Escrito por Agencia Paco Urondo
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Lunes, 21 de Septiembre de 2020 00:01 |
AGENCIA PACO URONDO dialogó con Carlos Belloso, quien presenta su espectáculo digital. El actor argentino se refirió a sus últimos trabajos, la escuela de patafísica, la ciencia ficción y a la solidaridad en tiempos de pandemia.-Por Silvina Gianibelli Carlos Belloso es egresado de la Escuela Municipal de Arte Dramático de Buenos Aires.
Trabajó en el mítico dúo “Los Melli” durante 10 años junto a Damián Dreizik. Participó en obras como El pasado con dirección de Pompeyo Audivert, Faros de color con dirección de Gabriela Izcovich y Javier Daulte, y en La tempestad con dirección de Luis Pasquall en el Teatro General San Martín. También realizó varios unipersonales a lo largo de su carrera. APU dialogó con el actor que se refirió a sus últimos trabajos, la escuela de patafísica, la ciencia ficción y a la solidaridad en tiempos de pandemia. AGENCIA PACO URONDO: Te escuché en una nota diciendo que lo único que nos va a salvar es la solidaridad. Carlos Belloso: Sí, yo adhiero a la idea de que la Patria es el otro. Mi Identidad política es muy variada, no creo mucho en este sistema democrático, creo en un sistema democrático más directo, con plebiscito, con referéndum a la calle, con revocatorias, con toda esa política que es muy activa políticamente en la calle pero que no lo da alguna estructura de política votada, masiva. Lo voté a Luis Zamora pero obviamente es una minoría, pero esta coalición (Frente de Todos) me está gustando mucho no solamente por cómo enfrenta los temas coyunturales, que va sacando como palos en la rueda, sino que además pude entender que hay políticos que yo fui votando a lo largo de mi vida y al mismo tiempo un peronismo unido es necesario en estos momentos, y frases como esta, que creó Cristina, “la Patria es el otro”, son fundamentales y se entienden mucho más en este momento tan crucial, esa es mi identidad política, más allá de que vengo de votar cualquier tipo de cosas. Esta coalición a mí me satisface y yo la defiendo y la acompaño, ante tantos palazos que le da una oposición totalmente enajenada y con poder. Uno adhiere a la solidaridad inmediata, es hora de hacer solidaridad en serio. Con mi grupo de veteranos de guerra, más allá de que estamos impulsando un proyecto de ley para reconocimiento pleno y volver por derecho adquirido a una ley que se nos truncó por una razón económica, nosotros como fuerza viva de esta sociedad estamos haciendo solidaridad. Llevamos alimentos a un merendero que se llama “Abrazando la esperanza” en Garín que nos llena de satisfacción, mi grupo de artillería 11 está muy activo en esa zona y también una campaña de donación de sangre que es “Mil litros de sangre TOAS” (Teatro de Operaciones Atlántico Sur) que vamos por los 480 litros. Es hora de hacer solidaridad en serio, de comprometerse con la gente que más lo necesita, y salir lo más pronto posible de la pandemia, cuidándonos. Por eso estoy en contra del amuchamiento de gente porque sé que es un potencial contagio. Cuando sale el Partido Obrero tratando de guardar distancia, pienso que no es momento de andar agitando en la calle sino que hay que apaciguar el virus, para que la curva descienda y se achate definitivamente, y los anti cuarentena obviamente están en la vereda opuesta, son discursos totalmente desmembrados, hay un descontento pero políticamente hay que resolverlo en otros términos, en un diálogo, en un entendimiento hacia dónde vamos, para determinar ciertas bases que nos saquen de un lugar de postergación por peleas sin sentido. APU: Poner el cuerpo y ayudar concretamente, ¿no? C.B.: Sí, es la diferencia entre dar las pocas cosas que uno tiene o dar lo que le sobra, llegó el momento de dar lo que uno no tiene, de dar lo que hace falta para equilibrar, por la gente que está muy postergada. El último gobierno macrista hizo un desastre y sumado a la pandemia se