Escrito por Agencia Paco Urondo
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Domingo, 22 de Noviembre de 2020 00:00 |
La serie producida por Canal Encuentro tuvo varias nominaciones y reconocimientos durante el 2020, lo que la llevó a estar disponible en la plataforma Contar. A partir de la historia de dos hermanes que se instalan en un barrio próximo a las vías del tren Roca, se muestra la cultura del hip hop argentino. -Por Marina Jiménez Conde*
La tira argentina Broder, creada entre Canal Encuentro y la productora Alta Planta, sigue sumando nominaciones. Ya había ganado la categoría a mejor banda musical en el Festival de Buenos Aires Series 2020, y el mes pasado se quedó con la sección a mejor serie corta en el prestigioso Festival Canneseries. Este jueves repitió esa misma nominación en los premios PRODU Awards —junto a Terapia en Cuarentena— aunque no llegó a cosechar otro galardón. Broder fue estrenada en la TV Pública a fines del 2019 y hace un mes que está disponible, de forma gratuita, en la plataforma Cont.ar. La serie consta de 10 capítulos que varían en extensión —de 10 a 25 minutos—, donde se narra la historia de dos hermanes, Mirko (Andy Gorostiaga) y Roma (Ailín Salas), que llegan al conurbano bonaerense para vivir en la casa de su abuela. Allí empiezan a relacionarse con el mundo del rap, del hip hop y del graffiti. El encanto de Broder pasa por poner en escena el sur del conurbano. La composición sonora reconstruye ese mundo, del que se escucha resonar de fondo las vías del tren Roca y a las que se le suma el clásico vendedor que por la calle balbucea con megáfono de por medio. Estos detalles son un guiño para la audiencia y actúan generando cierta simpatía. También se retratan los códigos dentro del barrio: el fiado del almacén, la membrana en los techos de las casas, las calles “peligrosas” y las peleas entre vecines. En ese sentido, el trabajo desde lo estético hace su aporte. A lo largo de los capítulos, Mirko y Roma empiezan a hacerse habitués de Triángulo Estudio, estudio de grabación que pertenece a un productor y cantante de rap llamado Núcleo. En ese submundo se produce el acercamiento más interesante que provee la serie, que, de nuevo, pasa por lo sonoro: canciones de hip hop con un mensaje fuerte y hasta, inclusive, una gran escena con las famosas batallas de gallos. La gran mayoría de quienes aparecen en la tira lo hacen con nombres propios porque pertenecen a esa misma cultura. Es el caso de Klan, Rebeca Flores y el mencionado Núcleo, que en la vida real es, de hecho, el propietario de Triángulo Estudio. Otra de las caras conocidas son las del actor Rolly Serrano y la cantante Cazzu, que realizan una pequeña participación. Pero toda esa cuidadosa recreación se pierde a medida que nos adentramos en el conflicto principal de la trama, una sonsa disputa entre dos bandas dentro del barrio. Ahí es cuando Núcleo se parece más al personaje de Cesar de El Marginal, que a un hiphopero de barrio, enamorado de lo que hace. Cuanto más alejado del relato ficcional del “broder” —de les hermanes y sus dilemas personales que resultan algo forzados— y más cercano al “broder” de ese mundillo que genera curiosidad, cuando lo descriptivo captura los momentos otorgándole preeminencia a lo sonoro, es cuando más Broder permite dejarse llevar por su ritmo. Esos pasajes, sí, son para la celebración. *La nota contiene lenguaje inclusivo por decisión de la autora.
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