Escrito por Agencia Paco Urondo
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Sábado, 26 de Junio de 2021 00:00 |
El economista y y magíster en Relaciones Internacionales dialogó con AGENCIA PACO URONDO RADIO (domingos de 10 a 12, FM La Patriada) sobre el panorama económico y la inflación.- Por Martin Massad y Juan Cruz Guido
El economista y y magíster en Relaciones Internacionales dialogó con AGENCIA PACO URONDO RADIO (domingos de 10 a 12, FM La Patriada) sobre el panorama económico y la inflación. "La gente no está pidiendo delirios, no está pidiendo salarios increíbles, ni jubilaciones de lujo y el sector privado está ganando muchísima plata", señaló. Agencia Paco Urondo: A su entender, ¿cuál es el tema económico con mayor prioridad al que debería apuntar el Gobierno nacional? Ricardo Aronskind: Considero que el Gobierno nacional tiene que lograr un mayor grado de control sobre una serie de variables claves. Por ejemplo, el dólar se tranquilizó desde noviembre de 2020 y dejó de ser un factor de peligro, pero nada garantiza que esto no se revierta. En el caso de los precios, que venían con una suba del 4% en promedio mensual, este mes empezaron a crecer un poco menos y ojalá continúe con esa tendencia, pero tampoco nada lo garantiza. Todo depende de la voluntad de algunos agentes económicos concentrados, lo cual creo que es un problema de fondo que no está resuelto. Siempre la política del Gobierno está bajo amenaza de algunos sectores muy organizados y concentrados que manejan, en general, los medios de comunicación. Cuando estos sectores deciden afectar las políticas públicas y boicotearlas tienen estos dos poderosos instrumentos: el dólar y los precios. Sin ir más lejos, el Gobierno se había puesto dos metas muy claras para este año 2021: por un lado, la reactivación económica y, por el otro, la mejora de los ingresos de la mayoría de la población, incluyendo trabajadores, jubilados y gente que percibe algún subsidio del Estado. La primera meta está ocurriendo, es decir, está habiendo reactivación económica, sin embargo, no tan generalizada como quisiéramos debido a la pandemia. A la segunda meta, el gobierno no la está logrando y, además, desde el mercado y el sector privado se está logrando que los salarios y las jubilaciones pierdan valor frente a la evolución de los precios. Habitualmente, la gente piensa que la política económica la define el gobierno, pero esto no es cierto. El resultado económico es producto de lo que el gobierno trata de hacer y lo que se hace desde el sector privado con mucho poder. En estos meses este sector privado ha serruchado el salario de la población con la suba de precios. Es más, en un sector tan importante como el de las telecomunicaciones, donde el gobierno ha querido poner bajo control la situación y limitar los aumentos, ha habido una rebelión de algunos sectores empresariales convalidada por el Poder Judicial. Me interesa marcar algo que habitualmente no se menciona, y es que estamos acostumbrados a pensar que los gobiernos tienen en sus manos las palancas para orientar la economía. Lo que intento expresar es que, por el contrario, en el caso de Argentina, el gobierno tiene ilimitados instrumentos y el sector privado, que ha despojado en las últimas décadas al Estado de esos instrumentos, cuenta con un poder muy grande para regular aspectos muy importantes de la economía. La regulación de parte de la economía está en manos del sector privado y no del sector público, como debería ser. APU: ¿Considera efectiva la variable de control de la economía que estableció el Gobierno sobre la suspensión de las exportaciones de carnes? R. A.: La situación no es fácil, sin embargo, mi impresión es que si lo sectores privados tuvieran un poco de buena voluntad y sentido común el acuerdo no sería difícil. Es muy lamentable que el Gobierno haya tenido que cerrar las exportaciones de carne porque el comportamiento del sector es absolutamente indisciplinado e irresponsable. En muchos casos, en Argentina, hay amplio espacio para un acuerdo social razonable. La gente no está pidiendo delirios, no está pidiendo salarios increíbles, ni jubilaciones de lujo y el sector privado está ganando muchísima plata. Entonces, hay un margen como para que, yéndose a niveles de ganancia más razonables y no tan espectaculares, se consiga un alivio significativo para buena parte del país. Esto es completamente posible desde la objetividad económica, lo cual no es lo mismo que decir desde el comportamiento y el pensamiento de los actores realmente existente. APU: ¿Cuál es el sector que obtiene ganancias extraordinarias? R. A.: En principio, los que están exportando commodities agropecuarias porque hay una suba del precio internacional muy impresionante que está combinado con un tipo de cambio bastante bueno en términos históricos. Es