA MÁS ANTIGUA DEL PAÍS FUNDADA EL 19 DE JUNIO DE 1613, QUE ESTABA DETENIDA EN EL TIEMPO DESDE EL SIGLO XVII, Y MANEJADA POR EL CLERO MÁS REACCIONARIO Y OBSCURANTISTA DE ENTONCES Y ALINEADA A LOS SECTORES MÁS OLIGÁRQUICOS Y TERRATENIENTES QUE RESPONDÍAN A LOS INTERESES DE LAS CLASES DOMINANTES DE LA SOCIEDAD, DUEÑAS DEL PODER POLÍTICO, ECONÓMICO Y POR LO TANTO DE LA UNIVERSIDAD. LAS CÁTEDRAS ERAN HEREDITARIAS (PORQUE ASÍ LO DECIDÍAN LAS TRENZAS ELITISTAS), SIN CONCURSO DE OPOSICIÓN; LOS CONSEJOS DIRECTIVOS Y ACADÉMICOS ERAN VITALICIOS Y LOS PROFESORES SE AFERRABAN A SUS CARGOS DE POR VIDA. LA INMIGRACIÓN MASIVA QUE RECIBIÓ LA REPÚBLICA ARGENTINA FUE UN FACTOR DECISIVO Y CENTRAL EN EL DESARROLLO DE LOS ACONTECIMIENTOS QUE PERMITIÓ LA PARTICIPACIÓN DE LOS HIJOS DE OBREROS, INMIGRANTES Y PEQUEÑOS COMERCIANTES CON LA PRESENCIA DE UNA FUERTE CAPA SOCIAL DE SECTORES MEDIOS, CUYOS ANHELOS DE PROGRESO SE CONCRETIZARON CON LA OBTENCIÓN DE UN TÍTULO UNIVERSITARIO, QUE LES PERMITÍA ASCENDER SOCIAL, POLÍTICA, ECONÓMICA Y CULTURALMENTE. LA MOVILIDAD GENERACIONAL CON LA PARTICIPACIÓN DE ESTA CLASE EMERGENTE, FUERON PROTAGONISTAS ESENCIALES DEL PROCESO EN GESTACIÓN. EL SETENTA POR CIENTO DEL ESTUDIANTADO DE CÓRDOBA ERA DEL INTERIOR DEL PAÍS. EL INTERNADO DEL HOSPITAL NACIONAL DE CLÍNICAS, QUE FUERA CLAUSURADO EN DICIEMBRE DE 1917 POR LAS AUTORIDADES DE ENTONCES, LO CONSTITUÍAN EN SU GRAN MAYORÍA ESTUDIANTES DEL INTERIOR. ASIMISMO LA ORDENANZA DE DECANOS DEL 6 DE DICIEMBRE DE 1917, QUE ESTABLECÍA UNA SERIE DE RESTRICCIONES QUE VIOLABAN LA LIBERTAD ACADÉMICA Y LA PARTICIPACIÓN DE LOS ESTUDIANTES PARA CONTINUAR CON SUS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS, FUERON DETONANTES EN EL ESTALLIDO DE CÓRDOBA. EL 15 DE JUNIO DE 1918 ESTALLÓ EN CÓRDOBA, LA REFORMA UNIVERSITARIA, QUE LUEGO SE EXTENDERÍA HACIA BUENOS AIRES, LA PLATA, SANTA FE Y TUCUMÁN Y SUS CAMPANAS REPIQUETEARON POR TODA AMÉRICA LATINA COMO UN GRITO DE LIBERTAD. PRECISAMENTE DEODORO ROCA REDACTÓ EL FAMOSO MANIFIESTO LIMINAR EL 21 DE JUNIO DE 1918, PUBLICADO EN LA GACETA UNIVERSITARIA DIRIGIDO A LA JUVENTUD DE CÓRDOBA Y A LOS HOMBRES LIBRES DE AMÉRICA LATINA. LIGADO A ELLO EL ASCENSO DEL RADICALISMO AL PODER EN 1916 EN ELECCIONES LIMPIAS, LIBRES Y DEMOCRÁTICAS RECIBIÓ EL APOYO DECIDIDO Y CONTUNDENTE DE HIPÓLITO YRIGOYEN Y DE LA CLASE POLÍTICA DIRIGENTE EN SU GRAN MAYORÍA,COMO ASIMISMO DE UN CALIFICADO E IMPORTANTE SECTOR DE LA INTELECTUALIDAD ARGENTINA, COMO ASÍ TAMBIÉN DE LA MAYORÍA DEL PUEBLO EN SU CONJUNTO Y LA DECIDIDA ACCIÓN DE LA UNIDAD OBRERO-ESTUDIANTIL . EL RENACIMIENTO DEMOCRÁTICO DEL PAÍS, TRAJO COMO CONSECUENCIA EL RENACIMIENTO DEMOCRÁTICO DE LA UNIVERSIDAD. LA INTERVENCIÓN DECRETADA POR EL GOBIERNO RADICAL A TRAVÉS DEL MINISTRO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA, JOSÉ SANTOS SALINAS, REFORMÓ LOS ESTATUTOS UNIVERSITARIOS Y A PARTIR DE ALLÍ SE LOGRARON CONQUISTAS QUE TODAVÍA PERVIVEN COMO LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA, EL CO-GOBIERNO, LA LIBERTAD DE CÁTEDRA, CONCURSO DE OPOSICIÓN, EXTENSIÓN UNIVERSITARIA Y LIBERTAD DE ELECCIÓN EN LA FÓRMULA DE JURAMENTO DE LOS GRADUADOS, ENTRE OTRAS REIVINDICACIONES Y CONQUISTAS HISTÓRICAS. A PARTIR DE ALLÍ, ELLO SIGNIFICÓ, UN QUIEBRE, UNA BISAGRA, UN ANTES Y UN DESPUÉS EN LA HISTORIA DE LAS UNIVERSIDADES NACIONALES Y LATINOAMERICANAS. SALUDO CORDIALMENTE Dr. Marcos Edgardo Azerrad
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