Generando cambio

Generando cambio

Hermosa mañana diría Francella PDF Imprimir Correo
Escrito por Pasaron Cosas-Post Político   
Viernes, 17 de Septiembre de 2021 13:54

Por Rodrigo Romero Bazterrica

Las PASO fueron eso que no se esperaban, un cachetazo a mano abierta para el Gobierno 

Denominadas como una gran encuesta nacional, demostraron que el camino elegido por Alberto y compañía durante estos dos años no fue el preferido de la gente.

Ya lo vaticinó Mauri con su primer tiempo. Comenzó el segundo y es momento de parar la pelota, reordenar el equipo y salir a dejar todo en la cancha. Para Juntos también.
Este domingo le dio la bienvenida menos esperada al oficialismo. Acá, allá, y más allá, ganó Juntos. ¿Realmente ganó Juntos? ¿O perdió el Frente de Todos? Desde este humilde lugar, trataremos de esbozar algún pequeño análisis. Con la rigurosidad del caso, tengo una hipótesis formulada y espero poder fundamentarla. Ahí va: la gente se infló los huevos/ovarios.
Obviamente que cada uno lleva agua para su molino, marca a un Juntos exultante por la victoria y un atisbo de respuesta por parte del Frente de Todos, poniendo a toda su plana mayor arriba del escenario. Pero retomo nuevamente la pregunta que hice unos párrafos más arriba: ¿ganó Juntos?
La foto casi final marca un 41 % para Juntos, mientras que casi un 32 % para el Frente de Todos. En definitiva, nada más alejado que el resultado obtenido por la tropa de Mauri allá por 2019. Si bien siguen detectando qué decir y a quién hablarle, no miraría esos números como algo más allá de lo que son: el porcentaje en Argentina que no quiere al peronismo en cualquiera de sus vertientes.
Por el contrario, miraría qué pasó puertas adentro del FdP para perder 16 puntos en dos años. Insisto, no hay que hacer un gran análisis filosófico-sociológico-antropológico para darse cuenta de que la gente está hinchada los huevos/ovarios. Y lo demostró en el 15, 17, 19, 21. Y se lo va a seguir demostrando al oficialismo de turno.
La gente quiere recuperar esas cosas que le prometió la democracia allá por el 83: “Con la democracia no solo se vota, sino que también se come, se educa y se cura”, Raúl Alfonsín dixit. Punto. No le busquen más vuelta. En el 2001, la sociedad civil prendió fuego el país en son de protesta. Maduró y entendió que ya no es por ahí, comprendió el valor que tiene su voto (párrafo aparte para aquellos que todavía no lo entendieron y no fueron a votar o anularon su sufragio adrede). En el 2021, te saca a los 2 años. Ya no solo no te da otro mandato, sino que te saca a los 20 minutos. ¿Cuánto de este fenómeno estará mediado por ser una sociedad líquida?
¿Cuánto tardas en sacar de Spotify una canción que no te gusta? La respuesta no los sorprenderá: lo mismo que a un gobierno.
Allá por principios del 2002, cuando asumió Duhalde y dio su primera cadena nacional para “ordenar” el país, hubo una señal, un acto estudiado o no, hecho adrede o no, que me pegó en el medio de la cabeza: el tipo no solo no tenía el saco puesto, sino que cuando empezó a hablar se arremangó la camisa. Un acto completamente simbólico y cargado de comunicación política.
Este gobierno necesita ese acto.
Ahora bien, cómo lo consigue y qué camino toma supongo que son las preguntas que se hicieron durante toda la madrugada del lunes. Quiero creer que puertas adentro no durmió nadie.
Con una respuesta tan clara por parte de la gente, el tema ahora es ver cómo el Gobierno logra mantener la situación actual en diputados y senadores. Creo que sería el escenario ideal. Siguiendo con las analogías futboleras… firmar el empate.
Para ir cerrando este extenso #PasaronCosas, el gobierno se enfrenta a 3 dilemas a resolver:
1 – El hartazgo de la gente. La ecuación es sencilla: en los municipios oficialistas donde la gente es escuchada, se votó por la continuidad. Y si no, pregúntenle a Mario Secco o a Mariel Fernández.
2 – El margen de maniobra externo.
3 – Por dónde salir. Quizás sea el más difícil de todos. La experiencia cercana marca que seguir como venís, no es una opción. Cerrarse en el núcleo duro, tampoco (lo padeció Cristina en el 15 y Mauricio en el 19). Abrirse y convocar a una gran coalición nacional con ejes centrales, menos que menos (ayer, antes de conocerse los datos, te marcó la cancha Pato: con el Gobierno no tenemos nada que hablar. Imaginate ahora cuál puede ser la respuesta con los datos consumados)
En fin, en el 2017 el peronismo olió sangre y actuó en consecuencia. Habrá que ver si Juntos tiene pasta de campeón y si la mandíbula del Frente de Todos es frágil como el cristal o tiene aguante. Lo único que quedó en claro es que, en Argentina, ya no hay pandemia, ya no hay “ah, pero Macri”, ya no hay programa nacional de vacunación que valga, ya no hay margen para los funcionarios que no funcionan. Bienvenido Alberto al primer día de tu presidencia.
#BonusTrack
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