AGENCIA PACO URONDO dialogó con Cecilia Flachsland, directora del canal educativo y cultural, en el marco del 15 aniversario del espacio. Se refirió a la nueva programación que combina clásicos con la renovación de formatos y temáticas, además de propuestas audiovisuales pensadas exclusivamente para las escuelas, desde una perspectiva federal y diversa.- Por Josefina Figueroa
Tras cumplir 15 años de existencia, el canal educativo y cultural Encuentro presentó su nueva programación. Lanzada el 2 de mayo, combina programas clásicos del canal con la renovación de formatos y temáticas. Además suma propuestas audiovisuales pensadas exclusivamente para las escuelas, desde una perspectiva federal y diversa. En diálogo con AGENCIA PACO URONDO, la directora del canal, Cecilia Flachsland, hizo un recorrido por la historia de Encuentro y describió aspectos que caracterizan al medio en el presente. AGENCIA PACO URONDO: Canal Encuentro está cumpliendo su 15 aniversario y pasó por varias etapas según el contexto político. ¿Qué balance hace del presente de Encuentro teniendo en cuenta todos los años transcurridos? Cecilia Flachsland: Encuentro -igual que Pakapaka y DeporTV- nació en una época con una enorme imaginación política, un momento donde se volvió a creer que el Estado podía, además de generar trabajo y ser componedor de justicia e igualdad, producir sentido. Estos canales son educativos y nacieron a partir de un artículo de la ley de Educación Nacional (N 26206), una norma que entendió que la educación no sucedía solamente en las aulas, sino que también podía ocurrir en las pantallas. Durante esos años, el canal tuvo un desarrollo muy importante en todo sentido que incluyó, además de calidad y cantidad de programas, una forma de trabajo basada en la producción delegada. Un modelo, articulado por el Estado, coordinado por el canal, que permite que diferentes pymes audiovisuales y universidades de todo el país puedan producir contenidos para los canales públicos. El gran quiebre de este proyecto ocurrió durante el macrismo que, desde una perspectiva mercantilista de la producción de sentido, vació de valor y dimensión pública a canal Encuentro. Por un lado, el canal perdió su lugar en la grilla de los cable operadores. Hoy lo encontrás en diferentes lugares según el servicio, en Cablevisión, por ejemplo, La Nación + está en el lugar que le correspondería a Encuentro que aparece recién en el canal 64. Por otro lado, se tomó la decisión de desvincular el canal del Ministerio de Educación -hoy dependemos de la Secretaría de Medios-, siendo que el objetivo de estos canales es brindar herramientas comunicacionales para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. A nivel laboral, se implementaron los retiros voluntarios ý los despidos. Además, durante cuatro años las y los trabajadores no cobraron su paritaria, derecho que la Gerenta General de Contenidos Públicos, Jésica Tritten, resolvió apenas asumió. Después hubo que poner en valor el edificio -que queda nada menos que en la Ex Esma- y empezar de nuevo a reactivar la realización de contenidos con intensidad. Todo eso tuvimos que recuperar y pudimos hacerlo. Por eso, en esta primera parte del año celebramos los 15 años del canal e hicimos el lanzamiento de una programación importante, hay programas con temáticas y abordajes novedosos y también nuevas temporadas de “los clásicos de Encuentro”. Apuntamos a construir memoria audiovisual sobre temas y figuras que no se abordan en otros canales. APU: ¿Qué significó la pandemia en este proceso? C.F: Al mismo tiempo que fue un desconcierto enorme, que nos puso en un lugar de gran fragilidad como sociedad, para los canales fue la oportunidad de subrayar que son necesarios para la vida pública. Con el desarrollo de “Seguimos Educando”, la revinculación con el sistema educativo fue muy importante. Pusimos toda la memoria audiovisual del canal al servicio de pensar producciones que puedan acompañar a esa escolaridad que ocurría en las casas. Y creemos que lo hicimos de una manera eficaz -casi de un día para el otro tuvimos que salir con varias 6 horas de programación diaria- y exitosa. APU: ¿Cómo es la vinculación entre el sistema educativo y los canales? C.F.: Cada producción que hacemos, para nosotros está antecedida de preguntas que son pedagógicas y políticas: qué queremos enseñar a través del canal, qué queremos narrar y a quiénes les estamos hablando. Si bien producimos para un público más general, las producciones van precedidas de esas preguntas pensando en el impacto de las imágenes en las aulas. Después, en algunos