“Tenemos que acostumbrarnos no a pedir, si no a decir que vamos a hacer”
El cierre de la segunda jornada del Primer Encuentro de Juventudes en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo culminó en la calle y con los jóvenes compartiendo las conclusiones con el mural pintado en los talleres de fondo. Allí podían verse, como reflejando las palabras de las chicas y los chicos, tres imágenes. La primera: la actualidad de las villas, oscuras, sucias, lúgubres. La segunda: la Plaza de Mayo luminosa, colorida y con los pañuelos blancos dibujados. Y la última: los barrios limpios, resplandecientes y llenos de vida. Según explicó una de las artistas participantes se trataba de lo que es, las Madres como inspiración y lo que quieren que sea los barrios en el futuro.
Unos doce jóvenes se pasaban el micrófono para explicar cómo el debate los llevó a elaborar las propuestas que compartían. “Tiene que haber espacios en las escuelas para trabajar la discriminación”. Y además: “No debería haber escuelas privadas solo educación estatal, no pagar para estudiar”. Estuvieron de acuerdo en hacer “una campaña de difusión de la ley de centros de estudiantes para que todos sepan que se pueden hacer.” Y sumaron “talleres de discusión de los derechos políticos como el voto a los 16, los ciudadanos de otros países limítrofes, sus derechos. Materias de formación política en la curricula.”
Sabiendo de la existencia de la Ley de Educación Sexual, reclamaron: “Espacios de salud reproductiva y de género en las escuelas”.
Y agregaron que “no se aislé la escuela del barrio con instancias de discusión en común. Que se generen espacios de articulación entre la comunidad y la escuela para la discusión de los derechos ciudadanos para evitar abusos de poder.”
Imaginaron “talleres culturales para ayudar a los barrios” e impulsar “espacios de debate comunitario sobre los casos de gatillo fácil”.
Exigieron tener “lugar para trabajar en los programas que se hacen en el barrio. Con capacitación y materiales.”
Una preocupación recurrente son las adicciones, para lo cual pensaron: “trabajar con los chicos del barrio para que dejen la droga a través de centros recreativos con amplia oferta horaria que abarquen la noche y fin de semana y con recursos.” Y “terminar con la complicidad policía tranzas, sacar a los tranzas del barrio. Que la gendarmería no pegue más.” Y alertaron, “que abran calles con asfalto e iluminación para que entre la ambulancia.”
Luego la Presidenta de la Asociación se dirigió las y los presentes: “Bueno, escuchamos las Madres con mucha atención. Estoy muy contenta de cómo salió todo, pero falta otra vueltita de tuerca. No es todo lo que yo quería. Porque se está hablando casi siempre de los chicos que tienen la posibilidad de ir a la escuela. En el próximo tenemos que traer a los que no pueden ir, a los que no tienen posibilidad, a los que los padres no trabajan, a los pibes que no tienen ninguna posibilidad de ir al secundario. Eso es lo que nos falta para la próxima. Sin ellos va a ser muy difícil construir nada en un barrio. Entonces tenemos que hacerlos hablar a ellos. Qué quieren, qué pasa, por qué no van, cuáles son sus problemas, que acá no están. Acá están los problemas de lo que ya está caminando. Y si bien es cierto que se pidió que se terminen las casas, que se haga esto, que se haga aquello, que se recoja la basura, que es lo que nos pasa en todos lados, no está la otra parte. Creo que en el próximo Encuentro tenemos que dedicarnos todos y trabajar de ahora en adelante con ellos, preguntarles. Porque sino también nosotros estamos discriminando porque no estamos hablando de esos que sí no pueden ir porque tienen muchísimos problemas. Y eso no está, así que falta ese poquito. Estoy muy contenta de que hayan venido, de que hayan podido discutir, de que hayan participado, de que hayan tomado en sus manos los temas. Y tenemos que acostumbrarnos no a pedir, si no a decir que vamos a hacer esto. Vamos a terminar las casas, vamos a limpiar, vamos a sacar la basura, vamos a levantar la universidad. Porque sino siempre estamos pidiendo. No pidamos, acostumbrémonos a hacer. Si no es 'animémonos y vayan', no, no. Somos nosotros los que tenemos que hacer. Tenemos que imponernos.
Si está sucia la villa quién va a limpiar una vez por semana. Recoger, poner un carrito, llamar a un carrito y a medida de que se va haciendo, después pedís. Señores ¿ven cómo queremos vivir? Así limpio, como limpiamos nosotros, mándenos el barrendero si ellos tienen la obligación de mandarlo. Primero tenemos que demostrar que nosotros somos capaces de hacer muchas cosas.
Es verdad que las Madres podemos llevar a algún barrio algunas de las cosas que hacemos, pero ustedes tienen que pensar que ustedes tienen que crear sus propias universidades en los barrios porque les aseguro que se puede, no es nada imposible. Las Madres tenemos entre 84 y 99 años, vamos a vivir muy poco más y eso qué quiere decir, que cuando nos muramos las Madres cagamos, no, tienen que pensar que son ustedes los que tienen que hacer. Estos Encuentros son muy buenos, importantes pero no son fáciles de hacer, llevan tiempo, dinero, trabajo y esfuerzo. Pero lo hicimos porque sentimos que hay una necesidad, por eso les pido que para el próximo tratemos de focalizar en los que ni van a la primaria ni terminaron la secundaria, cuales son los problemas de esos pibes, esos son los que me importan.”
Y al final unos treinta instrumentos musicales: guitarras relucientes con sus estuches, bongoés y otros, además de libros de la Historia de las Madres fueron sorteados entre los casi 300 participantes que volverán a sus barrios transformados, transformando.
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