Generando cambio

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Policías y Ladrones: un corto activista sobre racismo y brutalidad policial PDF Imprimir Correo
Escrito por Agencia Paco Urondo   
Domingo, 03 de Enero de 2021 00:00

A través de animaciones coloridas que acompañan el mensaje de un poema que se recita a lo largo de toda la producción, Policías y Ladrones critica la violencia que las fuerzas policiales ejercen contra las comunidades afroamericanas, a la vez que recuerda, con nostalgia, la inocencia de la niñez.- Por Jazmín Manuel “Quiero volver a cuando usábamos canastas como aros y jugábamos al básquet. Quiero volver a cuando ‘manos arriba, no tires’, se trataba de atajar triples”, comienza recitando Timothy Ware-Hill, director y protagonista del film, mientras trota por un barrio tranquilo. Así empieza Policías y Ladrones (Cops & Robbers, en inglés), un corto animado basado en el poema que el mismo Timothy escribió al enterarse del asesinato de Ahmaud Arbery, afroamericano brutalmente asesinado por un ex agente policial y su hijo, mientras trotaba en una zona residencial.
Arbery, que tenía 26 años, fue interceptado por el policía retirado Gregory McMichael y su hijo Travis mientras corría en un barrio cerca de la costanera de Brunswick, en Georgia. Según los asesinos, el joven se veía “sospechoso”, por lo que decidieron salir con sus armas para perseguirlo por la calle. El encuentro terminó con la víctima, que se encontraba desarmada, recibiendo disparos fatales. La muerte de Ahmaud despertó una fuerte indignación colectiva en los Estados Unidos. Después le siguieron otros casos similares, como el de George Floyd, de los cuales surgió el movimiento de Black Lives Matter.
La causa tuvo tanto impacto en Estados Unidos, que ni siquiera el coronavirus y la cuarentena impidieron las grandes protestas que se realizaron en todo el territorio a lo largo del año. El movimiento, liderado mayormente por jóvenes, llevó a la calle a multitudes de manifestantes que le dieron vida a un país que, al menos desde afuera, parecía estar dormido o, peor, totalmente indiferente con respecto a la violencia ejercida hacia las comunidades afrodescendientes. Las manifestaciones fueron de una magnitud impresionante. Tan grandes que llevaron a eventos históricos que resonaron internacionalmente, como, por ejemplo, el día en que el presidente, después de amenazar con enviar un ejército si las concentraciones afuera de la Casa Blanca no cesaban, se tuvo que esconder en el búnker del recinto.
El corto se mantiene permanentemente marcando el contraste entre el famoso juego infantil y el racismo institucional de las fuerzas policiales. “Sólo quiero volver a jugar a policías y ladrones. Ahora roban vidas negras las manos de policías bufones”, sigue relatando Ware-Hill, mientras que la animación se inclina por un viaje en el tiempo, recreando escenas características de la infancia: niños jugando en el recreo con sus compañeros y en la calle con sus vecinos, como iguales, sin que exista ningún perfilamiento ni discriminación racial. Se remite una y otra vez a la inocencia perdida en una sociedad extremadamente racista, violenta y excluyente; donde ya los policías no representan un bando en un juego de chicos, sino que ahora son un potencial peligro para cualquier persona afroamericana que es detenida por un patrullero en la calle.
La animación estuvo a cargo de Arnor Marnor, también director del corto. En una entrevista con Jada Pinkett Smith, Marnos y Ware-Hill hablaron sobre sus experiencias siendo parte de grupos estigmatizados (Marnos es judío, por lo que menciona tener una “gran sensibilidad” con lo que respecta a la discriminación) y sobre el equipo que participó en el proceso de creación del film, que estuvo constituído en un 50% por creadores afrodescendientes. La entrevista está también disponible en la plataforma de Netflix, para después de ver el corto.
“¿Crees que los policías recuerden ser niños?” es la frase con la que cierra el poema, mientras vemos al protagonista preguntándose si acaso aquellos que llevan la placa en el pecho recuerdan un pasado donde todos jugaban juntos. El corto cierra con la nostalgia del recuerdo lejano de un mundo que parecía menos terrible, a través de los ojos de un niño que no sabe de racismo, violencia, asesinato y miedo. El final perfecto para un film que, en escasos minutos (sólo siete), resume de forma sensible los pensamientos de un hombre que busca retener en su memoria el recuerdo de una vida en la que, aún, no le temía a las luces azules.

 
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