casos, tomamos directamente los contenidos obligatorios del Sistema Educativo que se llaman NAP (Núcleos de Aprendizaje Prioritarios) para desarrollar los programas. También estamos muy atentas a temas de enseñanza que son relativamente novedosos en las currículas, como la ESI y los temas ambientales. Producimos herramientas audiovisuales que puedan contribuir a la enseñanza de esos temas que tienen ciertas complejidades. Todo el tiempo estamos pensando en la escuela, es lo que organiza el sentido de las pantallas. APU: ¿Cómo llega el contenido a las aulas? C.F.: Puede llegar de diferentes formas: a través de las mediaciones del sistema educativo -por ejemplo, Educar o la formación docente-, de forma directa mediante el envío de algún material y por medio de las redes. Este año vamos a enviar a las escuelas de la provincia de Buenos Aires unos pendrives con material que seleccionamos a partir de ejes que nos dio la provincia con una guía de actividades para usar los programas en el aula. Por otro lado, proponemos contenidos al Instituto de Formación Docente para los cursos de capacitación que brinda a los y las trabajadoras de la educación. Además, ahora yendo a algunas escuelas para hacer talleres. Por ejemplo, van compañeras guionistas, muestran un material, cuentan cómo se hizo el guión y proponen alguna actividad al respecto. En ese sentid, Tritten siempre dice que “si los canales no desaparecieron fue porque lo cuidaron dos instituciones modernas: los sindicatos y las escuelas”. Durante el macrismo, las docentes siguieron usando los contenidos del Canal, para las clases, para las efemérides. Por eso, sin aulas no hay Encuentro posible. APU: Del 2015 al 2020 en la sociedad surgieron nuevos debates y sentidos. ¿Tuvieron que incorporar nuevas perspectivas a los contenidos del canal? C.F.: La más importante fue la mirada de género, atenta al lugar de las mujeres y las disidencias. Hoy están muy presentes, tanto en programas específicos como de forma transversal (buscando fuentes que contemplen esta dimensión, debatiendo sobre el uso del lenguaje inclusivo o no sexista), cuestiones políticas de la agenda de género que tenemos que resolver todos los días. Cuando miramos las producciones viejas se nota mucho que esta perspectiva, al igual que en la sociedad, era limitada. Sin embargo, Encuentro fue el primer canal en entrevistar a Diana Sacayán o a Lohana Berkins. Y esto es significativo porque muestra que siempre fue un canal atento a los cambios del mundo social. Sobre todo en programas como Historias debidas, conducido por Ana Cacopardo, que siempre se enfoca en pensar por dónde pasan las luchas sociales del presente. Las efemérides, por ejemplo, buscamos abordarlas desde una mirada de género, lo que implica volver a la historia con otras preguntas. Es un aporte para las escuelas y también para la pantalla. En la actualidad, además, estamos tratando de pensar algo que me parece que no está resuelto en el presente y es lo siguiente: Encuentro siempre se propuso representar a los sectores populares, pero ¿qué significa eso hoy? ¿quiénes tienen que estar en la pantalla y haciendo qué? APU: ¿Podemos encontrar respuestas a esa pregunta en la nueva programación? C.F.: Hay dos programas que creemos que acercan una respuesta posible. Uno es Marrón, antiracismo en tiempo presente, una producción que se hizo con el colectivo Identidad Marrón, la hizo la productora Un Puma. Son cuatro capítulos donde se desarma la idea de que Argentina no es un país racista. Y que el tipo de racismo que se ejerce acá no es sólo contra los afrodescendientes sino que el principal racismo es contra lo que en Argentina se supo llamar “cabecitas negras” y que este colectivo hoy llama “marrón”. El primer capítulo es en el Museo de Bellas Artes y es una interrogación crítica sobre el cuadro “La vuelta del Malón”. ¿Cómo aparecieron los/las marrones representados/as en el arte argentino? Es un programa con momentos performáticos, con un estilo disruptivo y provocador para lo que es nuestra pantalla. Otro programa que me parece avanza en este sentido es Retumbando la palabra, sobre la historia y el presente del free style muy centrado en los jóvenes de conurbanos diversos. Un programa que analiza por qué esa música fue ninguneada en otro tiempo y qué pasó para que hoy sea un canal de expresión fundamental para las juventudes. También se analiza si este género musical se puede enseñar o es sólo espontaneidad y vemos a un profesor brindando herramientas, entrenando. Los otros dos son historias de vida imperdibles en las que estas formas de expresión son