Generando cambio

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La Obra Superlativa de Marcos Azerrad PDF Imprimir Correo
Escrito por Dr. Marcos Edgardo Azerrad   
Martes, 18 de Diciembre de 2012 13:17
  Cuarta Muestra
 JUDÍOS SEFARDÍES. PIONEROS DE LA INMIGRACIÓN EN LA REPÚBLICA ARGENTINA. ORÍGENES. PROCEDENCIA. LA GRAN DISPERSIÓN. DIÁSPORA SECUNDARIA.   DEMOGRAFÍA ESTADÍSTICA. INTEGRACIÓN Y REALIDAD HISTÓRICA. SEGURIDAD Y DERECHOS HUMANOS. UN NUEVO PARADIGMA.
 JUDÍOS DE ALEPO
Cabe señalar, que los Judíos de Alepo, mantienen un fuerte apego a las tradiciones religiosas, radicándose mayoritariamente en la Capital Federal y en menor medida en el interior del país, entre otros lugares Córdoba y Rosario .
En tal sentido, es válido destacar que los judíos alepinos mantuvieron un elevado nivel cultural y custodiaron la educación judía dentro de marcos religiosos estrictos. Los alepinos advirtieron que la República Argentina, fue desde el comienzo un país hospitalario que les permitió desarrollar la libertad de cultos y a la par, fundaron importantes escuelas, sinagogas y sociedades de beneficencia, integrándose plenamente al país que los había recibido.
Por otra parte, sus miembros observaron un fuerte compromiso sionista y militante solidaridad con Eretz Israel.
En esa línea de pensamiento, sostiene la investigadora Rodgers que “Los dirigentes, preocupados fundamentalmente por asegurar la continuidad de las nuevas generaciones, encararon diversas estrategias a fin de preservar las propias tradiciones, amoldarlas a la cultura nacional, a las leyes imperantes y a los nuevos tiempos que corrían en la arena internacional. La idea era formar a los jóvenes “enseñando la palabra de Dios”, pero también con “amor a la Patria Argentina, cuna nuestra y de nuestros hijos”,  y a Israel, “nuestra Madre Patria bien amada”…[…] “Asimismo, como representantes de la comunidad ante los poderes del Estado y la sociedad mayoritaria, sus definiciones fueron siempre categóricas. El periódico Mundo Israelita transcribía así las declaraciones de Ezra Teubal el 14 de Mayo de 1938:
“Nosotros los hombres de la primera generación que hemos venido a
este país, nuestra patria adoptiva, le hemos testimoniado nuestro     sincero amor, acelerando su progreso….y al formar aquí nuestros
hogares, hemos dado hijos a la Patria que sabrán defenderla y a     sacrificarse por ella con cariño si su honor o seguridad lo exige”.
“Se podía ser simultáneamente un buen judío tradicionalista, como un buen ciudadano respetuoso de las leyes de su Patria adoptiva o de nacimiento” .
Así pues, cabe destacar que esta comunidad fue progresando gradualmente y ascendiendo social, cultural y económicamente, dando lugar a la formación de un fuerte ligazón dedicado al comercio y a la industria textil. Asimismo, sus descendientes se destacaron en las profesiones liberales.
Por otra parte, y en virtud de la movilidad social ascendente las generaciones sucesivas, pudieron obtener su título universitario merced a muchos sacrificios –como todos los realizados por los inmigrantes e hijos de inmigrantes- algunos trabajando día y noche, pagándose sus propios estudios, y otros ayudados por sus padres y familias.
b) Los Judíos de Damasco provenientes de Siria
JUDÍOS DE DAMASCO
Los judíos sefardíes radicados bajo los dominios del Imperio Otomano no poseían el mismo status que los musulmanes, habida cuenta que debían vestirse diferente, pagar elevados impuestos y sus lugares estaban fijados por las autoridades turcas; se les respetaba su libertad religiosa y eran protegidos por el gobierno. Allí habitaban los –sefaradim- judíos españoles; mustarrabim –judíos autóctonos arabizados y finalmente los mizrahim – judíos orientales.
