Escrito por Agencia Paco Urondo
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Jueves, 25 de Marzo de 2021 00:00 |
Una heterogénea compilación de textos y discursos que pretenden abordar al escritor desaparecido en sus diferentes facetas: el padre, el escritor, el amigo y el militante.-Por Paula Viafora
Este material, “Alias Mascaró, alias la vida”, fue compilado por Eduardo Romano y publicado en 2008 por el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, que depende del Archivo Nacional de la Memoria, Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Los textos muestran a Haroldo Conti, desaparecido por la última dictadura, como padre, escritor, amigo y militante. Todas sus facetas son importantes a la hora de recordarlo y repensar cuán valiosa es su obra en la actualidad. Los pasajes que compartimos nos permiten corporizar mentalmente al hombre que queremos homenajear. El Hombre Eduardo Romano: “Las relaciones entre el acto de escribir y las intervenciones políticas han dado lugar a numerosas reflexiones, entre los extremos de la negación a admitir que haya alguna clase de nexo entre ambas prácticas y los determinismos de diversa índole. El caso de Haroldo Conti (1925-1976?) ofrece posibilidades de volver sobre el asunto, teniendo en cuenta algunas de las mediaciones que parece imprescindible considerar antes de arriesgar cualquier respuesta. La primera, claro, es el contexto de producción en que se gesta su literatura. Para entenderlo cabe rastrear algunas huellas o por lo menos las huellas que fueron quedando de su iniciación como escritor. Algo que sitúo luego de su crisis religiosa, después de haber pasado por el colegio Don Bosco de Ramos Mejía, el Seminario de los Padres Salesianos y el Seminario Metropolitano Conciliar. De todos intentó escaparse en más de una oportunidad, pero también se llevó de todas esas instituciones religiosas varias adquisiciones duraderas" Su obra|Fragmentos Ligados "Ahora recordaba que era domingo. De manera que otros botes estarían haciendo lo mismo. Los barcos de placer llegaban el sábado por la tarde y fondeaban al reparo. Durante la noche del sábado se oían sus voces y sus radios aquí y allá, en la oscuridad que perforaba de trecho en trecho, en puntos amarillentos y estremecidos, la luz vacilante de los faroles de kerosene suspendidos de los obenques. Invariablemente, por aquel tiempo, una vez a la semana, brotaban en forma inexplicable, semejantes a enormes flores blancas con los tallos apuntando al cielo, irrumpiendo junto a los inmensos juncales, en medio del desamparo y la soledad que sus presencias lograban disimular en vano" Todos los veranos "El tiempo se había adelantado aquel año. La verdad que agosto estaba apenas maduro y ya habían florecido los sauces de la costa. Un día el aire amaneció ligeramente verde. Era una niebla muy tenue que se mantuvo inmóvil entre las ramas de los árboles. Los cinco días grises que siguieron después no pudieron disimular ese alboroto de color que estallaba silenciosamente cada mañana y al quinto día exactamente, en una pausa de la lluvia, oímos a lo lejos el dulce silbido del zorzal.La primavera estaba ahí” La balada del álamo carolina "Ahora es el comienzo del verano justamente y acaba de revestirse otra vez con todas sus hojas, de manera que como recién están echando el verde más fuerte (son como pequeños árboles cada una) por la tarde, cuando el sol declina y se mete entre las ramas el álamo se enciende como una lámpara verde, y entonces llegan los pájaros que se remueven bulliciosamente entre las hojas buscando donde pasar la noche y es el momento en que el viejo álamo carolina recuerda. A propósito de la noche, los pájaros y el verano. Recuerda, por ejemplo, a propósito de los pájaros, el primero de ellos que se posó sobre la primera rama, que ha quedado allá abajo, pero entonces era el punto más alto, ya casi no da hojas y es tan gruesa como un pequeño árbol. En aquel tiempo era su parte más viva y sintió el pájaro sobre su piel, un agitado montoncito de plumas" Conti censurado SIDE: 83.864/75 Origen: Com. Decreto Ley 20.216/73 Nota de origen: 73/75 Legajo No 2516 L Apreciación de contenido de publicaciones realizada por la asesoría literaria del Departamento de Coordinación de Antecedentes. Para ser