Escrito por Agencia Paco Urondo
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Jueves, 18 de Noviembre de 2021 12:17 |
Durañona fue dos veces intendente de San Antonio de Areco y actualmente es senador bonaerense. "El peronismo no enamora ni genera ilusión en las comunidades del interior del país", aseguró.- Por Enrique de la Calle
Francisco Paco Durañona fue dos veces intendente de San Antonio de Areco, un territorio “difícil” durante la crisis por la resolución 125, en 2008. Actualmente, es senador bonaerense y fundador del “Movimiento Arraigo”. “El peronismo no ha construido una agenda del siglo XXI que genere expectativa en las comunidades del interior, y es grave para una fuerza que siempre tuvo una impronta nacional”, aseguró. APU: Mostró en Twitter un mapa de la provincia de Buenos Aires donde se ve con claridad la muy mala elección del peronismo en prácticamente todos los municipios bonaerenses, excepto el Gran Buenos Aires. Se preguntaba en el tuit si el peronismo es un movimiento nacional o un partido del GBA. Esa situación que describe podría extender al interior de Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba. ¿Por qué le pasa eso al peronismo? Francisco “Paco” Durañona: La Pampa Húmeda es una zona muy paradigmática pero si uno va hacia abajo en el mapa, vemos lo mismo en todas las provincias, excepto Tierra del Fuego o alguna provincia más. Claramente hay un problema en nuestro espacio político, que fue perdiendo oferta o representación de los intereses de la agenda vinculada con la vida de las comunidades del interior. No hay confundir con el campo. El interior no es el campo, es muchas otras cosas. Además, el campo es muchas cosas, desde el pequeño mediano productor, hasta los grandes pooles de soja o las grandes extensiones de tierra. En el interior hay comerciantes, prestadores turísticos, pymes de muchos rubros, emprendedores, profesionales, trabajadores de la cultura, gauchos, empleados municipales, jóvenes. Todos ellos ven pasar de largo una agenda que no se hace cargo de sus problemas. Uno ve canales de Buenos Aires, sabe el clima de Buenos Aires y ve cómo se acuerdan precios para Capital y Gran Buenos Aires, que nunca llegan más allá de la ruta 6. No hemos construido una agenda del siglo XXI que genere expectativa en las comunidades del interior. No son temas que se discuten en nuestro espacio político. El resultado del proceso es que tenemos que recurrir a los grandes centros urbanos, que son pocos y con mucha población, para salvar los trapos, como pasó el domingo. Creo que eso tiene un tiempo contado. Además, es un esquema de fragmentación social, lo que es un problema grave para una fuerza política como el peronismo que se constituyó históricamente como un movimiento nacional. APU: Me concentro en el interior bonaerense. Más allá de no ser el único sector, la producción agropecuaria tiene mucha relevancia en las localidades que la integran. ¿Ese quiebre en la representación comienza con el llamado conflicto con el campo en 2008? Porque más allá de vaivenes electorales, pareciera que quedó muy marcada la idea de que el peronismo/kirchnerismo es anti-campo. FPD: No ubico el quiebre en 2008. Porque en 2011 se hizo una gran elección a nivel nacional y también en el interior bonaerense. Creo que fue el momento en que el peronismo ganó mayor cantidad de municipios del interior en la historia, por lo menos desde el retorno de la democracia. Fui candidato en San Antonio de Areco y ganamos con el 60%, un resultado que nunca nadie había sacado antes. Por supuesto quedó como una marca ese conflicto, pero no lo veo como algo definitivo. Lo que sí reconozco es que quedó en nuestro espacio la idea de que hay una enemistad insalvable, que más allá de las políticas que hagamos siempre nos están mirando mal, con desconfianza. Entonces, nos fuimos encerrando en la fortaleza que nos ofrecen los grandes centros urbanos, donde tenemos un apoyo casi natural a nuestra fuerza política. Mirá este dato: todas las secciones del interior de la provincia de Buenos Aires (segunda, cuarta, quinta, sexta y séptima) representan el 14% del padrón electoral nacional. Es decir, lo mismo