Sus principales actividades eran diversas; desde textiles, pasando por verduleros, artesanos, orfebres y además realizaban tareas vinculadas al trabajo del cuero. Con el tiempo, también actuaron en la medicina y la banca.
Motivos fundamentales de la nueva dispersión.
“El principio del siglo XX encontró una Siria convulsionada. Por un lado, la transición de la Turquía Otomana al control francés tras la Primera Guerra Mundial, ocurrió en medio de revoluciones y cambios políticos sustanciales. Uno de ellos fue la consolidación del nacionalismo árabe, que llevó a un escenario de intolerancia y violencia contra las comunidades no musulmanas. Por otra parte, las penurias económicas eran devastadoras y la situación extremadamente difícil. Esta fue una de las causas de la nueva diáspora. Por otro lado, en 1908, se suspendió la exención militar para los judíos. La ciudad de Damasco fue el centro del reclutamiento para el servicio militar obligatorio y la eximición del mismo pasó a depender del pago de un impuesto altísimo. Así comenzó el reclutamiento forzoso de todo varón mayor de 13 años…. [….] “Un número importante de judíos sirios emigraron hacia América: la Argentina entre otros destinos. Se calcula que entre 1860 y 1930 llegaron al país alrededor de seis millones de inmigrantes de todas las nacionalidades y religiones.”
Cabe señalar, que además de la extrema pobreza reinante y las difíciles circunstancias por la que atravesaba la comunidad, también influyó la inestabilidad reinante y el reclutamiento de los jóvenes al servicio militar que se prolongaba durante muchos años. La emigración, casi siempre de hombres solos y solteros buscaba otros horizontes de paz, trabajo y libertad. Nuestro país, dio respuesta a esos anhelos a un mundo mejor y sin guerras. Los primeros inmigrantes salieron a partir de 1909 en adelante y se instalaron principalmente en Buenos Aires, Córdoba y Rosario, Tucumán y el interior del país.
En la Capital Federal, se instalaron en la zona de La Boca y Barracas. También en el Once. En Rosario, en el centro y particularmente alrededor de la calle San Luis; en tanto en Córdoba, también en el centro de la ciudad y particularmente en los alrededores de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Calles Obispo Trejo, Ituzaingo, Deán Fúnes, 9 de Julio, etc. Como dato relevante cabe consignar que la Universidad Nacional de Córdoba, fue fundada en el año 1613, la más antigua del país (tercera en antigüedad en América Latina).                 El fundador de Córdoba, “Jerónimo Luis Cabrera, también tenía sangre hebrea en sus venas” (Cfe: Investigación de Savoia y Calvo, diario Clarín, pag.38, Edición del 25 noviembre 2012).                 En tanto, se dice que la misma madre del fundador de la Cuatricentenaria Universidad Nacional del Ilustre Obispo de Trejo y Sanabria, era marrana.
Los primeros inmigrantes se dedicaron en los primeros tiempos a la venta ambulante; progresaron rápidamente y con el correr del tiempo se transformaron en importantes comerciantes, empresarios e industriales y prestigiosos profesionales.
Los inmigrantes radicados en Buenos Aires, crearon la Asociación Israelita Sefaradí –Bene Emeth- inaugurando su cementerio en el año 1915 en la localidad de Lomas de Zamora. En tanto, el Cementerio Sefardí de Córdoba, fue fundado en el año 1924, y se halla en la actualidad ubicado en el Barrio de San Vicente de la mencionada Ciudad.
Los pilares fundamentales de esta Comunidad se relacionan fundamentalmente a las instituciones educativas, los templos, cementerios y un férreo compromiso de solidaridad y ayuda al necesitado.
En la Capital Federal, merecen citarse el Templo de Paso 733, el cual por sugerencia de Don Víctor Yattah adoptó como modelo un templo construido en la ciudad Italiana de Florencia.
Con el transcurrir del tiempo, el Templo Shaare Tefilá se unió con la Institución Bene Emeth hasta la actualidad.
