Costa explicó el cuidado de precios que empieza hoy: fijar límites a los formadores con el consumidor como aliado
El seguimiento de las
estructuras de costos de cada cadena de valor y la información al
consumidor serán los pilares de la estrategia que se pone desde hoy
en marcha para actuar sobre la formación de los precios de la economía,
adecuarla a la política de ingresos e ir mejorando la productividad.
En una entrevista publicada por Página 12, el flamante
secretario de Comercio, Augusto Costa, explicó el nuevo acuerdo de
precios, que apuesta a un rol activo del consumidor en el control y
describió el rol disciplinador de la canasta de referencia en relación a
las decisiones de compra.
–El Gobierno afirma que la lista del acuerdo de precios refleja precios
transparentes, vinculados con costos reales. ¿Eso quiere decir que el
diagnóstico que subyace es que existe una parte del componente
inflacionario en la economía local que tiene que ver con situaciones
estructurales de abuso de las empresas?
–Es un hecho que el patrón de crecimiento argentino tiene una lógica en
la cual el Estado, mediante todas sus herramientas de incentivo a la
demanda, a la industria y con su política de ingreso, dinamiza el
mercado interno, genera condiciones para el crecimiento, para la
obtención de rentabilidad en muchos sectores y para la mejora en las
condiciones de vida de la población. Pero nuestra economía en el último
cuarto del siglo XX se concentró de una manera alarmante. Eso se da en
muchos sectores, como productores de bienes de consumo masivo, insumos
difundidos y también las ventas minoristas. Entonces el Estado,
pendiente de dinamizar la demanda, se encuentra con esta estructura
heterogénea y concentrada en algunos sectores. Es nuestro punto de
partida. Cuando uno fomenta la demanda bajo las condiciones de mercado
descriptas, los actores que tienen capacidad de formar precios pueden
apropiarse de rentabilidad extraordinaria. La política macroeconómica
entonces apunta en una dirección, pero la lógica empresarial
maximizadora de beneficios pone ciertos límites a la justicia
redistributiva. Formadores de precios hubo siempre, es cierto, pero un
proceso de crecimiento sostenido como el argentino hoy exige restablecer
pautas en materia de precios. Desde la Secretaría de Comercio buscamos
que los precios y el abastecimiento sean consistentes con la política
macroeconómica. Identificamos que a lo largo de algunas cadenas de valor
existe una apropiación de la renta que penaliza a los actores más
débiles, ya sean consumidores o pequeños productores. Con las distintas
políticas que estamos llevando a cabo desde varias dependencias, estamos
apuntando a limitar la capacidad de los formadores de precios de
apropiarse de lo que no les toca. Esto es un objetivo central de nuestra
política.
–¿El alto grado de concentración es un hecho irreversible? ¿El Gobierno ve como un objetivo saludable modificar ese esquema?
–La concentración en cualquier economía es algo natural y propio de la
dinámica del capitalismo. En la Argentina, la voluntad del Gobierno es
generar las condiciones para que haya oportunidad de negocios, para que
se incorporen nuevos actores, para que haya posibilidad de competir en
mercados que hoy están concentrados. En ese sentido está el impulso a
las pymes, a la industria local. Dependiendo del mercado, es más fácil o
no avanzar en ese objetivo. Pero el Gobierno tiene una política clara
de impulso a las pymes.
–¿Cómo impacta la concentración del mercado en la falta de referencia de precios?
–El objetivo con esta canasta es atacar un problema que se deriva de la
estructura de mercado oligopólica, que tiene que ver con la pérdida de
referencia de los consumidores sobre precios relativos y de determinados
productos de consumo diario. La dispersión de precios responde a la
capacidad para fijar condiciones de mercado por parte de los actores
concentrados. Yo insisto mucho en este punto. El café La Morenita en el
Coto de Monroe está 18,26 pesos, y en el Coto de Avenida San Martín,
15,80 pesos. El Shampoo Plusbelle en el Carrefour (de la calle)
Almafuerte, 19,76 pesos, en el (supermercado de descuentos) Dia de
(avenida) Boedo, 20,49, y en el Disco (de avenida) Entre Ríos, 21,19
pesos. ¿Cuánto salen los bienes? Depende de dónde los compre. Hubo
abusos, se perdió referencia en precios clave por la capacidad de
discriminar que tienen los supermercados, de decidir qué cobrarle a cada
consumidor, que ahora se quedó con menos herramientas para tomar
decisiones.
–¿Cómo se realizará la difusión de los precios de referencia?
–Esta política exige un conocimiento profundo por parte de cada
argentino de la canasta de referencia y eso no se conseguirá en forma
pasiva. El consumidor también tendrá que moverse, informarse, conocer.
