Escrito por Ediciones Agua Clara
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Lunes, 07 de Enero de 2013 00:00 |
La Naturaleza esquilmada. Poesías. La suba de 2º C en la temperatura del planeta determinó merma en las lluvias del Chaco semiárido, esterilizando el trabajo de los campesinos. A los amantes de la naturaleza les proponemos leer las siguientes poesías de “Sentires” vinculadas al tema (libro publicado en nuestra página www.edicionesaguaclara.com.ar). Ecológicas: ROMANCE DEL ALGARROBO Y EL COYUYO (cigarra) Con un hijo feo Razón y sinrazón de la coyunda. Hojas finitas como ñanduty
ramas pinchudas de la mucha sed que después de largo trajín saben dar fruto abundante y sabroso. Pero otro será el encanto porque el bicho es de poco comer. En atardeceres serenos y muy calientes apreciará el árbol el canto estridente la serenata del coyuyo? Apenas el viento aroma a tormenta al primer relámpago a las primeras gotas se interrumpe el concierto como sintiendo que el árbol no lo ampare del agua fuerte. Liberado el insecto volador pequeños corazones caparazones quedan prendidos a la corteza del amor.
EL ÁRBOL TRISTE (En el Norte se dice árbol por algarrobo) No ha florecido vaya a saber que pena amargó su savia. Tal vez el fruto botado pudriéndose en el monte. O la tala porque sí ...total si crece solo. Denantes el árbol no se daba cuenta era un familiar que rebullía con la alegría de la aloja. Esas carnes y esas sangres engordaron el suelo y treparon por las raíces, el árbol no se daba cuenta que se iba quedando solo. Pero no ha florecido vaya a saber que pena amargó su savia y se han muerto las avispas privadas del néctar dorado. Tampoco consiguió brillar con el banquete de las vainas en el pelaje de los animales. Algunos changos correteando entre plantas silvestres extrañaran el dulzor masticando aire. Que va a hacer el árbol está triste.
CONTEMPLACIONES Las gramíneas semillan eréctiles y gráciles captan la energía hasta su madurez , cuando agachan la testuz. Otras penden graciosamente como campanitas. Por debajo acechan las leguminosas. para extenderse por la tierra.
¿PARA QUÉ? El sonajero verde del álamo carolino el susurro de las acacias ululan los pinares cruje el eucalipto. Cada hoja con su sonido, escondido. Uno con la brisa suave otro cuando las ramas se agitan. percusión vegetal juego anterior, sortilegio del aire. El monte se lavó la cara y le saca lenguas verdes al polvo aliado del viento que empañan su brillo. Como rayos emergentes los chañares florecen de sol prolongando la belleza. El viento juega con las nubes Dispara su flecha y las dispersa. Persiste el hálito cola de cometas, tenue velo plumón del cielo azul rumbo de la nada. La risa de los olivos en flor el amor cubre la tierra de pétalos blancos pequeñas esmeraldas crecen al amparo de las hojas. Del mar verde surgen multitud de bracitos pidiendo auxilio para asir sólido, repetir el fruto continuar la especie. Otras penden graciosamente Se estiran los zarcillos... tentáculos vivaces que se revuelven como reptiles a la conquista de prisioneros atrapados en su destino de guías. A través de la penumbra vegetal retazos de luz iluminan la vid.
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