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LAS OLIMPIADAS DE 1655 (relato dudosamente histórico)
Los antiguos juegos olímpicos griegos se llevaron a cabo entre el 776 ac hasta el 393 dc, y los modernos impulsados por el Marqués francés Pierre de Coubertin comenzaron en 1896, y se siguen celebrando cada cuatro años.
En nuestro venturoso 2012 acaban de realizarse en Londres con una concurrencia record de países, pues son muchos los que dejaron de ser colonias, aunque quieran que no, siguen amarrados a las potencias supranacionales.
Tal vez por acción de personeros de esas potencias se perdió en el olvido la olimpíada que se realizó en Londres por 1655.
Gobernaba Inglaterra por entonces un regente, Cromwell, que no veía con malos ojos se lo designara Rey, o Emperador, aunque su puritano ejercito no estaba de acuerdo, al fin y al cabo ellos no habían colgado al rey Carlos para instaurar otro.
Cromwell, sabía que les interesaba el reparto de la riqueza de América y de Oriente, sojuzgando a quienes hubiere que sojuzgar.
Sus puritanos, amén de los anglicanos, pretendían parte del botín.
A tal fin se alió con la Francia católica, aunque la esposa de quien colgaron fuera hermana del rey de Francia, aplicaron la ley del botín y a rey muerto rey francés de aliado..
Para olvidar la cruel coincidencia y en pos de su candidatura incrementó las acciones beligerantes contra España y los países bajos .
Los Almirantes Black y Penn, continuadores de quienes habían derrotado en el siglo anterior a la Invencible (o no tanto) Armada Española, dominaban los mares, y de paso cañazo, asaltaban las naos que transportaban la plata de los ibéricos, extraída en México y el Potosí por indígenas (mitayos) expoliados hasta el deshaucio.
A esos almirantes el poderío no les alcanzó para conquistar Santo Domingo y debieron rumbear hacia Jamaica, donde instalaron un provechoso mercado que contribuyó al despoblamiento de África.
Los hechos son imprevisibles, en el 2012 los descendientes de seres vendidos como esclavos conquistaron para el Imperio medallas de oro.
Alejándonos de tales minucias, volvamos a la ignorada olimpiada de 1655, con la que Cromwell publicitó su pretensión real, exhibiendo las riquezas afanadas y a los esclavizados negros, en magníficos desfiles.
Además de la carrera a pata descalza similar a la de la antigua Grecia, las competencias consistíeron en pruebas cuasi circenses, volatineros, forzudos, trapecistas, y un recorrido de 500 metros por la cuerda floja que atravesaba el Támesis.
Los ganadores recibirían, rememorando la antigua tradición Griega, la promesa de ser mantenidos sin laburar durante el resto de sus vidas. No hemos cambiado tanto, por la plata baila el mono, al punto que el ingenuo amateurismo de Coubertin y Sir Stanley Rous, devino en puja interesada, Y el premio correspondiente de esas olimpiadas a los vencedores quedó en la nada porque Cromwell murió en 1658, los reyes que lo sucedieron se hicieron los distraídos y si te he visto no me acuerdo.
El evento más atractivo fue el desfile. Desfilaron los corsarios con los doblones afanados a España, que fundamentaron el capital de casas bancarias consolidadas; hasta parodiaron combates de armas blancas con mínima efusión de sangre, una nota colorida brindaron los bucaneros haciendo eses por la curda a quienes el recorrido les resultó muy largo.
Otra nota de color la dieron los esclavos africanos amarrados por el cuello, sobrevivientes de largas travesias en las que yacían hacinados de a cientos en las bodegas, donde a más de aprovechar sus necesidades tenían la libertad de alimentarse, con la carne de los muertos.
El paso de los siervos ingleses, no llamó la atención, ni recibió aplausos, era cosa de todos los días
Fue una jornada fastuosa, como la que se vivió en Londres este año, tecnología mediante y algunos músicos talentosos, enriquecidos con el negocio del entretenimiento. Una exaltación del sport, la gloria, y el rol civilizador de la Comunidad Británica de Naciones.
Ediciones Agua Clara- www.edicionesaguaclara.com.ar- edicionesaguaclara@gmail .com
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