tratado el día: Publicación: “MASCARÓ EL CAZADOR AMERICANO” Autor: Haroldo Conti Editorial: Casa de las Américas, 3ra y G. El Vedado, La Habana Cuba. "A- APRECIACIÓN (F.4): Propicia la difusión de ideologías, doctrinas o sistemas políticos, económicos o sociales marxistas tendientes a derogar principios sustentados por nuestra Constitución Nacional. B- ACTITUDES O EXPRESIONES POSITIVAS O DE APOLOGÍA, ADHESIÓN Y/O AFIRMACIÓN HACIA: -Los “sospechados” que simbolizan la “conspiración del orden establecido”, o sea los “revolucionarios” -La “guerrilla” del maestro Cernuda (guerrilla) C- ACTITUDES NEGATIVAS O DE DETRACCIÓN Y/O CRÍTICA HACIA: -Los “rurales” como representantes de la “represión” -La “falta de presencia” de la Iglesia Católica en el pueblo. -La “tortura indiscriminada” EJEMPLOS TEXTUALES: Pág. 121/2 “-Un día por fin me eché al camino sin volver la cabeza y aquí estoy. -¿De qué hablas? -Estaba recordando cómo empecé. No preguntaste eso? Yohablaba siempre de ese día pero no me decidía nunca.La verdad que jamás pensé que llegase realmente. Ni siquiera lo tomé en serio el día que empecé a andar. Mi atención en el fondo, fue hacer la comedia. -¿Para quién? -Para mí mismo. Te debe haber pasado. CONCLUSIONES Por todo lo expuesto, y si bien no existe una definición terminológica hacia el marxismo, la simbología utilizada y la concepción de la novela demuestra su ideología marxista sin temor a errores. Con tal motivo, la obra analizada atenta contra los principios sustentados por la Constitución Nacional y por ende la ley 20.840, por lo que se propone la calificación del punto A" Conti en testimonios Osvaldo Bayer: “(...)Siempre cuento que cuando empezabas a hablar de tu querido Delta, el paisaje de las islas y del Paraná comenzaba a dibujarse en tus ojos y tus manos hacían gestos como si manejaras el timón. ¡Cuánto te admiré al leerte! Cuando supe tu muerte quedé en silencio durante horas. Y te vi remando por el Delta hacia el gran río ancho y por allí desaparecías entre sus brumas. Pero quedarán tus libros, Haroldo, tus libros. Meterse en ellos es meterse en la vida plena. Fuiste un poeta, un escritor, un hombre del río y de la tierra. O para que te guste más, un hombre de las islas. Pero de las islas con habitantes, y a ellos pertenecías con tus luchas y tu mano abierta...” Eduardo Luis Duhalde: “Rescatar a quienes fueron víctimas del terrorismo de Estado, no solo por su condición de víctimas sino por lo que significaron en vida, por lo que fueron en su compromiso social, en su actividad política, en su actividad cultural, en su carácter creativo; hombres y mujeres –y aun niños– inmersos en ese proceso de búsqueda de transformación de la sociedad... Como todos los detenidos- desaparecidos es su vida la que dio sentido a su muerte y no la muerte la que dio sentido a su vida... Creo que Haroldo es patrimonio común de todos nosotros. Se equivocaron los represores cuando creyeron que acribillando su cuerpo iban a borrar de la memoria a Haroldo Conti. Porque los grandes escritores no se borran de la memoria, tienen un sentido de eternidad. Máxime, si además de gran escritor fue un gran hombre. Haroldo emerge vencedor de la muerte y nosotros nos sumamos con este modesto homenaje a esa permanencia y recuerdo que fue como gran escritor, un militante excepcional y un argentino que luchó tras los sueños de una sociedad mejor” Marta Scavac (última mujer de Conti): “Haroldo no está desaparecido, Haroldo está vivo, Haroldo está en su obra, Haroldo está en la familia que lo sigue queriendo, Haroldo está en sus amigos, Haroldo está en su grandeza, en ser solidario, en darle una mano sin importarle qué, Haroldo está en todas partes, no pueden desaparecerlo” Mario Benedetti: “Lo conocí cuando fue jurado, por primera vez, en Casa de las Américas. Un personaje, Haroldo. Con todas sus profesiones de seminarista y bancario, de maestro, tripulante y constructor de veleros, piloto civil y cineasta. Tenía tantos temas para hablar que casi nunca se refería a literatura. Él fue bastante amigo de mi hermano, porque ambos tenían un amigo en común: un escritor uruguayo que tenía una casa en La Paloma. Un día, hablando en Montevideo, le mencioné a mi hermano algo sobre Haroldo. Y entonces se dio cuenta de que yo hablaba de él como escritor. Entonces me dijo, asombrado: “¿Pero cómo, Haroldo es escritor?”