Generando cambio

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“Quise saber cómo se expresan poéticamente los jóvenes de barrios populares y me crucé con el rap, sin querer” PDF Imprimir Correo
Escrito por Agencia Paco Urondo   
Miércoles, 27 de Diciembre de 2023 00:00

Por Mariano Nieva

El docente, historiador e investigador Martín Biaggini conversó con AGENCIA PACO URONDO sobre su libro Rap de acá. La Historia del rap en Argentina, donde investiga las prácticas juveniles en los barrios populares que rodean a esta expresión musical y artística. Agencia Paco Urondo: Este libro es el primer tomo de cuatro volúmenes que tenés pensado.
Martín Biaggini: Es un libro que no se pudo presentar porque salió en el 2020, empezó la pandemia y se suspendió la presentación oficial. Seguimos investigando y dentro de poco se viene el volumen dos. Me dedico a investigar, junto a un equipo de colegas en la Universidad Nacional Arturo Jauretche, las prácticas juveniles en los barrios populares del rap. Sus orígenes y las prácticas actuales.
APU: ¿Qué te llevó a meterte en este mundo, una inquietud personal o meramente una curiosidad académica?
M.B.: Yo vivo, trabajo en el conurbano. Siempre, mi objeto de estudio fueron sus prácticas culturales. Mis libros anteriores son sobre paredes, graffiti, muralismo (Paredes del conurbano. Arte, política y territorio, 2018); en el 2015 estábamos por editar una antología de poesía del conurbano y me tocó hacer la introducción histórica (Alto Guiso, 2017). La pregunta que me hice fue cómo se expresan poéticamente los jóvenes de barrios populares y me crucé con el rap, sin querer, un género musical al que no le prestaba atención. Comienzo a ver que era recurrente en todos los barrios, es más, se organizaban en eventos. Empiezo a chusmear, que es el primer paso de toda investigación, y ahí me picó el bichito. Mi interés no era personal, vengo más del palo del rock nacional, del rock de los 70 y de los 80.
APU: Te escuché decir que uno de los primeros rap que se pueden encontrar en Argentina está en “La grasa de las capitales”, de Serú Girán.
M.B.: Hay mucha discusión. El 11 de agosto se cumplieron 50 años de la que fue la mítica primera fiesta de hip hop en el mundo, que se hizo en el Bronx, en Nueva York. El año que viene se cumplen 40 años del hip hop en Latinoamérica y hay muchas discusiones de cuáles fueron los primeros raps, cuáles los primeros en castellano.
Charly García, en la década del 70, se va a vivir a Estados Unidos. Importa un montón de discos, equipos de sonido de vanguardia… y estilos musicales. En “La grasa de las capitales”, que sale en el año 1979, hay una parte con la voz retocada (el ingeniero de mezcla fue Amilcar Chilavert) que está rapeada y es, para mí, el primer rap en castellano grabado. Los puertorriqueños ya habían rapeado en las fiestas de hip-hop, pero es el primer fragmento de rap grabado.
APU: Charly, que en la década del 80 sacará “El rap del exilio” y en los 90, “El rap de las hormigas.
M.B.: Si nos acordamos de la tapa de Clics Modernos, él está en una pared de Nueva York donde se puede apreciar el trabajo de uno de los grafiteros más importantes de la movida hip hop de allá. Después, en el 91, con Pedro Aznar y los Illya Kuryaki saca un disco entero de rap, que hasta los fanáticos de Charly han olvidado. No siendo rapero, le aportó mucho al rap local.
APU: En tu libro marcás cuatro posibles orígenes del rap en Argentina.
M.B.: Seamos sinceros, el primer gran rap comercial de Estados Unidos es “Rapper´s Delight”, de Sugarhill Gang, del año 1979. Se vendieron millones de copias en todo el mundo, la editora se dio cuenta que el rap vendía, armó un grupo de estos de casting y salió con este tema que duraba como 14 minutos. Esos discos llegaron al toque a Argentina. The breaks, de Kurtis Blow, el de Sugarhill Gang y otros discos, pasa que el rap no era conocido. Se lo vendía como música bailable, no existía una escena rap. De hecho, van a pasar muchos años para que el rap se lo conozca como tal. Hay un videito de Silvio Soldán presentando en Feliz domingo para la juventud a Club Nocturno y explica al público que ahora van a escuchar rap. Y dice “esta gente no canta, habla”. Era un género desconocido, había que explicarlo.