ven muchos problemas sociales, mucho dolor, y eso a una persona sensible no la puede dejar indiferente. APU: Recién decías que tu casa se convirtió en un teatro, y es así. C.B.: Sí, este es mi dormitorio, con mi mujer como no tenemos placard, ni ropero, tenemos percheros distribuidos, es muy parecido a un teatro, igual me gusta. Tengo un espacio donde ensayo, y mi mujer ensaya arriba en un segundo piso, más ambientado como sala. Nuestra vida es un teatro, con Eliana que también es actriz hicimos varias cosas juntos y damos seminarios. Hicimos una gira (antes de la cuarentena) por ciudades de Italia. En Paris nos encontramos con un amigo, Carlos Branca, que le dio el toque final a la obra y con su mujer Rosana Pavarini íbamos en un cochecito de norte a sur actuando por las ciudades de Italia, con textos en italiano, fue maravilloso, un sueño. La obra se llamaba Sueño que duermo, era un homenaje a Italo Calvino, me basé en un personaje de su novela Palomar que es entrañable. Luego me quedé muy conectado con la gente de allá y lo que me contaban de la pandemia era espantoso, ahora tienen un rebrote a causa de esta pandemia tan injusta. APU: Qué fuerte tener un vínculo que uno elige, un vínculo que Tato Pavlovsky llamaba “pareja estética”, qué importante porque se vuelve un vínculo total. C.B.: Sí, yo al mismo tiempo tengo esa pulsión de convertir las pocas cosas que veo de la realidad en un hecho teatral, cualquier recorte periodístico, o texto literario, lo guardo en el cajón de la teatralidad. Le cambio, por ejemplo, lo social o lo filosófico por lo teatral, y siempre hay una profundidad donde lo teatral es filosófico, es social, es político, en la vida y en la pareja es lo mismo, estamos viendo cosas y nos decimos: esto es teatral. Y hay que llevarlo a un escenario, entonces vamos escribiendo y hacemos pequeñas historias editadas. En Instagram se pueden ver algunas historias que hicimos en italiano, sobre Leonardo Da Vinci, por ejemplo. Después escribimos obras para la convocatoria del Teatro Nacional Cervantes, donde no quedamos como dramaturgos pero yo quedé como actor. Vamos viviendo la vida de forma teatral y divirtiéndonos porque además amamos nuestro oficio. APU: Lo que se llama “la práctica de vida”. ¿Y ahora? C.B.: Ahora se mezclaron un montón de cosas, hice una película que se llama Vampiros que habla sobre la pandemia, se puede ver en la plataforma de Amnistía Internacional, con Oscar Martínez, Peto Menahem, Julieta Vallina, Marcelo D´Andrea, Hector Díaz, y un montón de actores más. Al principio de la cuarentena me hicieron la propuesta de hacerla, grabarse con el celular, y cada historia de la película la dirigía un director, mi historia la dirigió Hernán Guerschuny, salió linda, engarzada con las distintas historias. Después hice un sketch con Guille Aquino, a quien admiro. También hice una maratón de poesía, una invocación poética a Oliverio Girondo, con Luis Machin y otros actores. Después me convocaron en el Cervantes para hacer una obra que se llama Asteroide dirigida por María Zubiri. Me propusieron también hacer un streaming de algunas de mis obras, tengo registrados varios unipersonales, pero encontré una que se llama Puré, 100% Belloso que creo es ideal para esta época y habla del habitante en pandemia. La pensé uniendo a los personajes más significativos de mis unipersonales. Pude ver por mi propia obra cómo funciona la cabeza de un habitante en pandemia. Hay un primer personaje que viene del futuro, con el diario del lunes, y describe qué pasó y qué le pasa al habitante. Hay una estructura metálica en el escenario que yo la uso como escenografía modular, escultórica, minimalista, antropomórfica, todo eso va generando dentro de una cámara negra distintos objetos y lugares del habitante, y el hombre del futuro lo va emplazando y lo va redireccionando, pero poco a poco van apareciendo otros personajes, un plomero que va viajando por las cloacas sin permiso de circulación, una mujer