Generando cambio

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EL PROBLEMA LABORAL Y SOCIAL DE LA JUVENTUD EN AMERICA LATINA PDF Imprimir Correo
Escrito por Horacio Rovelli   
Martes, 14 de Diciembre de 2021 00:00


altAmérica Latina es actualmente la región más desigual del planeta, donde más diferencia hay entre el sector más rico de la población, que por definición es un sector que representa a lo sumo el 2% de sus habitantes y, el resto del pueblo. Con dos agravantes, uno la dimensión de la pobreza, familias que no alcanzan a cubrir á las necesidades básicas1para poder vivir dignamente y dos, que afecta más a los niños y jóvenes, por lo que no solamente habla de un drástico presente, sino que condiciona severamente el futuro.

La desigualdad económica genera desigualdad social y de derechos, relegando a un cada vez más amplios sector de la población a una economía de subsistencia, que no solo es injusto, sino que genera tensiones sociales y violencia que distan de conforma un país civilizado y pujante.
El problema está en que el mundo se ha dividido las tareas entre los países llamados centrales o desarrollados como es el caso de los EEUU, Canadá, Inglaterra, Alemania, Francia, Japón, Italia, Australia, básicamente que, dueños de un nivel tecnológico y de un ingreso per cápita alto, pueden sostener una economía en crecimiento, con problemas pero con crecimiento y eso le permite educar a los jóvenes y generar algún tipo de trabajo. La otra parte son los países del este asiático (fundamentalmente China e India) que por su gran población se han convertido en la industria de mano de obra intensiva y baja complejidad técnica por lo general, como es el caso de la industria textil curtiembre y derivados, electrodomésticos, y línea blanca, etc. Por ende le dejan a nuestra región y a África ser proveedores de materia prima, minerales y alimentos, todos ellos con la característica común que generan poco empleo y en general de baja calidad (sino, hagamos la pregunta, cuanta mano de obra demanda una tonelada de soja)
En ese marco en limitan la producción a una tarea extractiva, agropecuaria y a lo sumo manufacturas de origen rural como es el caso de la harina, aceites y bio combustible, sectores muy concentrados en pocas empresas que a su vez se ponen de acuerdo entre sí y que tienen un nivel tecnológico elevado, tecnología que se desarrollan en los países centrales y que debemos importar y pagar la patente correspondiente.
Por eso es que Martín Hopenhayn, estudioso del tema con una amplia obra al respecto, plantea el tipo de sociedad o sociedades que se configuran en nuestros países latinoamericanos, las formas de cohesión social que surgen, la brecha de expectativas entre los jóvenes, la realidad comunicacional de la subregión, y la relación entre poder mediático y ciudadanía. Plantea la paradoja que surge entre la creciente integración simbólica y la desintegración material. Mientras la exclusión social se muestra con una insistencia inaceptable, simultáneamente se expande el acceso a bienes simbólicos como la educación formal, la televisión, la información y crece el número de personas que acceden a Internet. De esa manera, la ciudadanía queda condicionada por la posibilidad de participar con mayor igualdad en el intercambio comunicativo, en el consumo cultural y en el manejo de la información.
Martín Hopenhayn se pregunta en “Inclusión y exclusión social en la juventud latinoamericana”: “…la población juvenil ostenta mayores logros educacionales que la población adulta, y estos logros se van expandiendo en el tiempo. Por otra parte, las destrezas juveniles para el consumo simbólico son evidentes en la mayor ductilidad y plasticidad para ver y leer los medios de comunicación y las redes a distancia. Vale decir, tienen la capacidad para absorber mayores unidades informativas en menor tiempo que los adultos. El indicador más elocuente es la mayor tasa de conectividad juvenil en comparación con la conectividad a internet de los adultos”. Sin embargo, “... hacia 2005 la población joven entre quince y veinticuatro años en América Latina (promedio simple, dieciocho países) alcanzaba un índice de pobreza del 38,9% y de indigencia del 13,5%, siguiendo de cerca los promedios para el conjunto de la población de todas las edades. Esto implica un descenso relativo y un retorno a niveles similares a los de 1980, cuando el consumo.
de información y de imágenes era infinitamente menor”. Es claro y simple de observar que el medio principal de acceso al consumo material son los ingresos obtenidos en el empleo, hay también una desventaja relativa de los jóvenes en relación a los adultos (que mal o bien ya tienen trabajo, que cuenta con su medio de vida), en mayor nivel de desempleo como en ingresos laborales inferiores.