En ese contexto, en Argentina, aparecen cuatro formas de empezar a rapear. Una es el rap hip hop, otra es el rap de la música under. La tercera son los músicos que ocasionalmente rapean, y hubo una (la más importante) que es el rap que surge de una crew o grupo de gente que empezó a militar el hip hop. De ese grupo se va a destacar Jazzy Mel. Si bien nació en Uruguay, su carrera la hizo en Argentina y viajando por Brasil, ya graba dos discos de rap antes de su éxito, acá. Mike Dee graba con Los Fabulosos Cadillacs, en el 89, un rap y un scratch; y ese año sale TV Rap, el disco de Club Nocturno que, por lo que tengo entendido, es el primer disco completo de rap en castellano que se editó en el mundo. Argentina termina la década del 80 con muchísimo rap, es pionera en Latinoamérica.
APU: ¿Cómo son los lineamientos, los códigos de la cultura hip hop, que es la que abraza al rap?
M.B.: Hay mucha historia sobre el hip hop en Estados Unidos y muchas discusiones que tuve que leer para poder ubicarme académicamente. Como dije, hay una primera fiesta el 11 de agosto de 1973 organizada por Cindy Campbell. Decide organizarla para la gente del barrio, porque los afrodescendientes y los latinos no podían ir a las discotecas, no tenían el dinero para pagar la entrada ni tampoco les gustaba el estilo de música. Le copian a los jamaiquinos un sistema que ellos llaman sound system, que es lo que se hace acá, en los barrios, sacar el parlante a la calle, poner música y fiesta barrial. El parlante en la calle, en el conurbano, es muy típico. En esa fiesta, el hermano de Cindy Campbell, el DJ Kool Hearc se da cuenta que de todo el disco, hay una parte instrumental que quería todo el mundo porque era la que se bailaba. Entonces, la repite varias veces y la hace un corte.
Fue la primera fiesta que reunió muchas actividades en la calle: el rap, el graffiti y el breakdance. Las pandillas habían hecho un pacto de paz y se transformó en competencias entre crews, no era violencia, sino deporte. Nosotros bailamos mejor que ustedes y si perdemos esta vez, la próxima queremos ser mejores. El hip hop cayó en un momento importantísimo en los suburbios de Estados Unidos y también en el resto de Latinoamérica. En Argentina fue post Malvinas, la escena era muy despectiva con los breakers, un momento muy fuerte que logró cohesionar a un grupo de jóvenes que no escuchaban lo que en ese momento era el rock nacional. En ese contexto empiezan a hacer el hip hop argentino.
APU: ¿Cuándo el mercado empieza a mirar con cariño a toda esta movida y la lleva a todas partes del mundo?
M.B.: En Estados Unidos empieza en el 79, con “Rapper´s Delight”, después se va a sumar Michael Jackson, Break Machine, las películas Breakdance, Flashdance, todo el aparato estadounidense vendiendo sus productos. Esto queda más que claro. No el producto underground sino el comercial, había todo un aparato mediático a favor de eso. En el 84 no había un joven que no quisiera bailar breakdance, era imposible. Zafiro, un crítico estadounidense que analiza la música de allá, dice que Michael Jackson fue el último producto de la maquinaria fordista estadounidense de venta de producto cultural. De eso, con el paso del tiempo, queda la vieja escuela, gente que bailaba no por ser moda, sino que le interesa el tema y descubren la cultura hip hop, dando los primeros pasos en los grafittis, en los MC. El mercado siempre se va a meter. Lo que sí, en Argentina le va a dar la espalda, cada vez que le empezó a prestar un poquito atención, el contexto era desfavorable. En el 89, la hiperinflación, en el 2001, el quiebre.
APU: ¿Cómo se configuró la cultura hiphopera local, cómo se fue moldeando a nuestra identidad?