decir, desde el punto de vista de un exportador agropecuario, la combinación de un dólar alto y de precios internacionales muy buenos ofrece una alta rentabilidad. También el sector de producción de alimentos procesados está teniendo márgenes de rentabilidad impresionantes. Hasta no hace mucho, los sectores productores de energía tenían márgenes muy altos, pero hoy lo tienen las actividades económicas relacionadas a las telecomunicaciones con ganancias espectaculares por el cambio de costumbres que introdujo la pandemia. Otro sector es el de los bancos a los que siempre les va bien, más allá de los que suceda en el país. Recordemos el año 1989, que todos los argentinos recordamos por la desgraciada hiperinflación, sin embargo, fue un año espectacular para el sector bancario. APU: ¿Cómo analiza la situación del dólar, el Banco Central y la Argentina frente a la posibilidad de una presión cambiaria teniendo en cuenta las elecciones? R. A.: Hubo una mejora en estos meses como producto de que se tranquilizó la situación en noviembre y diciembre de 2020, se quebraron las expectativas devaluatorias y entró una parte importante de la cosecha, con lo cual el Banco Central reforzó sus reservas, aunque no de un modo extraordinario, pero permitió recomponer en parte las reservas de disponibilidad que tiene el Gobierno. De todas formas, el Gobierno no mejoró su control sobre estos mercados. Es decir, el dólar blue, el contado con liquid, el dólar bolsa son mercados en donde los privados se mueven con un grado de libertad muy impresionante y con acciones coordinadas que, junto con la prensa, pueden generar un clima de incertidumbre y miedo, y también pueden promover que otros sectores más incautos, sectores medios y pequeños empresarios, entren en la lógica de las presiones cambiarias. Este mecanismo de apriete del mercado no ha sido desactivado y es un problema serio. Esto se combina con otra cuestión: en estos días el Banco Central trabó embargo sobre una empresa exportadora cerealera a la cual le reclama arriba de 300 millones de dólares en impuestos no pagados, y se trata de una de las cerealera menores. Desde mi punto de vista, entonces, la falta de pago de las empresas es la punta del iceberg de una operatoria ilegal y criminal muy difundida en el sector. El Estado se está perdiendo de recaudar legítimamente miles de millones de dólares que podrían engrosar las reservas del Banco Central y darle más fortaleza. APU: ¿Cómo afecta a nuestro país la nueva presidencia de Funes de Rioja en la Unión Industrial Argentina (UIA)? R. A.: Es realmente un problema serio. A Funes de Riojas lo vengo siguiendo hace muchos años, casi décadas, porque siempre es una palabra muy presente en la escena pública cuando se habla del tema salarios y relaciones laborales. Ha tenido una postura invariable con una clara visión antiobrera, antitrabajo y en contra de los derechos de los trabajadores. Me interesa remarcar que cuando se hace referencia a la industria argentina, siempre hay ilusiones de que haya prosperidad, pero cuando ponen a la cabeza de la representación corporativa a un hombre cuya única preocupación es bajar salarios y debilitar el movimiento obrero, la verdad es que es toda una manifestación del mundo industrial argentino. Es decir, de la enorme limitación que tiene el proyecto industrial en Argentina debido precisamente a los industriales. Nuestro país necesita industria, pero fuera de este tipo de industriales que en lo único que piensan es en mejorar sus ingresos pagando menos impuestos y menos salarios. Hay que decirlo con claridad: el capitalismo industrial en los países centrales se basa en la inversión productiva, no en bajar salarios. Ningún país llegó a un progreso industrial y económico bajando salarios o pagando menos impuestos. El tema central en Argentina es que inviertan, capaciten personal y se pongan más activos con la competitividad internacional. APU: ¿Cuál es su opinión respecto a las medidas para enfrentar los avatares económicos que el ministro Guzmán y el ministro Matías Kulfas pusieron, con el eje en la cuestión industrial y en los salarios? R. A.: En este aspecto, coincido con la mirada general del Gobierno, pero quiero agregar que solamente mejorando los salarios no vamos a sacar a la industria adelante, ya que lo que se requiere es inversión productiva, es decir, mejores y más maquinarias y aprovechar la capacidad de los científicos argentinos para diseñar y fabricar nuevas cosas. Hay mucho para hacer y centrarse solo la mejora de salarios implica mirada muy limitada de esta situación. Esto es, si el panorama actual apunta solamente a que se mejoren salarios “no vamos ni a la esquina”, en el sentido de que se hace imposible generar un modelo popular que se sostenga en el tiempo.
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