Escrito por Agencia Paco Urondo
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Martes, 25 de Mayo de 2021 00:00 |
El investigador del CONICET está al frente de uno de los proyectos de vacunas argentinas. En una extensa charla con AGENCIA PACO URONDO profundizó en la posibilidad de lograr independencia y soberanía. ¿Cuánto cuesta producir una vacuna? ¿Hay posibilidades de una variante del coronavirus argentina? El debate por la liberación de las patentes, el camino solitario de Cuba hacia el desarrollo científico y la posiblidad de la provincia de Buenos Aires de conseguir nuevas vacunas.- Por Juan Cruz Guido
Guillermo Docena es investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), está al frente de uno de los proyectos de generar vacunas argentinas para enfrentar la pandemia y asesora al gobierno de la provincia de Buenos Aires. En una extensa charla con AGENCIA PACO URONDO profundizó en la posibilidad de lograr independencia y soberanía. ¿Cuánto cuesta producir una vacuna? ¿Hay posibilidades de una variante del coronavirus argentina? El debate por la liberación de las patentes, el camino solitario de Cuba hacia el desarrollo científico y la posiblidad de Buenos Aires de conseguir nuevas vacunas, después de haber sido la gestora de las que llegaron hasta ahora a la Argentina. APU: ¿Cómo viene el desarrollo de ArgenVac, una de las vacunas argentinas? Guillermo Docena: Es un proyecto que empezó este año. Si bien nosotros estamos trabajando en coronavirus desde el año pasado, estábamos con otros proyectos, desarrollando ensayos de diagnóstico y seguimiento de monitoreo de respuesta inmune. A partir de diciembre empezamos a ver que una de las vacunas que nosotros veníamos estudiando en el 2018 genera los mismos mecanismos que generan estas otras vacunas que hoy sabemos que están funcionando. Entonces, a partir de ahí comenzamos a diseñar la vacuna o, mejor dicho, adaptarla al sistema de COVID. Entre enero y febrero empezamos los estudios en animales estamos en fase pre clínica, estamos estudiando la vacuna en ratones. Realmente los resultados están funcionando muy bien. Estamos avanzando a tal punto que ya iniciamos una segunda vacuna y lo que estamos haciendo es ajustando las condiciones como para llegar a un plan de vacunación que sea parecido a los que se están usando ahora en individuos y sabemos que están funcionando. Así que estamos realmente en esa etapa. APU: ¿Qué opinión tiene en torno al debate global de la liberación de patentes de las vacunas contra el coronavirus? GD: Yo creo que no es la solución. No coincido con que la solución sea la liberación de las patentes. Y hasta me parece demasiado riesgoso, sobre todo para futuras situaciones de crisis sanitarias o pandemias, que seguramente van a haber. Esta no es la primera ni va a ser la última. Creo que esto debería solucionarse de otra manera. Que haya otra política de distribución de vacunas, que es lo que debería hacer la OMS, y en principio lo está haciendo a través de Covax, pero no alcanza. Hay una distribución muy desigual entre hemisferio norte y hemisferio sur. Y el otro punto es que tiene que aumentar la producción. Eso va a llevar tiempo. Las vacunas están funcionando. Cuando estábamos en diciembre realmente había gente que no se las quería dar, no se quería arriesgar y no se sabía si iban a funcionar. Pero ya hacia fines de enero y febrero supimos que funcionan. En varios países se ha frenado la pandemia y eso generó una demanda en el mundo tremenda. Entonces el cuello de botella hoy en día es la producción y después la distribución. Entonces hay varias vacunas, eso es muy importante, sabemos que funcionan. Pero eso solo no alcanza. Tienen que acceder los distintos países a las vacunas y eso no se va a solucionar liberando a las patentes. Para mí no pasa absolutamente ni cerca por eso. Y el riesgo es que la patente, lo que te asegura es que si vos hiciste una inversión en algo que vos diseñaste o compraste, es tuyo. Si uno pierde esa posibilidad de hacer el monitoreo, no va a haber más inversiones y acá se necesitan muchas