UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA

Para las democracias de latinoamérica los resultados recientes de Nicaragua y Guatemala, tienen distintas ópticas, y desde ya está centrado en el pensamiento de cada uno, para tener un panorama de como ha reaccionado el electorado de cada país.

Para muchos, la solo presencia de un lider durante muchos años en el poder, denota una sensación de dictadura, pero eso está ligado a un pueblo que desea la continuidad de un modelo que se viene imponiendo en cada región. Lo de Nicaragua, no se aleja del resto de los países americanos que prefieren el sistema populista, como a muchos le gusta denominarlo, pero en la realidad es el único sustentable que puede dar la posibilidad de crecimiento a una comunidad y está ha sido una nueva respuesta a las políticas públicas ejecutadas por Daniel Ortega, a pesar de las fuertes críticas que recibe a diario de los distintos medios de la región. En Guatemala todo significó un giro amplio a la derecha y la población, ante el fracaso de los distintos gobernantes durante muchos años, decidió darle la confianza a un representante de la derecha de mayor corte reaccionario de Centroamérica, votando a Otto Pérez Molina, un hombre retirado de las Fuerzas Armadas, con fuerte arraigo a las culturas hitlerianas.

El tiempo será testigo de lo que pueda acontecer en tierras  guatemaltecas, esperando que no tengamos que sufrir las situaciones complicadas que nos brinda Honduras, con el cercenamiento de la libertad de expresión y de ideas políticas. Con solo mencionar que el presidente electo prometió una fuerte mano dura a la rebeldía y la delincuencia, creo que es suficiente carta de presentación para estar alertas, para que no se vulnere los derechos humanos en la región.

De ninguna manera vamos a apoyar los actos delictivos, pero se debe combatir dentro del ámbito generalizado de la ley.