claves. Así como nos hacemos preguntas constantes sobre la igualdad de género, también abordamos el desafío de encontrar las formas de representar el mundo popular haciéndole justicia y sabiendo que en la representación se dan muchas de las luchas políticas necesarias para modificar las injusticias. Creo que ambos programas están en esa búsqueda. APU: Los 15 años se festejan con programas sobre Educación Sexual Integral. ¿En qué consisten? C.F.: Hay algunas producciones puntuales centradas en la ESI pero son muchos los programas que se pueden usar con ese fin. Entre los estrenos hay, por ejemplo, diez micros que abordan algunos de los contenidos que la ESI definió como prioritarios, desde lo más básico que es explicar qué es la ESI para desarmar mitos hasta brindar información sobre las enfermedades de transmisión sexual o hablar sobre los afectos. Después hay un programa de ficción protagonizado por la actriz Maite Lanata que se llama Ser/Estar y son historias que van tomando diferentes temáticas como la identidad autopercibida, cómo cuidarse durante las relaciones sexuales, el acoso, entre otras. En ambos casos contamos con los aportes y las sugerencias del Programa de Educación Sexual Integral del Ministerio de Educación nacional. APU: Así como los debates sociales no son los mismos, en estos años se transformaron las formas de consumo de medios al calor de las redes sociales. ¿Cómo abordan este fenómeno desde el canal? C.F.: Por un lado, ampliamos la política de comunicación en las redes sociales. Pensamos que las redes no son meramente un complemento, donde replicar lo que antes hicimos en la pantalla, sino que tratamos de crear un lenguaje específico para ese territorio. A las casas productoras que producen contenidos se les piden cosas específicas para las redes sociales. Desde el lanzamiento de la nueva programación, estamos viendo un crecimiento muy importante del canal en las redes, en cuanto a seguidores, a interacciones, a presencia. Lo que me parece más problemático en este terreno para un medio público es la violencia en los comentarios, que aparece, por ejemplo, cuando subimos contenido vinculados a géneros y disidencias. Ahí tenemos un desafío: porque sobre un contenido que busca ser esclarecedor de ciertas problemáticas y que representa a sectores vulnerables se ejerce violencia. APU: ¿Cómo se mide la repercusión de la programación teniendo en cuenta que hoy las redes te permiten ver el contenido en diferido? C.F.: Cuando evaluamos la llegada de la programación tenemos en cuenta tres cosas. Primero, la medición de IBOPE porque Encuentro forma parte de los canales de cable de todo el país. Después, las reproducciones de YouTube y en otras redes sociales. Y tercero, la llegada a las escuelas, porque estos canales existen para brindar herramientas al sistema educativo. Acá hay que considerar que las producciones del canal deben servir a largo plazo, no pueden ser sólo para un momento breve, hay programas que tienen más de diez años y siguen vigentes. Canales como Encuentro no pueden vivir del rating cotidiano porque son parte de un proyecto educativo y el trabajo educativo estatal debe considerarse a mediano y largo plazo. APU: ¿Por qué es importante tener un canal como Encuentro hoy? C.F.: Creo que la importancia de Encuentro como medio público educativo, en principio, pasa por su capacidad de llevar a la pantalla algunas temáticas que otros canales o plataformas no van a contar. El canal debe buscar historias, temas y abordajes que sean propios, nacionales, latinoamericanos, populares, federales, y diferentes a las que se hacen para las plataformas con una lógica globalizada que, si bien puede tener algunas ventajas, también pierde historicidad y matices en función de cierta homogeneización. En ese sentido, estamos atentos a temas que quizá no son de urgencia, pero que están en construcción y son importantes tanto para la historia como para la cultura de nuestro país y nuestro continente. De hecho, formamos parte de la Red TAL, conformada por las televisoras públicas latinoamericanas. En este esquema en conjunto hicimos una serie llamada Cartografías feministas en la que los diferentes países -con sus televisoras o con universidades- elegía referentes de los feminismos para construir un glosario colectivo con las palabras que sostienen las políticas feministas. Con un formato común y gracias a ese trabajo coordinado y colectivo, hoy tenemos más de 30 piezas audiovisuales de toda América Latina, algo imposible de producir para nosotros si lo hacemos solos.
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