inversiones. Entonces para mí no es la solución. Acá la movida que está haciendo, sobre todo Biden en Estados Unidos, para mí tiene otro trasfondo. Y no creo que esta sea la vía. APU: Según su visión, ¿qué motivos cree que se esconden detrás de esa postura del presidente de los Estados Unidos? GD: Creo que en primera instancia Biden tiene que diferenciarse de Trump. Y Trump lo que hizo fue poner mucha plata. Puso billones de dólares. Eligieron cinco proyectos en su momento y son cinco vacunas que hoy están autorizadas y se están usando. Entonces, yo creo que básicamente lo que quieren ahora es mostrar la diferencia. Eso en primera instancia, en segunda instancia, vos fijate que los dos principales productores de vacunas que la están distribuyendo en el mundo, y sobre todo el hemisferio sur, son Rusia y China. Estados Unidos no te manda nada. Te manda la Pfizer a cuentagotas. La Moderna no está fuera de Estados Unidos y encima acapara la producción de AstraZeneca, que ellos no la tienen autorizada. AstraZeneca tiene una planta de producción en Estados Unidos. Están acumulando millones de dosis. No dejan que salgan, entre ellas la nuestra. Entonces, para mí hay algo geopolítico que tiene mucho que ver con Rusia y China. APU: En su momento se habló mucho de las condiciones de conservación y logística en frío de las vacunas, principalmente en los países con condiciones sanitarias y edilicias más precarias en ese sentido. ¿Se ha avanzado en vacunas de distribución más simple para impulsar las campañas de vacunación? GD: Sí, en cierta forma sí. La tendencia es esa, pero tampoco creo que ese sea el motivo de porque no llegan las vacunas. Acá en Argentina, Pfizer hizo el estudio más grande de Fase 3 de Pfizer en el mundo. Y acá se hizo perfectamente. Yo entiendo que vos no podés llevar una vacuna, que necesita 70 grados bajo cero, a pleno campo o a una ciudad aislada en la selva o en la montaña. Pero en las grandes ciudades sí hay condiciones, no es tan difícil. Este tipo de freezer de menos 80 hay en todos los institutos de investigación. Se podrían haber comprado y armar una estructura. De todas maneras, este tipo de vacunas ARN es cierto que es mucho más complejo. Son vacunas preparadas para otros países. Pero yo pensando en Brasil o en Argentina, donde tenés grandes megaciudades con varios millones de personas, por lo menos usala en esos lugares, ahí no hay problema. El resto de los lugares sí entiendo que es más complicado, pero tenés vacunas que las podes conservar a cuatro grados. Esto es una cuestión geopolítica: cuando en el hemisferio norte ya tengan vacunado al 70, 80 por ciento de la población y no necesiten vacunas, pero si necesitan venderlas, ahí van a empezar a llegar acá. Porque además los países vacunados necesitan que en el resto del mundo la gente este vacunada, porque sino con la globalización y el movimiento de gente van a recibir nuevamente la fuente de contagio. Esa inequidad en la distribucion finalmente les va a jugar en contra. APU: Recién mencionaba el dinero que invirtió el gobierno de Estados Unidos en el desarrollo de las vacunas, ¿cuánto dinero se requiere para desarrollar una vacuna, puntualmente en la Argentina? GD: Tenes distintos niveles de financiación. Las vacunas tienen una primera fase académica, que es donde uno plantea el diseño de la vacuna: para una infección como ésta, viral, necesito una vacuna con ciertas características, para lo cual ya vengo con un recorrido o empiezo a generarla y lo primero que hay que hacer es probarla en animales. Toda esa fase se cubre fácilmente con los subsidios que uno tiene en Argentina del Estado. Estoy hablando de algunos millones de pesos o varios millones de pesos. En general es lo que el Estado asigna para este tipo de proyectos. Ahora, cuando tenés que hacer el salto a un ensayo en fase clínica, o sea, con personas, donde tenés que invertir mucho en seguros, porque lo primero que se prueba es que la vacuna se segura, que no sea tóxica, tenés que proteger a los profesionales, tenés que proteger a los voluntarios y ahí te vas a los cientos