. Hacía años que lo conocía y no sabía que era escritor, porque hablaban de otras cosas que le interesaban a los dos. Nunca posó de personaje, Haroldo. Era un ser absolutamente normal, un conversador formidable con gran sentido del humor. Era una fiesta ser amigo de Haroldo. Recuerdo de él la generosidad, sobre todo. Recuerdo un reportaje que me hicieron en El Cronista y allí, en un recuadro, Haroldo escribió sobre mí y sobre mis libros. Lo recuerdo como una de las cosas más entrañables que se hayan escrito sobre mí. De modo que doy testimonio de su forma afectiva, familiar... Creo que el principal triunfo de Haroldo es que su obra va a quedar y eso sí que ninguna fuerza represiva puede destruir. Porque si bien muchas veces el artista es un blanco fijo y por eso cae, su obra es un blanco móvil y allí no aciertan. Por eso creo que sobrevive lo mejor de Haroldo. En su obra era en lo que más creía, allí se expresaba plenamente. Y es ahí, en su obra, donde se desprende que es un militante de la vida" Conti en cautiverio El 8 de julio de 1976, con autorización de Videla, el padre Castellani pudo ver a Haroldo Conti. No se sabe dónde, porque el padre Castellani no lo dejó por escrito ni lo mencionó a nadie que lo haya hecho público, ni antes ni después de su fallecimiento ocurrido en marzo de 1981. Es posible que Castellani haya sido trasladado hasta el campo de concentración ubicado en las cercanías de la Brigada Güemes, dado el estado de salud de Conti, aunque también se afirma que fue en la SSF. Cuando el sacerdote lo vio, Conti tenía el pelo completamente blanco, se hallaba en un deplorable estado de salud y casi inconsciente. Pese a sus esfuerzos, Conti no lo reconoció. Castellani, piadosamente, le impartió la extremaunción. El testimonio anónimo de otra prisionera del mismo campo de concentración, que también data de julio de 1976, señaló que se encontraban en el sótano de una casa, pero que desconocía en qué zona estaba ubicada. Dijo que Haroldo “soportó torturas bestiales y vivía en un estado de semi-inconsciencia. Llamaba permanentemente a Marta. Comprendimos que era su mujer. A la tortura física, los torturadores sumaron la psíquica, pues decían que ya habían secuestrado a Marta o que la iban a secuestrar. A mí me llevaron a Devoto y no supe más de él...” Conti por Conti “A esta altura de las cosas la literatura se me aparece como un destino (no un fin en sí misma), mi particular manera de vivir y consistir. Por lo menos he tratado de que sea así, buscando juntar la vida y la literatura, hacer una sola cosa. No aquí la vida y allí la literatura. Tal vez en ese sentido el viejo Hemingway dijo que el talento reside en cómo uno vive la vida. No quiero decir con esto que la literatura me hace especialmente feliz ni que sea un destino que yo me busqué. En ese caso sería otra cosa. A los 45 años tiene uno por fuerza que preguntarse si acertó el camino. Yo sospecho que, entre muchas, emboqué la posibilidad más remota. El único antecedente en la familia es mi padre que hablaba en los entierros y casamientos. Pero ya que se dio así traté de hacer de esto mi vida, no una sustitución ni un doble fondo. Por supuesto, como vida, esto es, como totalidad, no se reduce al solitario hecho de escribir sino a una actitud general, una especie de revelación, por mi lado, y por el otro, el del lector y aun el del mero espectador, a un tipo de participación que curiosamente me lleva a un despojamiento cada vez mayor de lo personal (no sería exacto decir personalidad) para que los demás asuman mis historias, como actos más que como relatos, cual si fueran propias, las participen, que es algo más que leer, y las incorporen a sus vidas. Así, a través de mis personajes soy yo el que me vivo. Me vivo en historias que fueron o pudieron ser, no importa su correspondencia afectiva en el tiempo porque después de todo el tiempo sin nosotros es nada. Y todo lo que pretendo, porque queda por ver si efectivamente lo he logrado, es que otros, la mayoría de los cuales no llegaré a conocer, se vivan a partir de esa minúscula sucesión de signos que mientras alguien no los anima, apenas son un trazo de tinta”
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