M.B.: Creo que en los 90 se armó una escena de rap y de hip hop local. Es más, si uno escucha las primeras experiencias del Sindicato, hay mucha mezcla de tango con rap. Hay una experiencia que se llama ATR, Argentina Tango Rap, otras de sampleo de temas de Sandro. El rap siempre fue este pastiche de usar discos preexistentes. Obviamente, en Estados Unidos usaban el soul, el funky. Acá, discos que había, así que empezó a agarrar una impronta propia. Después, hay una cuestión muy del conurbano, que es un lugar de mucha mezcla.
Hice una experiencia con un portaestudio profesional grabando en todo el conurbano para poder ver cuáles eran sus sonidos. Y más allá de la cumbia villera y el rock chabón con que se lo etiqueta, nos dimos cuenta que se escucha, bachata, salsa, los Redondos, Hermética, una mezcla de un montón de migraciones internas e inmigraciones. Las prácticas de rap son muy diversas. Un pibe de Puerta de Hierro, que es una villita de La Matanza, empezó a rapear sobre salsa y está teniendo mucho éxito con eso. Creo que el gran invento del conurbano es el RKT o la cumbia 420, que si bien no es rap, se rapea sobre esas bases.
APU: ¿Qué significó para la escena local, la irrupción de los Illya Kuryaki?
M.B.: La escena del hip hop nunca los reconoció, si bien ellos quisieron. Sí reconocen al hermano de Dante (Valentino), al grupo Geograma porque participó de las movidas de Cemento, del rap under. Los Illya Kuryaki están más emparentados al rock nacional que al rap, entendiendo que el rock nacional no es un género puro como la mayoría de los géneros. Si haces trabajo de campo, la mayoría los reconoció dentro de esa escena y no de la otra, más underground. Surgieron como una alternativa hacía el hip house de ese momento, que era lo que se bailaba como ahora el trap, pero no están reconocidos dentro de la escena. Sí eran raperos.
APU: Mencionaste el trap y quería preguntarte si lo sentís como una continuación o algo completamente nuevo ¿Dónde lo ubicas dentro de toda esta movida hiphopera?
M.B.: Con el trap pasó algo particular. El único que nace acá es el RKT, el resto nace en en el exterior. Es más de origen gangsta, de Estados Unidos. En Argentina, el mercado tomó a los freestyler que estaban ganando mucho terreno en el inicio de la explosión de la Internet 2.0, y los recicla a traperos. No pasa solamente en Buenos Aires: en Córdoba, la batalla número uno es la de Plaza de Intendencia, se destaca Paulo Londra y el mercado lo toma como trapero. Es un producto del mercado, es un producto bailable, no está mal, el rap en sus orígenes también lo era. No se lleva tan bien con la escena rap y menos con la escena hip hop. El mercado tiene sus reglas y el underground no es homogéneo. Hay gente que está ahí por decisión, porque no quiere negociar ciertas ideas, y hay gente que está simplemente porque no la pegó y quiere pegarla.
APU: Además de captar los sonidos del conurbano, también fuiste a fotografiarlo ¿Por dónde anduviste, con qué te encontraste, que nos podés contar de los retratos que fuiste recolectando?
M.B.: Mi trabajo es dar clase e investigar. A veces, la Academia es muy extractivista. El investigador va a un lugar, investiga y después se olvida, toma la gente como un objeto de estudio. Obviamente no estoy de acuerdo, éticamente eso no está bueno. Investigo seres humanos y, para mí, son importantes. Sigo viendo a todos los raperos que investigué desde el primer día y como lo que hago es observación participante, trato de colaborar con algo y no soy rapero. No podría rapear y no podré, no soy músico tampoco, estudié cine en los 90. Así que colaboré con algo que podía: sacando fotos. Tengo una cámara profesional, las redes sociales piden que las fotografías tengan ciertas características, así que me transformé en un fotógrafo oficial de varios barrios. Eso me abrió puertas, es más, sigo yendo todos los fines de semana. Me dio la posibilidad de registrar toda una movida. Arranqué en el 2015 y llevo 170.000 fotografías en mi archivo, toda una serie de actividades que, de otra manera, no estarían registradas. Soy muy respetuoso, no saco fotografías de ninguna persona en situación de vulnerabilidad, en todas mis fotos tenés pibas y pibes creando, disfrutando, bailando, haciendo eventos.

 
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