de miles de dólares. Por lo cual ahí es muy difícil sostener un proyecto de este tipo con financiación del Estado. No te queda otra que hacer un consorcio público-privado, o sea, ir al sector privado. Y ahí es donde es fundamental la patente. Si yo diseño en la facultad una vacuna y me voy a asociar a un privado, lo primero que quiero es protegerla. Yo quiero que figure que fui yo el creador. Sino es probable que la empresa se adueñe de tu creación. Tiene un departamento de abogados, tienen mucha mas experiencia en estas cuestiones de titularidad y van a intentar ubicar y después probablemente hasta vender la patente. Entonces es importante que nosotros, que recibimos recursos del Estado, ya sea mi sueldo, como los servicios o como el edificio donde estamos trabajando o los insumos, es importante que también CONICET y universidad reciban su parte, ya que han hecho una gran inversión durante años. Es una inversión a riesgo porque cuando te dan un subsidio no hay seguridad que se llegue a lo que se pretende. Estás diciendo que vas a hacer algo y podés lograrlo o no. Entonces, en ese punto, la patente para nosotros es fundamental. Y tenés que asociarte con un privado porque no hay aquí condiciones para hacer producción en escala. Aquella solitaria vacuna cubana APU: El único país de Latinoamérica que va a vacunar a su población con una vacuna propia es Cuba. Una de las situaciones que llamó la atención es que Cuba apostó a varias vacunas a la vez, cuando uno pensaría que sería mejor poner todos los recursos en una, más cuando estos recursos son escasos. Pero hoy vemos que el objetivo es combinarlas para aumentar la efectividad. ¿Cómo ve los desarrollos cubanos, por un lado, y qué opina de la combinación de vacunas? GD: Muy interesante. Una cosa que tenemos que tener presente con Cuba es la tradición en producción de vacunas. En este momento se han quedado atrás porque ha habido unos avances tecnológicos tremendos. Sobre todo, de vacunas con vectores, ARN mensajero. En Argentina tampoco estamos en condiciones de adoptar ahora esa tecnología. Entonces ellos se han dedicado a hacer lo que hicieron siempre con vacunas que han funcionado en todo el mundo. Han vendido vacunas a muchos países históricamente. La del neumococo, la de la hepatitis A, que evitó tumores de hígado en todo el mundo, la inventaron ellos. Entonces tienen una tradición en vacunas y es lo que han hecho. Son vacunas clásicas que han funcionado toda la vida. Ahora ellos están cosechando lo que han generado muchos años atrás, cuando una de las políticas de Fidel Castro era mandar científicos al mundo. Formarlos y después los trajo y los acumuló todos en el Instituto Finlay. Y ahí es donde generaron todo esto que estamos viendo hoy. Y esto que están haciendo al combinar vacunas es fundamental. Fíjate qué es lo que se está pidiendo en todo el mundo. Le doy una dosis de una vacuna y luego otra de otra vacuna. Eso hoy no está estudiado, no podemos decir si funciona o no, pero es probable que sí. Cuba es un muy buen ejemplo de que uno puede trabajar en condiciones totalmente adversas. Uno puede generar algo desde la ciencia propia. Esa es la importancia de la soberanía y la ciencia que uno desarrolla, que te permite ser independiente en este caso. APU: ¿Dónde debe destinar los recursos el Estado para lograr un desarrollo estratégico de la ciencia y la tecnología? ¿Las universidades, los institutos? GD: Son las dos, en la universidad y en el CONICET. La mayor parte de los institutos de CONICET pertenecen a alguna universidad. No todos, pero la mayor parte y los científicos tienen la doble dependencia. Tienen un cargo docente en una universidad y el cargo de CONICET. Yo creo que en los dos, la combinación de los dos. Por ejemplo, nosotros somos un instituto que lo construyó la Universidad Nacional de La Plata, pero es un instituto de CONICET porque lo equipó el CONICET. Es de doble dependencia. Entonces yo creo que ahí es donde deben apuntarse los recursos, pero más que generar una política, yo creo que lo importante es sostenerla en el tiempo, porque