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Escrito por León Guinsburg
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Sábado, 28 de Julio de 2012 00:00 |
EVITA
Porque fuera demasiado joven, tan vehemente.
Porque fuera demasiado dada, tan amada.
Porque fuera demasiado amante, tan incondicional.
Porque fuera demasiado esposa, tan abnegada.
Porque fuera demasiado fuerte, tan odiada.
Porque fuera demasiado pueblo, tan vibrante
Porque fuera demasiado humilde, tan incondicional.
Porque fuera demasiado mujer, tan valiente,
Porque fuera demasiado dama, tan difamada.
Porque fuera demasiado sufrida, tan trabajadora.
Porque fuera demasiado tanto, tan vejada.
Y si hoy es mito por justicia de todas las justicias,
y es canto por imperio, canto de las más grandes artistas,
y su nombre llevan miles de miles y de miles
y en altares populares vive porque vive y porque vive
y su sonrisa es sonrisa de todas las sonrisas
y su voz la vos de todos los humildes
y llora la Argentina aunque pida no la lloren
y los viejos no callan su feliz pasar de niños pobres
con chocolates pelotas, bicicletas y patines
y los niños repiten los felices niños tan felices sus abuelos
en las casitas de cuento de la ciudad infantil.
Y en cada pueblo y ciudad un busto en calle o avenida
y unidades básicas, ateneos, clubes, bibliotecas.
escuelas, hospitales, salitas, comedores, salones sindicales
y siempre siendo miel vigía en el panal del corazón
y Evita con razón y sin razón en la piel descamisada
y en la hiel encarnizada de oligarcas que pastan y que pastan
reducidos a retratos de familia en el círculo exclusivo
porque ella no es recuerdo, es un espíritu vivo
bello, cuidador, sensitivo, inmortal e inmarcesible
que dilata tiempos y en bronce, yeso, piedra, madera y carne
se vuelca en el desangre de lo reivindicable y justo
y desde el busto grita y despotrica a la injusticia
y muere y resucita diariamente en cada dignidad salvada.
Evita, que nació un poquito más que nada y gloria viva,
Es sello indivisible de su Argentina amada.
Lloramos por vos, Evita, porque en la Argentina el llanto lava
cuando moja la bandera con vos de abanderada.
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