que enseña tejido en una máquina Nitax, al mismo tiempo esa estructura resulta ser un desmaterializador de moléculas que genera una proliferación de personajes. APU: Se me vinieron muchos personajes de Cortázar a la vez, y también mencionabas a Girondo, digamos que se te metió el surrealismo en el cuerpo. C.B.: Yo soy patafísico como Cortázar, tengo una funcionalidad en la escuela de altos estudios patafísicos de Buenos Aires, soy el director de un gabinete que depende de disciplinas exhaustivas, al mismo tiempo tengo un título nobiliario imaginario “inscripto archipámpano”. Cortázar tuvo contacto estrecho con Esteban Fassio que fue el fundador de esta escuela de altos estudios. Mucha gente fue patafísica, no sólo algunos sátrapas, sino que también tuvimos “pata asesores” de la prehistoria. Un patafísico muy importante fue Jonathan Swift, que con su ironía y su literatura alimentó esa ciencia inventada por Alfred Jarry, el creador de Ubú Rey, pero la escuela fue fundada por sátrapas importantes como Marcel Duchamp, Boris Vian, y gente que tenía el surrealismo en la piel. Esta escuela lo que hace es dar cuerpo a los lineamientos de Jarry en la patafísica como ciencia de las soluciones imaginarias. Al mismo tiempo tiene muchos principios como la unión de los contrarios, eso posibilita motivaciones para que los patafísicos sigan hablando sobre textos increíbles de la literatura. También tenemos una exigencia de abrevar en los lineamientos del gran maestro Jarry, donde en gestas y opiniones del doctor Faustrol Patafísico define a esta ciencia y los distintos estamentos que tiene. Al mismo tiempo armamos dossiers que creemos importantes, como por ejemplo nombrar como patafísicas a personas que nosotros creemos que lo son, o darnos cuenta que existen muchos patafísicos involuntarios e inconscientes que también son nombrados como “pata asesores” o como gente muy importante en esta ciencia, aunque no lo sepan. APU: Sigo pensando en Cortázar, en el surrealismo con lo fantástico, la ciencia ficción y punto de vista futurista y esto que nos está pasando. Creo que nunca se leyó tanta ciencia ficción como ahora. C.B.: Sí, y los que leímos ciencia ficción ya todo nos parece realismo socialista. Hay que inventar ahora una nueva ciencia ficción y la patafísica tiene mucha injerencia en eso porque es mantener activa la imaginación permanente, no sólo en literatura sino también en artefactos de lo cotidiano. Llegó el momento de usar la imaginación a pleno para salir de los problemas que tienen que ver con el futuro. La ciencia ficción nos dio un alerta que ahora la estamos tomando no solamente por la pandemia sino también con ciertos comportamientos biológicos o sociales que se van dando, también los cambios se dan en otros niveles en los cuales no estamos preparados para eso, y la patafísica con las soluciones imaginarias puede llegar a dar respuesta. Cuando hablo de esta ciencia mucha gente me dice que estoy loco, si uno toma la ciencia ficción como un género menor también podrían decir que esta gente habla de algo que nunca va a pasar, obviamente pasó y van a pasar muchas cosas que vaticina la ciencia ficción, pero al mismo tiempo la patafísica lograría una agudización de la imaginación, y la locura es reversible, como diría Jarry. APU: ¿Y qué más vas a hacer? C.B.: Sería un acercamiento a lo que puede llegar a ser una obra de teatro pero no lo es, la gente que tenía ganas de verme en un unipersonal lo puede llegar a hacer, en ese sentido si tiene ganas de verme lo puede hacer en este streaming, que es una lectura nueva de un espectáculo que tenía y que habla sobre la coyuntura. Al llevarlo un poquito a la actualidad me di cuenta que en un punto estaba hablando en ese momento de cosas que podían llegar a pasar y están pasando, uniendo la ciencia ficción, la patafísica y el cuerpo en un unipersonal con respuestas teatrales a un momento que necesita respuestas.
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