Cabe señalar, que esta Comunidad tiene un fuerte apego a las tradiciones religiosas, respetando su pertenencia, tradición e identidad. Por ello es oportuno recordar cuando Bejor Mohadeb hizo el bar mitzvá; su abuelo materno, el Gran Rabino Ezra Maslatón Tarrab le dijo: “querido, te voy a pedir tres cosas: recuerda en todo momento que eres judío, sigue el camino de tu abuelo, de tu familia, de tu padre y de tu madre; que sea recto tu camino; que tengas shem tov, un buen nombre”
JUDÍOS PROCEDENTES DE EGIPTO Y  PALESTINA
4º) Los judíos procedentes de Egipto, Palestina, Jerusalén y algunos otros lugares que se integran y se asimilan a los grupos mencionados anteriormente.
Según el Censo de 1960, el porcentaje de judíos de origen EretzIsraelí que habían llegado a la Argentina era el siguiente:
•    Entre 1930 y 1939: 13,9%
•    Entre 1940 y 1960: 30,1%
“Después de los disturbios de 1929 y la profundización del conflicto de Medio Oriente, también arriba una cantidad considerable de judíos provenientes de Eretz Israel. Muchos de ellos de origen alepino y algunos de otras procedencias que habían emigrado anteriormente a Jerusalén…” .
JUDÍOS PROCEDENTES DE ITALIA
5º) Los judíos italianos refugiados en la República Argentina, a raíz de la persecución racial del fascismo. En el año 1938, fue creada en Roma, la Dirección General de Demografía y Raza, donde se establecía que los italianos pertenecían a la “raza aria”, y por consiguiente excluía de la misma a los judíos italianos. Ello motivó la inmediata expulsión de docentes y alumnos de establecimientos públicos, donde fueron exonerados 195 profesores universitarios y 173 directores y docentes de colegios secundarios.
Las leyes raciales se aplicaron durante la Segunda Guerra Mundial, en todos los países bajo la hegemonía y dominio del Nazismo. En Alemania, comenzó en 1933 ,y luego con las Leyes de Nuremberg de 1935.
Por ejemplo, el Decreto del 3 de octubre de 1940 de Francia, durante el gobierno de Vichy (que fue una marioneta de Hitler), llamado “La Ley Alibert” ( por el Ministro de Justicia, quien fue su redactor), definía lo que se entendía por judío: “un judío era aquel que tiene tres abuelos judíos o dos abuelos judíos y un cónyuge judío. Además se les prohibía el empleo público, la enseñanza, los puestos militares, el periodismo”
Sobre una población de 120.000 judíos en Italia, fueron exterminados 9.000 personas aproximadamente.
Sostiene la reconocida investigadora Annie Sacerdoti que “en 1938, en correspondencia con el año del “Censo de la Raza”, vivían en Italia 45.270 hebreos. Ese mismo año expulsan a los hebreos extranjeros del país, alejaban a los hebreos italianos de las escuelas, del servicio militar, de los empleos públicos, considerándolos ciudadanos de segunda clase. Cuando en 1940 Italia entró en guerra al lado de Alemania, los escuadrones fascistas saquearon las comunidades hebraicas y las sinagogas. Hasta que en 1943 iniciaron las deportaciones a los lager –campos de concentración- nazis donde murieron más de 7.000 judíos italianos. Hoy viven en Italia 40.000 judíos. Las comunidades más numerosas son las de Roma y Milán, luego Torino, Bolonia, Florencia, Venecia, Trieste y Nápoles” .
En ese orden de ideas, sostienen Smolensky y Vera Jarach que “Entre los años 1938 y 1939, comenzó a llegar a la Argentina una inmigración italiana sui generis: la de los judíos marginados de diversos espacios sociales como consecuencia de la campaña discriminatoria implementada por el gobierno fascista. Esta emigración prosiguió durante los años ’40 y ’41 quedando prácticamente concluida cuando el agravamiento de la situación bélica impidió los viajes marítimo y, sobre todo, cuando la ocupación nazi de 1943, coartó definitivamente las posibilidades de salir legalmente de Italia. Estimamos que esta diminuta oleada inmigratoria estuvo integrada por un millar de personas que llegaron a la Argentina….[…] “Desde 1943 a 1945, más de siete mil judíos italianos fueron víctimas del Holocausto” .
