Escrito por Jorge Rachid
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Martes, 24 de Agosto de 2021 09:57 |
Los pueblos guardan en sus memorias, las latencias de las demandas contenidas, que en algún momento se expresan, desencadenando los cambios e inflexiones en los procesos políticos, que determina nuevas etapas sociales y políticas, en donde irrumpen con fuerzas los sectores postergados por años.
Como profundizar en el debate político en cada etapa esos elementos constitutivos de la conciencia colectiva del pueblo, es el gran desafío del análisis estratégico de la Patria, ya que en esos contenidos se encuentra el núcleo de las reparaciones históricas del pueblo como tal, en su concepción como Patria, que deben ser satisfechas si avanzamos hacia una Comunidad Organizada con Justicia Social. Es ese pueblo, que sin dejar de ser individuos, multifacéticos y complejos, pero que constituye un conjunto de voluntades en busca de un destino común, como se observó en la guerra Pandémica, en donde volvió a ser el único protagonista, el que cambia los paradigmas de la historia, abre los caminos a recorrer y constituye la síntesis política del modelo social de construcción en cada período de tiempo, expresando su voluntad mayoritaria, en éste caso vencer, desoyendo los cánticos anti vacunas, reaccionarios, ultramontanos y criminales. Cuando ese devenir histórico, es contrario a los intereses concentrados del colonialismo imperante neoliberal, el pueblo es reprimido, violentado, saqueado, excluido, amputado en sus derechos elementales, como en el período precedente, en donde en menos de 4 años fueron barridas las conquistas sociales construidas por 12 años de gobiernos populares peronistas, derrumbando incluso construcciones internacionales latinoamericanas de bloques continentales, como el UNASUR, verdaderas vallas de contención a las intenciones coloniales e imperiales anglosajonas. Ese cuadro de situación nos debería ubicar en la necesidad de darle a los procesos electorales, una densidad política profunda, que despliegue los debates estratégicos, abordando los temas trascendentes geopolíticos y nacionales ocultos al pueblo argentino, antes que caer en el disparador fácil de la contestación a la provocación, al discurso agresivo, a la superficialidad frívola, a la cual el enemigo pretende llevar la discusión, a los fines de evitar la discusión de fondo de los temas de soberanía nacional, identidad y memoria, modelo social solidario biocéntrico, calentamiento global, Patria Grande entre otros temas, que tienen que la importancia de preservar los bienes soberanos y la vida junto a la naturaleza en nuestro país, que son patrimonio de todos los argentinos. Es que la dinámica de los acontecimientos marcada por la agenda del enemigo, con su agresividad mediática, distorsionante y mentirosa, no sólo oculta la realidad sino que aísla la información internacional, verdadero parámetro indicativo del acontecer del mundo y su desarrollo, en cuanto a los espacios de disputa y los mecanismos de intereses económicos en juego, que hacen de la comprensión de los acontecimientos por parte de los argentinos poco informados, un espacio oscuro de la información, rehenes de situaciones provocadas por esos mismos medios, ante que por acontecimientos de la realidad nacional e internacional, transformando la supuesta noticia, en una fuente de desinformación y embrutecimiento de la comprensión cabal de la situación, que lleva incluso a atentar al pueblo, por comprensión de la realidad manipulada, en contra de sus mismos intereses, ante la presión mediática que pone en duda el juego democrático. Las operaciones de servicios secretos de varios países, amparados en periodismo “objetivo”, en los medios comprados por Fondos de Inversión supranacionales llamados Buitres, sumados al despliegue de herramientas de cooptación de los mecanismos institucionales de la Justicia, el Parlamento, el sistema financiero y económico, más los factores de poder concentrados al ser servicio de intereses internacionales, hacen de nuestro país, un Estado Colonial con fachada democrática. Esta situación nos obliga entonces, a que tengamos la responsabilidad patriótica de enarbolar aquellas premisas básicas que hacen a la defensa del ser nacional, que marquen con claridad al enemigo del Pueblo y de la Patria, que implique además apuntar a desmontar el edificio construido por décadas, de la Dependencia, de la sumisión de los intereses nacionales al yugo imperial, que aunque parezca lenguaje antiguo conserva la vitalidad de las palabras que definen la contradicción principal Patria o Colonia, vigente en ésta hora con la fuerza que nos ofrece haber librado una guerra Pandémica, con compromiso y despliegue sanitario que reparó el daño causado por el enemigo neoliberal, en sólo 4 años. Es que la cultura social solidaria que intentó ser eliminada desde el neoliberalismo, como parte del diseño colonizador de borrar la memoria e identidad popular, hiriendo el cuerpo societario afectivo y profundo que encierra el pueblo en su historia, fue recuperado en la guerra Pandémica, al comprender el pueblo que los cantos de sirenas neoliberales, del individualismo egoísta, del éxito hoy sin un mañana posible, se agotan ante el drama humano de una invasión virósica que compromete la vida, volviendo al seno del pueblo, la solidaridad social activa frente a un enemigo común. Esa plataforma debe identificar al neoliberalismo como la otra pandemia a derrotar. Entonces la Causa Nacional anida en el pueblo, sólo se trata de hacerla visible, ponerla en marcha, recuperar la autoestima nacional que intenta ser mancillada y denigrada por el aparato mediático colonizador, con un ataque sistemático y cotidiano a todo lo argentino y latinoamericano, ya que es un instrumento del enemigo para el domino de su “patio trasero”, que tanto daño y dolor ha causado en nuestra región en los siglos XlX, XX y XXl, el imperio anglosajón junto al cipayaje local, de pensamiento eurocéntrico. La Argentina Bicontinental, diseño estratégico del pensamiento geopolítico peronista, la reconstrucción del UNASUR como espacio común de los pueblos Latinoamericanos, la gesta de Malvinas, la educación y la salud pública, la igualdad de condiciones que repare las asimetrías sociales y geográficas, la eliminación de la pobreza, la Ciencia y la Tecnología al servicio del pueblo, el cuidado de la naturaleza, la vida como alegría compartida son causas justas por las cuales luchar. Hacerlo significa dejar atrás la oscuridad del desamparo, de la soledad a la que pretende someternos el enemigo, junto a la exclusión social, el desempleo, el saqueo y la persecución que terminan siendo naturalizados por las nuevas generaciones, como cultura propia. La rebelión ante la injusticia es causa suficiente para embestir contra el Estado Colonial y sus armas de sujeción y es desde el pueblo que debemos protagonizar una nueva épica nacional, transformadora, profunda, revolucionaria y en paz, como siempre lo hizo el peronismo, que puso el cuerpo para la recuperación democrática y los muertos frente a su avasallamiento de un colonialismo que amparó y justificó su accionar criminal, en nombre de “la paz y la democracia”, sembrando de dolor y muerte cada paso histórico de dictaduras y neoliberalismo. Sin dudas remontar las utopías y esperanzas del pueblo argentino será una gesta que inscribirá su nombre en los próximos siglos, en donde el anti populismo oligarca y colonizador de hoy, se vaya transformando en un recuerdo de épocas superadas, por una Causa Nacional latinoamericanista y revolucionaria, que supere la contradicción histórica: Patria o Colonia, haciendo parir la historia. PRIMERO LA PATRIA - www.lapatriaestaprimero.org
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