que Córdoba y Santiago del Estero juntas. Es mucho como para abandonarlo, ¿no? Además, es muy difícil para los que hacemos política en el interior, porque no tenemos el respaldo de una agenda nacional que interpele a esas comunidades. APU: Además de los problemas de agenda. ¿Ve algún problema en la idiosincrasia de los que conducen al peronismo? FPD: Se conjugan las dos cosas. Tuvimos un presidente extraordinario que tenía muy en claro la idiosincrasia del interior, porque fue el único presidente que había sido intendente de un municipio del interior profundo, como Río Gallegos. Después, fue gobernador de una provincia. Néstor Kirchner entendía claramente que la lógica de gestión pasa por los intendentes. En todo el mundo eso se sabe. Los gobiernos locales son clave para llevar adelante las políticas necesarias para cada comunidad. Después del 54% de 2011, se dio una conurbanización de nuestras políticas y también de los actores que ganaron protagonismo en nuestro espacio político. Llegamos al punto en el que el presidente y el gobernador de Buenos Aires son de Capital Federal, como la mayoría de los miembros de ambos gabinetes. Esto no está mal de por sí, pero da cuenta del proceso. APU: Cuando el Frente de Todos se conformó en provincia de Buenos Aires significó la unión entre Unidad Ciudadana, o el kirchnerismo, y el Frente Renovador, de Sergio Massa. El FR venía con otra impronta y otra agenda en relación al interior bonaerense. De hecho, le fue bien en 2013 y 2015 en esa región. ¿Por qué no se logra tener una mirada más amplia y federal? FPD: No coincido tanto en el diagnóstico. El Frente Renovador no tenía una agenda específica, sino que fue construyendo una en oposición al entonces Frente para la Victoria. No había un convencimiento, sino que había posiciones coyunturales, con una finalidad electoral, que buscaban sacar un rédito por oponerse al kirchnerismo. Por eso, los que se sumaron al Frente de Todos no aportaron mayor diversidad en las agendas. Se termina con 4 o 5 dirigentes sentados en una mesa tomando decisiones siempre para los mismos focos geográficos. Es notable que no exista un debate serio sobre la necesidad de un sistema logístico nacional, o sobre la creación de universidades en regiones del interior, que eviten el desarraigo y estén conectadas con los aparatos productivos locales, entre otros temas. No puede ser que el peronismo no trabaje estos temas. Por supuesto, no generamos ninguna ilusión o expectativa. Terminamos con actos en el Conurbano y con discurso para esas poblaciones. No tenemos una narrativa que enamore a las comunidades del interior. APU: Decía que con Néstor Kirchner estuvo esa mirada más amplia. Ahora, no está él pero sí lo están personas muy cercanas a NK. ¿Por qué se perdió esa sensibilidad federal? FPD: Quiero aclarar algo para que se entienda bien. Durante los mandatos de CFK y ahora también, hubo y hay mucha inversión pública destinada al interior. Pero no se trabajan esos temas desde una narrativa que forme parte de nuestra propuesta como espacio política. Por ejemplo, se le da mucha relevancia al programa “Mi pieza”, que está destinado a mujeres con problemas habitacionales del Gran Buenos Aires. Es un gran programa, sin dudas. Y forma parte de nuestra narrativa. Pero no decimos nada de lo que se está haciendo en materia de inversión en gasoductos en los Valles Calchaquíes, donde este gobierno va a llevar gas por primera vez en la historia. No decimos nada. Nadie lo sabe. Tenemos una carencia en nuestra comprensión histórica. Me parece que tiene que ver con una carencia metodológica de nuestra espacio, que es cada vez más endogámico y no permite la participación más amplia de la dirigencia. He presentado muchos proyectos sobre estos temas. Por ejemplo, llevar la justicia a los municipios del interior bonaerense. No tenés fiscales ni defensores oficiales. A lo sumo, tenés un Juzgado de Paz con muy pocas atribuciones. Y son temas que no forman parte de la reforma judicial ni son escuchados ni hay espacios donde los dirigentes podamos plantearlos. Eso es lo que está pasando, hay mucho encierro.
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