Los primeros judíos se establecieron en Roma hace 2.200 años. En la Ciudad Eterna vivieron desde el Siglo Segundo antes de Cristo. Tras la destrucción del Templo de Jerusalén (Año 70 D.C.), la ciudad llegó a contar hasta con 40.000 judíos sobre una población total de 800.000 habitantes.
Cabe señalar, que los exiliados italianos hacia la Argentina, lo constituyen en su gran mayoría, un grupo social perteneciente a la burguesía, entre los cuales se identifican sobre todo los intelectuales, comerciantes, profesionales e industriales.
Entre las personalidades más salientes, podemos recordar entre otros a Rodolfo Mondolfo, Beppo Levi, Andrea Levialdi, Renato Segre, Dino Jarach, Mario Deveali y Marcello Finzi. Sobre éste último, debo recordar algunas palabras cuando presenté la obra del distinguido amigo y colega, Dr. Adolfo Kuznitky sobre “Italia y el Antisemitismo”, señalando en tal sentido que: “Es válido destacar el aporte de los mercantilistas Césare Vivante (redactor del Código de Comercio Italiano), Ascarelli (quien recaló en Brasil durante su forzado exilio) y los emigrados hacia la Argentina, el laboralista Mario Deveali y el reconocido penalista Marcello Finzi. Sobre éste último existe un dato trascendente y verdaderamente significativo que la historia jurídica oficial omite, toda vez que es uno de los redactores del moderno Código de Procedimiento Penal, que instituyó por primera vez en el país el juicio oral y público, que comenzó a aplicarse en Córdoba, en 1940. Este Código Procesal, pionero en la materia, sirvió como modelo y se adoptó posteriormente en todas las provincias argentinas, siendo el último distrito en aceptarlo, la Capital Federal y además se constituyó en guía de legislaciones en toda América Latina; mérito es recordarlo al Gobernador Amadeo Tomás Sabattini, quien fue el que le salvó la vida a Finzi, trayéndolo a la Argentina y protegiéndolo de las persecuciones nazis…[…] En ese mismo ámbito cultural, habló el Embajador de Italia, en nuestro país, Stefano Ronca, quien “Expuso acerca del inmenso grado de asimilación que tuvieron los judíos en Italia y puso como ejemplo de ellos la gran cantidad de generales y almirantes en las fuerzas armadas de ese país y el importante papel que jugaron en la creación de la Armada y otras calificadas figuras que se destacaron en funciones gubernamentales. Expresó que las leyes raciales impulsadas por el fascismo obedecieron a una decisión política tomada desde el poder, por razones de oportunismo político en la alianza con la Alemania de Hitler, pero que la misma fue ajena al sentir del pueblo italiano” .
Esta aseveración al sostener que Finzi fue uno de los autores del Código Procesal Penal, está ahora corroborada, ya no por autores argentinos, sino españoles, mexicanos e italianos entre otros; de ello dan cuenta, precisamente sus colegas italianos y discípulos.
Marcello Finzi, eximio profesor en varias universidades italianas, entre otras de Ferrara, fue discípulo en su tiempo de los eminentes Maestros, Massimo Stoppatto y Vicenzo Manzini. Por todo ello, dediqué precisamente una de mis obras jurídicas (Políticas Públicas de Seguridad. Medidas Alternativas y Derechos Humanos” Cathedra Jurídica, Buenos Aires, 2009), “Al célebre e inolvidable Maestro Marcello Finzi, quien perseguido por las leyes raciales impulsadas por el fascismo de la Italia de 1938 y exiliado en nuestra Patria, recaló en la Universidad Nacional de Córdoba, formando parte de la gloriosa “Escuela Penal de Córdoba”, y a todos los perseguidos y discriminados sin causa ni razón, que dejaron un legado de Paz, Justicia y Libertad, soñando con un mundo mejor”.
La mayor parte de esta inmigración se radicó en la Capital Federal. Otros, como Finzi y Mondolfo, recalaron en las Universidades Nacionales de Córdoba y éste último además en la de Tucumán.
