A Gerardo Bova con mucho afecto, porque los homenajes hay que hacerlos en vida. Camina como regresando, en otras palabras, es el típico jugador que tienen en su haber tantas finales con la vida, que sabe en qué parte de la cancha tiene que estar parado para ganar el partido. Juega en toda la cancha, en el potrero, o en un mundial, de 3, 5, 7, o 9, da igual. Siempre deja el alma en cada jugada, cuando la vida le quiebra la cintura e intenta hacerle un ¡oooleeee!. Al salir del túnel, todas las mañanas,
se perfuma con fragancia de barrio, por eso cuando uno lo ve desde la tribuna de lo cotidiano corre a estrechar un abrazo, porque es como uno, ¿me entandes? Que si tuvo partidos difíciles, ¡seguro! pero acá está, entero, con la frente alta, mirando a que rincón de la cancha se va a escapar. Con el intelecto crea una gambeta, de amor, de filosofía, historia, o política, luego correrá al arco contrario con su gran compañera de goles la Dialéctica. Armara una bella pared haciéndole un golazo a la vida que se clavara en el rincón de las arañas
Compañeros, casi me olvidaba de los más importante, Si lo buscan, y lo quieren ver el profe juega en primera. CON MUCHO AFECTO - HUGO LARROSA
Por Eduardo Galeano
Nos amábamos rodando por el espacio y éramos una bolita de carne sabrosa y salsosa, una sola bolita caliente que resplandecía y echaba jugosos aromas y vapores mientras daba vueltas y vueltas por el sueño de Helena y por el espacio infinito y rodando caía, suavemente caía, hasta que iba a parar al fondo de una gran ensalada. Allí se quedaba, aquella bolita que éramos ella y yo; y desde el fondo de la ensalada vislumbrábamos el cielo. Nos asomábamos a duras penas a través del tupido follaje, de las lechugas, los ramajes de apio y el bosque del perejil, y alcanzábamos a ver algunas estrellas que andaban navegando en lo más lejos de la noche
Don Juan Matus,sobre los caminos con corazón (del libro “El fuego interior” de Carlos Castaneda): " Recuerda que un sendero es sólo eso: una senda. Si sientes que no debes seguirlo, no lo sigas. Para poseer tal claridad, deberás llevar siempre una vida disciplinada. Sólo entonces llegarás a saber que una senda es sólo una senda, y que no debe haber afrenta para ti ni para otros por abandonarla, si eso es lo que tu corazón te pide. Pero tu decisión de seguir en la senda o de abandonarla, deberá estar libre de temores y ambiciones. Te advierto. Debes mirar cada sendero con mucha atención. Pruébalo tantas veces como lo creas necesario. Luego pregúntate a ti, y a ti solamente, una pregunta... ¿Tiene corazón este sendero? Todas las sendas son iguales; no conducen a ninguna parte. Son senderos que cruzan el matorral o se internan en el matorral. En mi propia vida puedo afirmar que he recorrido senderos largos, muy largos, pero no he llegado a ninguna parte. La pregunta de mi benefactor tiene ahora sentido. ¿Tiene corazón este sendero? Si lo tiene, el sendero será bueno. Si no, no sirve. Ambos senderos conducen a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno significará un viaje alegre; mientras lo recorras, serás parte de él. El otro puede arruinar tu vida. Uno te hará fuerte; el otro te debilitará. El problema es que nadie se hace la pregunta, y cuando un hombre termina por comprender que ha seguido un sendero sin corazón, dicho sendero ya está por matarlo. En ese punto, son pocos los hombres que pueden detenerse a pensar y abandonar el sendero. Una senda sin corazón nunca podrá ser disfrutada. Tendrás que esforzarte incluso para recorrerla. En cambio, una senda con corazón es fácil, no te obligará a esforzarte para disfrutar de ella. Para mi sólo tiene sentido recorrer los senderos que tienen corazón. En cualquier senda que pueda tener corazón, allí viajaré, y el único desafío que vale la pena, es recorrerla en toda su extensión, viajando , buscando, buscando sin aliento."
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