esto no se consigue en un año para otro o en unos pocos años. Tiene que ser en forma progresiva y sostenida en el tiempo. Tienen que haber acuerdos entre los distintos dirigentes y funcionarios para tratar de establecer una política que sea fuerte, y que este claramente definido el objetivo de la misma. Por eso hay que definirlo. Esta es una situación que nos debería dejar un aprendizaje. Por lo menos lo que es desarrollo de vacunas tiene que ser algo central en Argentina y sostenerlo en el tiempo. Sino tenemos siempre esos vaivenes y siempre estás empezando de nuevo y es muy difícil. Y después lo otro que nosotros necesitamos es que se agilicen y se faciliten las condiciones de compra de insumos. La mayor parte son del exterior y nosotros pagamos el doble o el triple de lo que se paga el mismo insumo en un país desarrollado. Entonces se hace muy difícil. Un mismo anticuerpo vale el triple y más también, no tiene sentido. APU: ¿Cree que hay trabas científico-tecnológicas que responden a un interés geopolítico, a limitar cierto desarrollo de países periféricos? GD: Evidentemente son trabas porque cada vez que se agiliza algo, para nosotros es una liberación que te permite hacer otras cosas. Lo que pasa es que estamos muy acostumbrados a trabajar entre trabas y a sortear trabas. Siempre lo hemos hecho, sabemos que es así y esa es la gran diferencia. Cuando vamos a trabajar al exterior muchas cosas están resueltas y vos te dedicas cien por ciento de tu tiempo a desarrollar el trabajo. Acá estamos desde la gestión con el despachante de Aduana, la gestión para generar las condiciones para que el banco libere el pago al exterior. Cambiar la lamparita, todo. Tenemos que hacer absolutamente todo. Por eso cuando vamos afuera, en general nos va bien y ahí es donde aprovechamos a generar lo más que podamos, porque tenemos muchas cosas resueltas. Eso es algo que tenemos que aprender e imitar. Lo que pasa es que ojo, que esto te da también la herramienta de siempre estar sobreviviendo. Cosa que afuera eso no lo tienen. Donde tienen la más mínima traba, se anulan, te lo puedo asegurar. APU: Al principio de la pandemia, y de hecho fue uno de los motivos por los que se prolongó la cuarentena el año pasado en la Argentina, se esperaba un medicamento para tratar el coronavirus. Eso finalmente no sucedió y hoy toda la esperanza está en las vacunas, pero ¿por qué todavía no hay un medicamento efectivo? GD: Sí, es muy cierto lo que decís. Hemos visto con la ivermectina, la cloroquina. Varias drogas antivirales que realmente no han funcionado, lo cual es un problema bastante serio. Vos pensá cuándo fue el 2009 la pandemia de influenza. Lo resolvimos con un mes de cuarentena en agosto, más el Tamiflu que apareció a los dos meses y quedó resuelto. Dio tiempo para la vacuna. Acá eso no lo tenemos, pero por suerte tenemos las vacunas. Ahora, ¿por qué no funcionan estos tratamientos? Y realmente es muy difícil la respuesta, pero evidentemente es un virus producto de la evolución que ha ido cambiando y se han ido seleccionando variantes virales que resisten a todo esto. Coronavirus es algo muy llamativo, muy raro. El SARS 1 desapareció solo. No llegamos a tener una vacuna. El MERS se controló con una vacuna y hay muy pocos casos y esto es el otro extremo: yo creo que no va a desaparecer nunca. Mientras haya circulación viral van a aparecer estas variantes y cada vez va a ser más complicado o sofisticado controlarlo. Hemos aprendido cómo tratar con el plasma, con los corticoides, con los anticoagulantes. Ya hoy en día se sabe cómo tratar a un paciente y manejarlo dentro de ciertos límites. Lo fundamental en el tratamiento es actuar rápido y en forma agresiva de entrada. Por eso hoy en día es un problema que haya saturación en los hospitales y que la gente esté en la casa con la neumonía. Cuando va al hospital ya es tarde. Perdiste el plazo del plasma y probablemente ya el corticoide no te alcance para inhibir la inflamación. Entonces por eso es tan importante combinar vacunas con restricciones o cuarentena. Fundamental. Hasta que