Mondolfo se graduó en la Universidad de Florencia en 1899 y ejerció allí además de hacerlo en las universidades de Padua, Turín y Bolonia, hasta que en 1938, como consecuencia de las leyes raciales dictadas por Mussolini, tuvo que exiliarse. En su actuación académica se destacó por sus profundos estudios en filosofía griega que lo convirtieron en una autoridad a nivel internacional, como así también como exponente en la investigación de los orígenes históricos del pensamiento occidental. Sus pensamientos fueron críticos hacia todos los totalitarismos, por ello en su doble condición de judío y libre pensador, inexorablemente tuvo que seguir el camino del destierro, que trágicamente también fue el de sus antepasados.
En esa línea de pensamiento, nos ilustra el prestigioso  filósofo y ensayista, Ricardo Forster, cuando expresa que “Son muy pocos los que hoy recuerdan a Rodolfo Mondolfo, los que saben apreciar el enorme favor que nos hizo el fascismo italiano cuando obligó a ese filósofo nacido en Senigallia en 1877 a exiliarse en nuestro país, siguiendo los pasos de otros miles de judíos que también huyeron de un continente arrasado por la barbarie. Mondolfo trajo con él lo mejor de la tradición humanística de las universidades europeas: una formación enciclopédica que no le impidió como hoy se suele creer, convertirse en uno de los principales estudiosos de la filosofía antigua, pero que también le permitió ocuparse continua y apasionadamente de otros problemas que hacen a la condición humana: la política, la inquietud del pensador que se interroga por la crisis civilizatoria de un mundo despistado…[…] “Fue un erudito que supo cultivar desde la filosofía griega en sus diversas vertientes, deteniéndose también en la cultura del Renacimiento, y escribiendo también sobre Karl Marx y el socialismo. Porque en Mondolfo, como buen heredero de las tradiciones del humanismo, el erudito se mezclaba con el hombre político, con el pensador que se instaló en la tradición crítica del socialismo como corolario de una indignación ética ante las injusticias del mundo capitalista. En él se cruzaban el erudito, el librepensador, el judío diaspórico y el educador. Al finalizar la guerra Mondolfo pudo haber regresado a Italia; allí lo esperaban premios y reconocimientos académicos, pero sin embargo decidió que sus nuevas raíces se habían arraigado profundamente en nuestro suelo y que definitivamente éste era el país donde quería concluir su vida. Hoy sus restos descansan en una pequeña bóveda, junto a los de su mujer, en el Cementerio Israelita de La Tablada” .
Cabe señalar, que la Sociedad Hebraica Argentina de la Capital Federal, la Institución Judía más importante de América Latina, por sus orígenes, trayectoria, prestigioso y compromiso por la defensa permanente de la vida y los Derechos Humanos, homenajeó precisamente a Rodolfo Mondolfo en Hebraica en abril de 1964, durante la presidencia de Marcos Diner  en presencia de León Dujovne, y una numerosa concurrencia que participó celebrando dicha distinción.
Sobre los Judíos Italianos, Kuznitzky nos ilustra señalando que “Los judíos se encuentran desde el Siglo II A.C.; los vínculos son tan remotos, que una interpretación rabínica del Génesis menciona a Italia como el país que es “como el rocío de los cielos de arriba” (I tal Yah; 27,39). El grado de integración fue excepcional, y así fue como ocuparon, destacándose en los espacios más importantes de la política, la cultura, la ciencia y economía. Registraron cuatro premios Nobel: Segre, Levi Montalcini, Fermi y Modigliani…[…] “Mención aparte merecen los que emigraron a la Argentina en la década del treinta como consecuencia de la aplicación de las leyes raciales; se siguieron considerando italianos, frecuentando el Círculo Italiano y otras instituciones de la colectividad de ese origen y trabajando en empresas italianas” .
Casi la mitad de judíos de origen sefardí que había en Europa durante la II Guerra Mundial, unos 165.000, fueron deportados a varios campos de concentración, según el profesor emérito de la Universidad La Sorbona de París, Haïm Vidal Sephiha .
INMIGRACIÓN DE JUDÍOS MARROQUÍES DURANTE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX
6º) La inmigración de judíos marroquíes a la República Argentina, en la Segunda Mitad del Siglo XX.