La gente va a tener que empezar a cuidar los precios junto al Gobierno.
El problema es que hoy informarse es muy caro: tengo que recorrer 20
supermercados para encontrar una referencia. Es un imposible en términos
de información. Los productos y los precios del acuerdo ahora tienen
que grabarse en la cabeza de los consumidores. Si cada uno lo incorpora,
va a poder poner un límite a los formadores de precios. Para eso los
productos en las góndolas también tienen que estar muy bien señalados.
Por eso desarrollamos una marca, que se llama Precios Cuidados. La
señalización va a ser homogénea en todos los supermercados, al igual que
los precios, que serán uniformes. Esto no funcionará sin una
comunicación efectiva. Y el que pretenda que el lunes esté todo
brillante, no está tomando el tema con seriedad. Irá tomando forma y
mejorando con el correr de los días.
–¿Por qué la canasta elegida puede ocupar el papel de “disciplinador de precios”?
–Yo confío en que la canasta va a tener un efecto económico muy
importante. Los consumidores no van a validar precios que no tienen
relación con los de la canasta de referencia. Estoy convencido de eso.
Sólo se validan precios desproporcionados cuando no hay suficiente
información. La política consiste en tener información para tomar
decisiones. Si uno sabe que la gaseosa cola está en el supermercado
12,50 pesos, cuando va a al kiosco puede y debe pagar más. Pero cuánto
más, dependerá de cada uno, porque la referencia del precio de
supermercado estará clara. Si no conozco cuánto sale en el supermercado,
por ahí pago 20 pesos en el kiosco. Pero si estoy al tanto de que está
12,50 pesos, por ahí no lo haga. La canasta de referencia permite
brindar señales a los consumidores para que puedan tomar decisiones
informados.
–¿Cómo se va a trabajar en la revisión de los precios del acuerdo
cuando haya variación de los costos, por ejemplo, cuando llegue el
momento de las paritarias?
–Las grandes empresas proveedoras de consumo masivo y los supermercados
saben que los salarios no sólo son un costo, sino que también son un
factor de demanda. Tuvieron un crecimiento explosivo de las ventas y
posibilidad de mejora de la rentabilidad a raíz del dinamismo del
mercado interno, impulsado por la política expansiva del Gobierno. En
general, todos los factores que hacen a los costos van a estar sobre la
mesa. En el caso de las paritarias, habrá que evaluar el impacto real en
el costo. También puede suceder que una empresa argumente que se
aceleró la tasa de devaluación y diga que tiene que subir los precios en
la misma magnitud. Bueno, ahí hay que ver cuánto es el componente
importado. Vamos a identificar el impacto real del cambio en cualquier
circunstancia económica. Con esta revisión evitaremos que las empresas
trasladen aumentos de costos desproporcionados. Y también cabe aclarar:
los precios van a subir y bajar. Cuando hay formadores de precios, los
precios suben y después no bajan. Con este mecanismo vamos a lograr que
los precios bajen cuando deban hacerlo. También trabajaremos sobre otros
costos, como la logística.
–¿En qué consistirá ese trabajo?
–Depende del factor del costo que se trate. Si hay problemas de
logística por algún limitante en las rutas, por el financiamiento de las
empresas o por falta de infraestructura, el Estado estará presente con
líneas de crédito e inversión pública. Cualquier factor que limite la
capacidad de expansión de la oferta intentaremos subsanarlo. Estamos
incorporando empresas de segundas marcas a la canasta que sabemos que si
sube la demanda, se puede complicar su capacidad productiva. Entonces
vamos a trabajar para que inviertan. Si no garantizamos que la capacidad
de oferta responda a la demanda incremental, no sirve.
–Este acuerdo de precios involucró un grado más alto de formalidad en
relación con iniciativas anteriores en materia de precios. ¿Es una
característica que quiere imprimirle a su gestión en la Secretaría?
–Inicialmente fue un reclamo de los propios autores, ellos pedían
formalidad, lo cual me parece que es una buena señal. Después dependerá
de las circunstancias de cada iniciativa. Cabe aclarar que en esta
primera instancia incorporamos a los supermercados y a su proveedor
inmediatamente anterior. Pero nuestro objetivo es ir revisando los
márgenes en toda la cadena y abarcar a todos los eslabones. Es una
política progresiva. No nos podemos proponer en un mes llegar al
tambero. Esto se va a ir desarrollando, avanzaremos en la cadena de
valor de manera coordinada con otras dependencias para identificar qué
políticas hay que aplicar para mejorar la productividad y evitar los
cuellos de botella.
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