Martín Hopenhayn trata de terminar su artículo con una salida esperanzadora sosteniendo que la juventud tiende a niveles cada vez mayores de educación y, que tarde o temprano, con mayor educación terminan accediendo a mejores empleos, pero dado el marco económico expuesto de integración al mercado mundial de la región como mero proveedor de materiales y alimentos, ello genera proco trabajo y eso implica que son pocos los jóvenes que tendrán acceso pese a su mayor capacidad y nivel educativo a puestos de trabajo.
Incluso Martín Hopenhayn plantea que el Estado debería cumplir un rol de apoyar el “primer empleo” y que debe hacerlo en coincidencia con el conocimiento informático, pero el autor no puede desconocer que no alcanza para todos. Produciendo básicamente alimentos y materias primas es poco el trabajo manual y menos el trabajo informático que se desprende de ello, cuando toda la matriz y los modelos se pergeñan en el exterior en los países más desarrollados.
Es en base a lo planteado por el autor que en el trabajo presentado lo relacionamos con una subregión dentro de Latino América como es el Mercosur, que también fruto de la división internacional del trabajo atraviesa actualmente una crisis política en la que tres de sus miembros (Brasil, Uruguay y Paraguay) están articulando los mecanismos apropiados para comenzar a celebrar en breve Acuerdos de Libre Comercio con países y bloques comerciales de extrazona. China, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y Reino Unido, son solo algunos de los países con los que los miembros del bloque sudamericano ya están dialogando con propuestas en firme.
Las consecuencias para la Argentina van a ser gravosas ya que nuestras escasas y principales manufacturas deberán competir a la par de las importaciones que ingresen a la región con arancel cero. Productos químicos, maquinaria industrial y agrícola y automóviles, son solo algunos de los rubros industriales que deberán mejorar su competitividad exportadora para no ser desplazados del mercado regional.
Durante la última década las exportaciones mundiales se mantuvieron relativamente constantes. Mientras que en 2011 el valor total de las exportaciones mundiales de mercancías alcanzo los U$S 17,9 billones de dólares en 2011 alcanzaron los U$S 17,1 billones de dólares en 2020 lo que implica una reducción a lo largo del periodo del 2,50%.
Fuente: Elaboración propia en base a datos de COMTRADE (2021)
A pesar de este relativo estancamiento de las exportaciones mundiales, las exportaciones agregadas de los países del MERCOSUR han reducido drásticamente su valor durante la última década pasando desde los U$S 444.000 millones en 2011 a U$S 284.000 millones en 2020 lo que implica una caída del 35% del valor total exportado.
Fuente: Elaboración propia en base a datos de COMTRADE (2021)
El comercio intra bloque de los miembros del MERCOSUR se redujo desde los U$S 61.000 millones de dólares en 2010 hasta los casi U$S 28.000 millones en 2020 lo que implica una reducción del valor del 55% para el periodo bajo análisis.
Fuente: Elaboración propia en base a datos de COMTRADE (2021)
De todos los mercados en los que las exportaciones del MERCOSUR fueron desplazadas por otros países competidores quizás ninguno fue tan evidente como el de América Latina y el Caribe. Las exportaciones de los países del MERCOSUR a la región latinoamericana pasaron desde los U$S 127.000 millones en 2011 hasta los U$S 49.000 millones en 2020 lo que implica una reducción del valor exportado del 61% a lo largo de la última década.
Fuente: Elaboración propia en base a datos de COMTRADE (2021)
EN SINTESIS
La lectura que hacemos del trabajo “Inclusión y exclusión social en la juventud latinoamericana” de Martín Hopenhayn es que es premonitorio por el modelo económico y social implementado por la integración al mundo en base a nuestras riquezas naturales, que en economía se llaman ventajas comparativas estáticas, que son incapaces de generar trabajo y sobre todo trabajo de calidad y de alta complejidad técnica, dada además, la dependencia de ese conocimiento del exterior por incapacidad propia de desarrollarlo, más allá de algunos casos puntuales y por ende sin posibilidad de multiplicarse al resto de la economía nacional y regional.
La raíz del problema es el modelo económico imperante, extrativista, agropecuario exportador y con industrias integradas y subordinadas al gran capital internacional como lo refleja la propiedad de las mismas.
Esto genera una economía dual, una minoría (y en proporción cada vez menor) que se integra al mundo y el resto que no puede generar las condiciones mínimas para reproducir el proceso de acumulación, producción y distribución.
1 En la Argentina se determina por la Canasta Básica Total (alimentos y enseres personales) que determina el INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censo)


Última actualización en Martes, 14 de Diciembre de 2021 12:42
 
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