La mayoría de los autores consultados, sostienen que en Marruecos existía una población judía que oscilaba entre 270.000 a 300.000 personas de origen judío. .
Por su parte, Balkhausen, sostiene que en los años de la década de 1940, vivían en Marruecos unos 250.000 judíos. Las grandes emigraciones subsiguientes a la primera guerra árabe-israelí, y la posterior Guerra de los Seis Días, redujeron esa cifra a 5.000, de los cuales el 80% reside en Casablanca .
En tanto Becky Hazan, expresa que “existió una época en que la comunidad en África del Norte, superaba las 220.000 personas de origen judío-marroquí, algo superior del 2% de la población total. Actualmente esa cifra no supera los 5.000 judíos en todo Marruecos” .
Cabe señalar, que en Casablanca, existe el único Museo Judío de Marruecos (y también del mundo árabe) , donde los guías de turismo afirman que existen actualmente 1.000.000 de judíos originarios de Marruecos y diseminados por todo el mundo .
La segunda oleada inmigratoria se produjo hacia nuestro país, entre la década de 1950 hasta 1970 inclusive. La razón de esta emigración tiene causas diferentes a la primera; en efecto, se origina además de la difícil situación económica existente, y el trato discriminatorio hacia los judíos, el nacimiento del Estado de Israel por un lado (15 de Mayo de 1948) y por el otro la Independencia de Marruecos en 1956.
Sostiene la Profesora Benmergui, que “Con la creación del Estado de Israel, la hostilidad que surgió en los Estados musulmanes generó la obligada partida de los judíos, la mayor parte emigraron hacia Israel, otros lo hicieron a diferentes países europeos o americanos. El problema se hizo muy grave con la Guerra del Sinaí, que tuvo lugar en Medio Oriente en 1956 y allí la población que aún vivía en Marruecos se fue…[…] “Se estiman que allí viven actualmente unos tres mil judíos” .
Las causas de esta inmigración se pueden sintetizar básicamente en cuestiones políticas y la dificultad que tenían los inmigrantes para conseguir la documentación necesaria para hacerlo. Muchos lo hicieron clandestinamente. La situación había empeorado, cuando Marruecos se había alineado políticamente con las posiciones ideológicas de la Liga Árabe. Otro de los factores que indujo a esta inmigración a venir a nuestro país, fueron los permanentes contactos con los judíos de ese origen que constituían los pioneros de la inmigración en la República Argentina y que se habían integrado correctamente con una sociedad que los recibió con los brazos abiertos. Por otra parte la primera inmigración, había experimentado una movilidad social ascendente, en todos los campos, extensiva a las áreas política, económica, profesional, científica y culturalmente, etc. Cabe señalar por otra parte, que el castellano, hablado correctamente por los inmigrantes, permitió una fácil y rápida integración con la sociedad en su conjunto.
La mayoría de esta segunda inmigración se instaló en la Ciudad de Buenos Aires, otro grupo hacia la Ciudad de Córdoba e interior del país. Se estima que aproximadamente 400 personas procedentes de Marruecos llegaron al país durante el período 1959/1968.
Sobre esta inmigración, señala la investigadora Diana Epstein que: “En general, muchos de ellos se definen como tradicionalistas. No obstante, la línea navega entre la corriente conservadora y ortodoxa…[…] “La situación de los marroquíes de origen judío tal como se presenta en la Argentina, sugiere que es posible la convivencia pacífica entre ambas culturas. En efecto, en medio de una larga guerra en Medio Oriente entre Israelíes e integrantes de países islámicos, el vínculo cordial entre estos judíos llegados de un país árabe y los marroquíes musulmanes se mantiene” .
La Profesora Margalit Bejarano, sobre esta corriente inmigratoria, señala que “A diferencia de la inmigración de principios del Siglo  XX, los inmigrantes que llegaron de Oriente Medio y el Norte de África en las décadas de 1950 y 1960 traían consigo un nivel socioeconómico y profesional bastante alto, y se integraron rápidamente en el liderazgo comunitario y sionista” .
 
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