lleguemos a la inmunidad rebaño con las vacunas, ahi sí podés liberar la cuarentena. ¿Variante argentina? APU: ¿Hay posibilidades de tener una variante argentina? GD: Si, puede suceder. La aparición de variantes es algo evolutivo. Si se replica, va a mutar. Tenemos la suerte que muta poco. Muta menos que el HIV, muta menos también que el de influenza. Pero el virus lo que necesita para hacer mutaciones es replicarse. Fijate donde aparecieron las variantes: en India, en Brasil, al comienzo en Estados Unidos, en Inglaterra, lugares donde hubo mucha circulación viral. Acá puede ser una si esto no se frena. Puede aparecer una variante, sí. El virus permanentemente está probando. La variante que la controla el sistema inmune desaparece. Esa ya no prospera más. Ahora, donde aparece alguna mutación que te genera un virus que el sistema inmune no lo controla, esa es la que pasa a ser una variante de interés primero, porque tenemos un cierto porcentaje de muestra con esa secuencia o esa variante, y después pasa a ser una variante de riesgo cuando ya ves que más del 30 por ciento de la población está infectada con ese virus. Entonces, ahí sí ya definís cuál es la variante. Se denomina según la zona de origen donde se la detecta y hay que identificar la mutación, que es lo que te permite definir si tiene más poder de transmisión, genera una enfermedad más severa, si evade la respuesta inmune. Eso es lo que hemos visto desde septiembre del año pasado. La segunda ola en el hemisferio norte fue tremenda y ahí aparecieron las variantes. La de Inglaterra fue la primera. ¿Si puede aparecer acá, en estas condiciones? Yo te digo que es muy probable. APU: Usted es asesor del gobierno de la provincia de Buenos Aires en el tema sanitario. Esta semana se aprobó una ley en la legislatura bonaerense que permite la compra de vacunas por parte de la provincia, ¿hay alguna negociación en curso? GD: La provincia de Buenos Aires empezó a negociar antes que Nación, sobre todo con China. CanSino y Sinopharm. De hecho, Sinopharm llega a Argentina a través de esta negociación que se la transfiere a Nación. Siempre han estado negociando. Me parece que es importante eso también que todos traten de conseguir y sin competencia entre provincias o con Nación. Ahora Jujuy consiguió un millón de Sinopharm a través de Morales por el tema del litio con China. Y le tiene que dar la mitad a Nación. Eso está perfecto. Si todos logran establecer ese tipo de negociaciones, ayuda. Cualquier vacuna es buena en esta situación, cualquiera sirve. APU: Por último, y con respecto a esto de que cualquier vacuna sirve en este momento. Se generó mucho debate en torno a la vacuna Sinovac o Coronavac (la producida en Brasil). ¿Qué valoración hace de esa vacuna y de las desinformaciones que también hubo en torno a ella? GD: El problema (entre comillas) de todo esto es que las primeras vacunas que se conocieron tienen valores de eficacia muy altos. 94, 95 hasta 97 de la Sputnik. Por lo cual lo que se pensó y se piensa es que cualquier vacuna que tenga una eficacia menor no sirve. Y no es así. Pensá que la vacuna de la gripe tiene una eficacia entre un 50 y un 60%, y sirve. Es cierto que Sinopharm, nosotros la estamos estudiando, tiene una eficiencia menor en lo que se llama seroonversión, o sea, cuando un vacunado empieza a hacer anticuerpos, mucho menor que con la Sputnik. Pero no quiere decir que no haga nada. Cuando uno mide anticuerpos, mide una parte de lo que hace la vacuna, también hace otras cosas. Entonces por eso te digo en este momento cualquier vacuna sirve mientras lo que te hagan es evitar la enfermedad severa. No vas a evitar el contagio. Por eso es importante combinarlo con cuarentena. Pero si te evita que vayas a un hospital, ya te sirve. Mirá Inglaterra, combinó vacunas AstraZeneca, una dosis, con cuarentena y prácticamente controló la pandemia, eliminó el número de fallecidos. Entonces es cierto, las vacunas tienen distinta eficacia. No son todas iguales, pero todas sirven en este contexto de pandemia.
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